NamMiohoRengueKio

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Este blog tiene como único fin presentar artículos traducidos al español públicados por la Soka Gakkai Internacional y/o Daisaku Ikeda, Presidente de dicha organización. Este espacio no publica ni produce contenidos propios, solo es un intento de hacer llegar a hispanoparlantes los contenidos publicados por dicha organización originalmente en inglés. En cada artículo traducido, se incluirá la referencia al artículo original para que pueda constatarse el origen de dicha información.

martes, 26 de agosto de 2014

John Kenneth Galbraith: Economía, un arma para la felicidad de las personas, por Daisaku Ikeda

Artículo publicado en: http://www.sgiquarterly.org/global2009Apr-1.html

Era agosto de 1945, en el Hotel Imperial de Tokyo, justo después del final de la Segunda Guerra Mundial.

Alguien estaba llamando a la puerta. Una figura alta de un hombre que mide más de dos metros se levantó de la cama. El Dr. J.K. Galbraith, de 36 años, había venido a Japón para investigar las condiciones tras el bombardeo aéreo de las fuerzas estadounidenses. Después de trabajar en las ruinas incendiadas de Tokio hasta que estuvo totalmente exhausto, había conseguido, por fin, meterse en la cama.

Abrió la puerta para encontrarse a un japonés que llevaba una cesta grande, con botellas de whisky perfectamente embaladas. "¡Hola, estimado caballero! ¿Qué tal una botella?". La etiqueta de la botella estaba impresa en inglés: "Especialmente embotella para las fuerzas de ocupación que visitan Japón". El hombre estaba tratando de vender whisky a un estadounidense - alguien que había sido su enemigo tan sólo unos días antes.

Una sonrisa cruzó el rostro de Galbraith. "¡Qué increíble instinto comercial!" pensó. "Esta tierra arrasada de Tokio no muestra más que cicatrices, y sin embargo, la sabiduría y el espíritu de la gente se han negado a sucumbir". Estaba convencido de que la reconstrucción económica de Japón no estaba muy lejos.

Menos de dos meses antes, el 3 de julio de 1945, mi mentor Josei Toda fue liberado de la prisión de Toyotama, después de triunfar finalmente sobre la opresión de las autoridades militares. Durante los últimos días de la guerra, nunca se sabía cuándo los B29s iban a soltar sus bombas.

Al salir de la cárcel, Toda abordó un tren en la estación de Nakano. En el interior del vagón, escuchó una conversación entre extraños que hablaban de las bombas incendiarias.

"Me pregunto cómo se llama, ese acero Yanqui. ¡Maldita buena calidad! ¡Hice una pala con eso, y es una absoluta maravilla!"

"¡Bueno, yo lo usé para hacer cuchillos de cocina, y son muy buenos también! ¡Podría hacer 10 cuchillos con una sola carcasa!"

Verdaderamente tenaz, Toda reflexionó: Japón no estaba en tan mal estado, después de todo!

De esta forma, más o menos a la misma hora y en la misma ciudad, el Dr. Galbraith y Josei Toda eran testigos de la fuerza y la resistente tenacidad de la gente común. Tal vez no era más que una botella de dudoso licor o una bomba usada, pero finalmente la sabiduría humana los había transformado en un medio de vida.

Hablar de "economía" evoca imágenes de matemáticas y estadísticas, pero también hay otro elemento que no se puede cuantificar y medir, el impulso que nos lleva a declarar: "¡Pase lo que pase, voy a superar esto!" o "¡Sin lugar a dudas, que voy a tener éxito!". Cuando pensamos de esta manera, ya hemos ganado, pero sin una determinación tan firme como esta, nunca progresaremos.

El Dr. Galbraith ha dicho que el motor de la economía es el hombre. Si la humanidad se pone de pie, se generará sin falta la fuerza motriz para la transformación, la reactivación y el desarrollo inusitado - una fuerza que puede guiar a la sociedad hacia la prosperidad. Es sólo cuando hay un "poderoso océano" de gente común que el "navío" llamado economía puede navegar hacia delante.

A partir de 1950, cuando su negocio estaba en su situación más terrible predicamento, Josei Toda me instruyó personalmente en todas las ramas del saber. Él me enseñó la esencia de cada tema y fenómeno, y la economía fue el primer tema en el programa de estudios de la "Universidad Toda".

