SALUD Y ENFERMEDAD, por Daisaku Ikeda

Frases de Daisaku Ikeda, publicadas en
http://www.ikedaquotes.org/health-illness

A pesar de que es absurdo rechazar la ciencia médica, el principal factor en la superación de la enfermedad es el paciente y su "fuerza de vida". En términos médicos, es nuestra capacidad de sanarnos a nosotros mismos. La fuerza de vida es un fenómeno místico que trasciende la comprensión humana.

Es precisamente porque luchamos contra la enfermedad que somos capaces de experimentar de primera mano lo mejor y lo peor de la vida, haciendo posible que forjemos dentro de nosotros mismos una fuerza que nunca sucumbirá. Que el tiempo de lucha nos permita sentir empatía por el sufrimiento de los enfermos.

No hay que confundir la buena salud con no estar enfermo. Una vida verdaderamente saludable es aquella dedicada a la creación de valor frente a los desafíos que atravesamos durante nuestra vida, intentando lograr algo digno y significativo, en constante expansión de las fronteras de nuestras vidas.

La clave para luchar contra la enfermedad se encuentra en invocar una vigorosa fuerza de vida y un espíritu de lucha positivo. Esto pone de manifiesto la plena eficacia de un tratamiento curativo.

¿Es la salud un estado donde el cuerpo simplemente está libre de enfermedades? La buena salud implica a una actitud robusta para combatir agresivamente las amenazas a nuestro bienestar. Es en esta inquebrantable voluntad de combatir, cuestionar, crear y avanzar sin cesar que nos encontramos con la base de la verdadera salud humana.

La enfermedad y la muerte son inevitables en la vida. Experimentar la enfermedad no es en sí mismo una desgracia, pero ser derrotado por la enfermedad si lo es.

Una enfermedad grave le da a uno la oportunidad de pensar en la propia muerte y reflexionar sobre la propia vida. Uno puede utilizar el sufrimiento de la enfermedad para enfrentar las más profundas cuestiones de la vida y la muerte.

La enfermedad es parte de la vida. Desde la perspectiva del budismo, lo importante es reunir el valor para luchar contra ella con la determinación de superarla. La verdadera salud se encuentra en una actitud positiva y constructiva.

Uno debe aprovechar el poder de la ciencia médica para recuperar la propia salud. Pero es el poder inherente de la vida en nuestro interior lo que, en última instancia, poner de manifiesto el beneficio del tratamiento médico.

El sufrimiento es el combustible de la sabiduría, y abre el camino a la felicidad. La enfermedad, por ejemplo, nos puede ayudar a entender mejor el significado de la vida, desarrollar una apreciación más profunda del valor y la dignidad de la vida y, en definitiva, disfrutar de una existencia más plena.

La vida humana es, en efecto, maravillosa. Puedes estar físicamente enfermo, pero mientras tu espíritu esté fuerte, sin duda ejercerá una influencia positiva sobre tu cuerpo. No puede haber mejor remedio que la esperanza.

La salud no es simplemente la ausencia de enfermedad. La buena salud es la voluntad para superar todas las formas de la adversidad, e incluso utilizar la peor de las circunstancias como un trampolín para un nuevo crecimiento y desarrollo. En pocas palabras, la esencia de la salud es la constante renovación y rejuvenecimiento de la vida.

Enfrentar la enfermedad puede ser una oportunidad para despertar a la profundidad de la vida. Una persona que se ha enfrentado a una enfermedad grave sabe saborear profundamente la vida.

La enfermedad no es algo de lo que avergonzarse. No es un signo de desgracia o derrota. El sufrimiento es el combustible de la sabiduría, y abre el camino a la felicidad. A través de la enfermedad, los seres humanos pueden entender mejor el significado de la vida, desarrollar una apreciación más profunda del valor y la dignidad de la vida y, en definitiva, disfrutar de una existencia más plena.

La vida es tenaz, está dotada con el impulso de sobrevivir y el poder de curar. En última instancia, somos nosotros los que curamos nuestras enfermedades, y la decisión de emprender esta batalla surge desde el interior.