Al mismo tiempo, Toda soportaba una severa deuda. Había gente que hablaba mal de él y se alejó de él, a pesar de que los había tratado con inquebrantable amabilidad y consideración. Mi mentor fue un hombre de negocios de principio a fin, pero se enfrentaba a la ruina. Él nunca me dijo, "¡Daisaku, estoy mortificado!" pero podía comprender plenamente la angustiosa agitación en su corazón.


Afilando la Espada

Toda solía decirme: "Si no entiendes la economía, no puedes emprender la tarea de tu vida, ni puedes convertirte en un líder de primera clase". Sostenía que el poder económico es el equivalente moderno de una espada. Para ser un ser humano de primer nivel, tienes que pulir la espada del poder económico antes de poder realizar cualquier tarea significativa.

Siempre había sido Toda quien soportara la base financiera de la Soka Gakkai, desde antes de la guerra. Es por eso que él me enseñó la esencia de la economía a mí, su sucesor. El fue realmente un mentor que inspiraba infinita gratitud. Incluso cuando las cosas iban mal, Toda hizo todo lo posible para brindarles beneficios a sus socios de negocios. Ese mismo espíritu permanece profundamente arraigado en mí hasta hoy.

He devuelto todas las deudas de mi mentor, y reconstruí las empresas que habían quebrado. Pagué todos los pasivos que mantenía la Soka Gakkai después de su muerte. Desde entonces, he establecido la Asociación de Conciertos Min-On, el Museo de Bellas Artes Fuji de Tokio, la Universidad Soka y el sistema escolar Soka, uno tras otro. Una de mis prioridades siempre ha sido asegurar las finanzas de todas estas instituciones. El legado que recibí de mi mentor sigue vivo en todo eso.

Cuando conocía a alguien en apuros financieros, Toda siempre solía decir, "¡Gane mucho dinero! Pero no es para usted. ¡Es para el mundo, para la gente!". A lo largo de su vida, Toda siempre estuvo junto a los necesitados, y explicó una teoría Budista de la economía de una manera que era fácil de entender. No necesitamos grandes palabras. ¿Qué es la economía de todos modos? La pregunta es si la gente común - una madre y su hijo - pueden vivir felizmente o no. Eso es lo que importa.

El verdadero sentido de la economía es apoyar a la gente, a las personas de las que depende la sociedad. Si se olvida a  las personas, la economía deja de tener sentido.

Cuando conocí al Dr. Galbraith, me encontré profundamente de acuerdo con muchas de sus declaraciones. Él declaró: "La economía es una herramienta, un arma para materializar la felicidad de los seres humanos". Él no da mucha importancia a las previsiones y predicciones de las tendencias económicas, diciendo que incluso si un pronóstico resulta ser correcto, es básicamente ajeno a la felicidad o a la infelicidad del ser humano. Pienso lo mismo. La economía no debe ser utilizada para crear disparidades entre ricos y pobres. Y, por supuesto, no hace falta decir que la economía no debe ser un juego o una forma de apuesta.

Existe una "Economía Doméstica" para el ama de casa, y existe una "Dirección Gerencias Económica" por el gerente de un negocio. Ambos quieren enriquecer sus vidas tanto como les sea posible, y ambos hacen todo lo posible para prosperar. Sin embargo, eso en sí mismo no trae verdadera realización en la vida.

En mayor o menor grado, cada uno de nosotros comparte la responsabilidad por el destino de la sociedad en su conjunto, como actores económicos individuales. La sociedad se colapsaría si este punto se descuidara.

"Como economista me gustaría hacer alguna contribución, por pequeña que sea, a la felicidad de los seres humanos". El  Dr. Galbraith era incapaz de perdonar lo absurdo del mundo: la desigualdad, la discriminación, la brecha entre ricos y pobres y la arrogancia de aquellos que desprecian a los demás seres humanos. Incluso con casi 100 años de edad, continuó luchando contra la injusticia y lo absurdo en la sociedad, con la pasión de un hombre joven.

Josei Toda y el Dr. Galbraith defendieron que el propósito de la economía fuera hacer feliz a la gente. En el mundo actual, hay un abundante suministro de expertos y analistas en el juego del dinero, pero no ha habido muchos que realmente cuestionen cuál es el verdadero objetivo de la economía.

La Lucha Creativa, por Julie Burstein

Artículo publicado en http://www.sgiquarterly.org/feature2012Jan-2.html

El artista Chuck Close frente a su auto-retrato
Es duro ver a nuestros niños luchar, ya sea contra una enfermedad, con las tareas escolares o con las diferencias con sus amigos. En el trabajo y en nuestras comunidades, generalmente es aterrador reconocer el fracaso, descubrir que debemos desarrollar un nuevo enfoque para un problema que considerábamos resuelto. En nuestras relaciones con la familia y los amigos, talvez parezca más fácil y menos doloroso evitar la fricción de opiniones diferentes a las nuestras. Pero lo que los artistas nos muestran es que estos desafíos no sólo son inevitables: la lucha, el fracaso y la diferencia puede llegar a ser chispas para nuestra creatividad.


Comprometiéndose con la Adversidad

Esto es especialmente cierto para el pintor Chuck Close. Sabía desde que era un niño pequeño que iba a ser artista. Pero para Close, el arte no era sólo diversión, era su manera más poderosa de conectarse, porque tenía graves dificultades de aprendizaje. "En los años 40 o 50 nadie sabía de problemas de aprendizaje; yo era solo un tonto", cuenta Close. "Aprendí muy pronto que, ya que no era atlético, no podía correr o saltar o coger una pelota, tenía que hacer algo para mantener a la gente a mi alrededor. Comencé a darme cuenta de que una de las cosas que podría hacer y que mi amigos no podían era dibujar". 

Las inhabilidades de Close dieron forma a su tema y a su técnica. Pinta enormes retratos, sobre todo de sus amigos y miembros de su familia, aunque sufre de un trastorno llamado prosopagnosia, o ceguera para las caras; él no puede recordar rostros en tres dimensiones. Si lo conocieras hoy y luego se reencontraran mañana, no te reconocería. Pero una vez que pinta una cara, aplastándola en dos dimensiones, puede retenerla.

Close describe su enfoque artístico como "edificar" una pintura. "Parte de mi problema de aprendizaje era sentirme abrumado por el todo, y me resulto particularmente útil usar una cuadrícula para aislar una pequeña pieza en la que podía trabajar y olvidarme del resto de la imagen". Al principio, él borraba la cuadrícula a lápiz, pero en sus retratos más recientes el deja la grilla a la vista, lo que nos permite ver su proceso y su manera única de observar.

El novelista Richard Ford, que ganó un Premio Pulitzer por “Día de la Independencia”, describe un desafío similar en su infancia. Él relata que no leyó por placer hasta que tuvo casi 20 años, porque es gravemente disléxico. "Atravesé la escuela sin leer realmente más que lo mínimo, y aún hoy en día no puedo leer en silencio mucho más rápido de lo que leo en voz alta", cuenta Ford. "Pero había una gran cantidad de beneficios en ser disléxico para mí, porque cuando finalmente me reconcilié con lo lento que iba a leer, comencé a apreciar todas esas cualidades de la lengua y de las expresiones que no son sólo aspectos cognitivos. Las síncopas, los sonidos de las palabras, lo que las palabras parecen ser, donde rompen los párrafos, donde rompen las líneas, todos los aspectos poéticos del lenguaje. No era tan gravemente disléxico que no pudiera leer; solo tenía que hacerlo muy despacio. Y cuando así lo hice -demorándome en cada sentencia, ya que debía demorarme- heredé otras cualidades del lenguaje que creo que me han ayudado a escribir oraciones".


El Beneficio del Fracaso

El fracaso es a menudo un elemento esencial en la búsqueda del desarrollo de una perspectiva única. Como joven artista, Richard Serra se consideraba pintor, y vivió en Florencia, Italia, durante un año con una beca Fulbright. Mientras estuvo allí, viajó a Madrid, donde vio Las Meninas, obra maestra de Diego Velásquez de 1656. Es una enorme pintura de una joven princesa y sus siervos, y Velásquez se ha puesto a sí mismo en el cuadro, también. "Yo estaba allí de pie mirándolo", recuerda Serra, "y me di cuenta de que Velásquez estaba mirándome. En la mayoría de las pinturas, el objeto de la obra está representado en el cuadro, pero aquí había una reversión, en donde la perspectiva de la pintura estaba fuera de la pintura, como si una pared se hubiera caído y hubiese una caja transparente. Había una proyección hacia adelante, donde yo era parte de la pintura. Y pensé, 'yo soy el objeto del cuadro' ".

Caminando a través de una escultura de Richard Serra en el Museo de  Arte Moderno de Nueva York

"Yo no podía hacer eso pintando. Estaba en el punto en el que usaba un cronómetro y pintaba cuadros aleatoriamente, y no estaba llegando a ningún lado. Así que volví, arrojé todas mis pinturas al Arno y pensé, 'Ahora voy a empezar a jugar'". 

Enfocarse en el juego se convirtió en su serio propósito. Después de mudarse a Nueva York, Serra armó una lista de verbos - más de un centenar de ellos - que se lee como un poema de instrucciones de lo que puede hacer con varios materiales, comenzando por " rodar, curvar, plegar", y termina con "continuar". En la instrucción número cuatro, "levantar", Serra se dio cuenta de que había dado con algo importante. "Tomé un trozo de goma de unos 4 pies de ancho por 12 de largo, lo tome por su borde central, y lo levanté", cuenta Serra. "Yo pensé, 'Oh, cielos, esto es auto portante, es interesante, y tiene volumen como una escultura'. Haces estas cosas y piensas, 'Oh, déjalo como estaba y prueba otra cosa'. Y lo mantuve armado el tiempo suficiente para volver día tras día a pensar, 'Bueno, yo podría poner mi nombre en esto, ¿verdad?' "

Esta obra - To Lift - se encuentra ahora en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Esta exploración llevó a Serra a crear enormes curvas de acero que nos invitan a caminar a través y alrededor. Debido a que sus enormes esculturas requieren tiempo y movimiento para experimentarlas plenamente, Serra tuvo éxito en aquello que no pudo lograr a través de sus pinturas - nos convierte en el sujeto de su escultura -.


Colaborando con la Diferencia

Muchos artistas que trabajan colaborativamente hablan de permitir que la tensión entre dos puntos de vista divergentes haga avanzar su trabajo. El poder de esa tensión está bellamente descrita por los arquitectos Robert Venturi y Denise Scott Brown. Ellos han sido compañeros profesionales y personales desde la década de 1960 (se casaron en 1967), y describen cómo la diferencia es un componente crucial de sus vidas creativas.

Venturi comenta que a menudo piensa en algo que señaló el poeta T.S. Eliot: que el proceso creativo depende enormemente de la crítica. "No inventas todo el tiempo. Cuando tienes una idea, la pruebas, y luego la criticas. Trabajas la mayor parte del tiempo como crítico de tus propias ideas. Creo que Denise y yo somos muy críticos de nuestras propias ideas y las del otro".

Scott Brown responde: "Nosotros ponemos en marcha el proceso de diseño rebatiendo las ideas que están dando vueltas entre nosotros. Nuestras ideas rebotan. Cubrimos la idea del otro. A veces argumentamos. Yo digo, 'No creo que funcione de esta manera'. Él responde: 'Por supuesto que funciona'. Pero yo respondo: '¿No podrías considerar esto y aquello, hacerlo de esta manera?'. Y él, 'No, no, no puedes hacer eso'. Entonces, un día o dos más tarde él dirá, '¿Recuerdas lo que dijiste? Bueno, mira lo que hice'". 

Las historias de estos artistas ofrecen inspiración. Es difícil crear cualquier cosa, y el proceso está a menudo lleno de obstáculos, fracasos y resistencia al cambio. Pero en el arte, como en la vida, estos desafíos pueden también revelar el borde por el cual brotarán nuevas ideas.


Julie Burstein es creadora y productora ejecutiva del Studio 360, programa de la radio pública semanal ganador del premio Peabody, producido en Nueva York, que explora el proceso artístico y creativo. Ella es autora de Spark: How Creativity Works (Harper 2011).

viernes, 22 de agosto de 2014

Imaginando el Mundo, por Andrew Gebert

Artículo publicado en http://www.sgiquarterly.org/feature2014jly-9.html

Para Tsunesaburo Makiguchi, educador y presidente fundador de la Soka Gakkai, la imaginación era una poderosa herramienta que nos permite descubrir las profundas formas en que nuestras vidas se entrelazan con el mundo, tanto cercano como lejano.

El fundador de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi (1871-1944), fue un educador con un interés particular en la geografía. Su primer libro, Geografía de la Vida Humana (1903), fue una exploración sistemática de la relación entre las personas y la tierra. Para él, esta relación era compleja y cambiante. Permitir a los alumnos a comprender plenamente la naturaleza de esta relación era el objetivo de sus escritos sobre geografía. Esto implicó el desarrollo de un tipo particular de capacidad imaginativa - la que podría llamarse una imaginación ordenada.

El libro se inicia con un acto de imaginación cuando Makiguchi se describe a sí mismo en su estudio. A pesar de su pobreza, él es capaz de llevar ropa de lana sudamericana o australiana, tejida con labor Inglés utilizando acero y carbón de esa tierra. La lámpara en la sala quema aceite extraído de la región del Cáucaso de Rusia; las gafas que usa tienen lentes producidas con habilidad y precisión por artesanos alemanes. Makiguchi reflexiona sobre los procesos por los cuales estos productos fueron planteados, extraídos, reunidos, fabricados, transportados y vendidos antes de llegar a él.

"De esta manera, me doy cuenta de que nuestras vidas se extienden y son sustentadas por el mundo entero, el mundo es nuestro hogar, y todas las naciones son el campo de nuestra vida cotidiana".

Aquí, Makiguchi no sólo está expresando su conciencia de la interdependencia económica que se profundiza al inicio del siglo XX. También esboza uno de los aspectos claves de su acercamiento a la geografía - la importancia de observar cuidadosamente nuestro entorno inmediato.

"Aunque el entorno físico que pretendo discutir en este libro puede ser limitado, cuando observamos la comunidad local de una manera cuidadosa y ordenada, descubrimos que contiene un conjunto infinito de materiales de estudio y de aprendizaje. Las circunstancias de las vastas extensiones del cielo y la tierra se revelan en gran medida, incluso en la parcela de terreno más pequeña."

Luego, a partir de las teorías pedagógicas vanguardistas de su época, él ofrece el paradigma del "interés multifacético" como principio rector de la observación, para asegurarse de que procede de una "manera cuidadosa y ordenada".

La idea de interés multifacético implica que la forma en que observamos e interactuamos con el mundo está decisivamente formada por nuestros intereses y preocupaciones. Para un científico, por ejemplo, medir la altura precisa de una montaña puede ser el interés que guíe su conexión con esa parte del mundo natural. Un pastor puede estar más interesado en las oportunidades de pastoreo que ofrece en diferentes estaciones del año, mientras que otra persona podría derivar intensa inspiración estética o incluso religiosa de la misma entidad física.

Para Makiguchi, entender claramente la naturaleza subjetiva de la observación era clave para permitir a los estudiantes desarrollar precisos mapas imaginarios del mundo.

Hay otro vector de la imaginación en la pedagogía de Makiguchi: su estímulo a los profesores para imaginar el conocimiento y la comprensión que los niños ya poseen mucho antes de entrar al aula. Como escribió en su libro de 1912 sobre estudios de la comunidad: "Asumir que la mente de un niño no contiene conceptos fundamentales acerca de la comunidad local que puedan compartir con nosotros es una fuente básica de error. Es una despiadada ridiculización de los niños... ".

Para demostrar esto, aconseja al docente encontrar e interrogar a un niño con habilidad para atrapar libélulas. El conocimiento del niño, su capacidad para describir los diferentes tipos de libélulas y sus variaciones, con toda seguridad superarán con creces las del docente, "cuyo conocimiento deriva de los libros o de investigaciones realizadas en el transcurso de unos pocos años de vida académica...".


Un Viaje Intencional

De 1905 a 1908, Makiguchi estuvo involucrado en diversas actividades educativas para niñas y mujeres jóvenes, incluyendo un curso por correspondencia. Lecturas bimensuales sobre diferentes temas eran enviadas por correo a los suscriptores; compiladas y abrochadas, éstas servían como libro de texto en una época en que el acceso a materiales impresos era todavía limitada. Varias de las lecturas del curso de segundo año han sido recientemente descubiertas, y ofrecen una de las ventanas más directas al método de enseñanza de Makiguchi.

En un capítulo, invita a los estudiantes a imaginarse haciendo el viaje de Tokio a Londres a través de tres rutas diferentes: por vapor cruzando el Océano Índico, atravesando el Canal de Suez, pasando el estrecho de Gibraltar y al norte por el Canal de la Mancha; por barco a China o Rusia, y luego por el recientemente finalizado ferrocarril transiberiano para cruzar a lo ancho el continente eurasiático; finalmente, cruzando el Océano Pacífico en vapor, y luego en tren a través de América del Norte y en vapor de Nueva York a Southampton, completando el viaje a Londres en tren.

Makiguchi anima a sus estudiantes a aprender las distancias para cada tramo del viaje, pero señala que las aproximaciones redondeadas serán suficientes: lo importante es la comprensión general y relativa de las distancias, no la memorización de números precisos. Y subraya que estas lecciones se pueden aprender en los cortos tiempos disponibles entre los quehaceres y las tareas domésticas de estas jóvenes mujeres no privilegiadas.

Fundamentalmente, Makiguchi invita a sus jóvenes lectores a imaginar los paisajes y sonidos de la travesía, como el sonido al abrirse grietas en la tierra helada a -50 ° C de frío, o de las manadas de ciervos salvajes amontonándose juntos para compartir y conservar el calor. Probablemente no es una coincidencia que Makiguchi dirija su  imaginación - y la de sus lectores - más concretamente hacia Rusia, la nación que Japón acababa de derrotar en una guerra encarnizada (1904-1905).

En Geografía de la Vida Humana, Makiguchi afirmó que debemos pensar en nuestra vida con tres diferentes niveles de pertenencia; entender que somos al mismo tiempo ciudadanos de una comunidad local, de una sociedad nacional y del mundo.

La comunidad local es donde directamente observamos las realidades - natural, cultural, económica y política - que establecen el escenario para nuestras vidas. Al comprender esto, estamos equipados para imaginar una sociedad nacional integrada por personas, iguales a nosotros, viviendo sus vidas en comunidades formadas por intereses y preocupaciones muy similares a los nuestros. Y más allá de eso, podemos imaginar gente en tierras lejanas, cuyas vidas, familias y comunidades son tan valiosas para ellos como las nuestras lo son para nosotros.


Andrew Gebert es traductor e investigador en el Instituto de Filosofía Oriental en Tokio. También es coeditor, con Jason Goulah, de “Tsunesaburo Makiguchi: Educational Philosophy in Context”.

El Cambio que comienza desde adentro, por Pauline Mayers

Artículo publicado en http://www.sgiquarterly.org/people2014jly-2.html

Luego de una pelea particularmente difícil con mi madre, me fui de casa a la edad de 15 años. Con la resolución de hacer algo positivo con mi vida, decidí seguir mi corazón y entrenarme como bailarina. Superé muchos desafíos para asegurarme un puesto en una prestigiosa escuela de danza en Londres.

En los ocho años posteriores, me destaqué en mi carrera, bailando en varias compañías renombradas y participando en giras por todo el mundo. A pesar de los momentos de entusiasta alegría, me sentía fundamentalmente infeliz. Me esforzaba constantemente para complacer a los demás a toda costa, con la esperanza de que su aprobación de alguna manera me diera valía.

Llegué en Yorkshire en 1999 para unirme a una compañía de danza internacionalmente reconocida. Luego de dos años, la compañía se disolvió, y en 2005 me encontré sin trabajo, con baja autoestima y una lesión que amenazaba mi carrera. Fue en este momento que encontré el Budismo de Nichiren. Sentí el beneficio crecer en mi vida a través de la participación en diversas actividades de la SGI, y también me he recuperado de mi lesión.

A pesar de mi gran experiencia, no conseguía un empleo permanente que me permitiese utilizar mis talentos. Constantemente estaba luchando contra crisis financieras.

En el año 2011, desesperada y con el temor en mi corazón a perder todo, tomé el único trabajo que pude encontrar, trabajando en el complejo local de cines, limpiando y vendiendo entradas y comida. Despreciaba el empleo con todo mi ser. Sentía que mi vida había llegado a un punto muerto y caí en un estado de profunda depresión.

Por ese tiempo, un miembro de la SGI se ofreció a entonar conmigo. Empezamos a reunirnos semanalmente para entonar y estudiar el Budismo, y mi práctica Budista comenzó a fortalecerse.

Poco después, se me pidió que asumiera la responsabilidad de un evento de la SGI en mi localidad. Tomé la responsabilidad de mala gana, a causa de mi larga jornada laboral y una grave falta de fondos para viajar.

Al embarcarme en este desafío, me volví menos obsesiva con mis propios problemas. Pronto me encontré entonando por la felicidad de todos en el grupo. A medida que continuaba fortaleciendo mi práctica Budista, reflexioné profundamente sobre mi percepción de los desafíos que enfrentaba. Me di cuenta de que había asumido que, como yo entonaba, mágicamente conseguiría lo que creía necesitar para mi vida, sin hacer ningún esfuerzo real por entender la naturaleza de Buda existente en mi corazón. Me había acomodado a la creencia de que el sufrimiento y la negatividad que experimentaba eran causados externamente y, por lo tanto, estaban más allá de mi control.

Me armé de valor para desafiar mis propias tendencias negativas. Dejé de concentrarme en las cosas que no había logrado, y elegí reconocer y aceptar las cosas que había logrado, sin importar cuán pequeñas o insignificantes parecieran. Me di cuenta de que el mayor beneficio que tengo es mi vida y empecé a sentirme agradecida por todo lo que tengo y por todos y cada uno de los desafíos que he enfrentado.

Decidí que ya no llevaría mi vida de vuelta a través del miedo y la inseguridad. Después de esto, las cosas comenzaron a moverse muy rápidamente.

Una universidad me ofreció un puesto docente para dar conferencias a tiempo parcial en un nuevo curso de baile durante un año. Desde entonces, he creado tres piezas de baile, que han sido representadas en el norte de Inglaterra, y una cuarta coreografía para una compañía de teatro infantil que se encuentra actualmente en gira por el Reino Unido. Cada día se me presentan más oportunidades para desarrollar mis habilidades como coreógrafa, al tiempo que permite a la gente con la que trabajo desarrollar el gran potencial que tienen en sus vidas.

He recordado cómo sonreír, como reír y abrazar mi vida y las vidas de los demás, y al hacerlo, estoy alentando e inspirando a otros a hacer lo mismo.

El cambio que se inició en mi corazón continúa transformando el mundo a mi alrededor.

viernes, 13 de junio de 2014

Fe y Revolución, entrevista a Daisaku Ikeda

Entrevista a Daisaku Ikeda publicada en http://www.tricycle.com/interview/faith-revolution?page=0,0, por Clark Strand
DAISAKU IKEDA es presidente de la Soka Gakkai Internacional, el grupo Budista laico más grande del mundo y el más diverso de Estados Unidos. En una inusual entrevista, Ikeda habla  con el editor colaborador Clark Strand sobre la notable historia de su organización, su práctica a menudo mal entendida, y aquello por lo que sus miembros realmente invocan.

Desde celebridades de Hollywood hasta renombrados músicos de jazz, pasando por los practicantes cotidianos de todo el mundo, los Budistas de la Soka Gakkai son mejor conocidos por su familiar canto, Nam-myoho-renge-kyo. Lo que ellos están cantando es el título japonés del Sutra del Loto, que postula que todos nosotros (sin excepción) podemos alcanzar la iluminación a través de la fe en sus enseñanzas.

La Soka Gakkai (Sociedad de Creación de Valor) fue fundada en 1930 por Tsunesaburo Makiguchi [1871-1944], un educador japonés cuyas teorías fueron fuertemente influenciadas por las enseñanzas de Nichiren, un monje Budista del siglo XIII que intentó reformar la sociedad japonesa alineando su liderazgo con las enseñanzas del Sutra del Loto. Makiguchi fue detenido por el gobierno japonés en virtud de la Ley de Preservación de la Paz en 1943, por negarse a consolidarse con otras sectas Budistas bajo la bandera del Estado Shinto, desafiando efectivamente la autoridad del gobierno militar. Murió en prisión un año después. Después de la guerra su, su discípulo Josei Toda [1900-1958] convirtió a la Soka Gakkai en un fenómeno nacional, aumentando sus miembros de manera espectacular y estableciéndolo como un movimiento con base social que defendió la paz y los derechos de la gente común. A la muerte de Toda, en 1958, la tarea de difundir las enseñanzas del Budismo Nichiren de la Soka Gakkai hacia la comunidad internacional cayó sobre el discípulo de Toda, Daisaku Ikeda [b. 1928], fundador de la Soka Gakkai Internacional (SGI) en la isla de Guam en 1975.

Con 12 millones de miembros en 192 países, la SGI es el grupo budista laico más grande del mundo, y es la escuela Budista de mayor diversidad étnica en Estados Unidos, donde sus miembros se reúnen en 2.600 grupos de discusión y cerca de 100 centros comunitarios en todo el país.

Entre los converso Budistas occidentales, siempre ha habido una marcada división entre los miembros de la SGI y los estudiantes orientados a la meditación de tradiciones como el Zen, Vipassana, y Vajrayana. Los estudiantes enfocados en la meditación tienden a saber muy poco, o nada, de la SGI. Entonces, ¿cuál es la práctica de la SGI? ¿Cuáles son sus enseñanzas, y cómo explican su rápida propagación a tantas culturas diferentes de todo el mundo?

Esta entrevista con el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, la primera otorgada a una revista estadounidense, se llevó a cabo este verano por medio de correos electrónicos por el editor colaborador de Tricycle Clark Strand y traducida por Andrew Gebert. Es la culminación de una larga conversación de dos años con la cúpula de la SGI, sobre el futuro del Budismo y su relación con el diálogo interreligioso y temas de apremiante preocupación mundial.

La mayoría de los estadounidenses saben poco sobre el Budismo de Nichiren, excepto que sus seguidores entonan Nam-Myoho-Renge-Kyo, el título del Sutra del Loto. ¿Podría ayudar a nuestros lectores a comprender el papel de esta práctica fundamental en el Budismo de Nichiren? 
Nichiren utiliza la siguiente analogía para explicar el daimoku, o "Gran Título", y cómo funciona: "Cuando canta un pájaro enjaulado, las aves que están volando en el cielo son convocadas por ello y se reúnen alrededor, y cuando las aves vuelan en el cielo alrededor, el pájaro en la jaula se esfuerza por salir. Cuando con la boca entonamos la Ley Mística, nuestra naturaleza de Buda, habiendo sido convocada, invariablemente emerge".

Invocar Nam-myoho-renge-kyo es llamar al nombre de la naturaleza de Buda dentro de nosotros mismo y en todos los seres vivos. Es un acto de fe en esta naturaleza de Buda universal, un acto de romper la oscuridad fundamental de la vida, nuestra incapacidad de reconocer nuestra verdadera naturaleza iluminada. Es esta oscuridad fundamental, o ignorancia, la que nos lleva a experimentar los ciclos de nacimiento y muerte como sufrimiento. Cuando invocamos y nos basamos en la magnífica vida iluminada que existe dentro de cada uno de nosotros sin excepción, incluso los sufrimientos más fundamentales e ineludibles de la vida y la muerte no tienen necesariamente que ser experimentado con dolor. Más bien, pueden transformarse en una vida embebida en las virtudes de la eternidad, la alegría, el verdadero yo, y la pureza.

Superficialmente, esto parece similar a otras enseñanzas de práctica única que surgieron de Kamakura Japón- como la práctica de Dogen de sólo sentarse o la entonación del nembutsu de Honen.
Como usted señala, hay aparentes similitudes entre estas prácticas y la práctica de Nichiren de entonar el título del Sutra del Loto. Estas pueden ser atribuidas, creo yo, a una respuesta común, consciente o inconsciente, a las condiciones y retos particulares de la era Kamakura, una época conflictiva cuando Japón estuvo en transición hacia un sistema político centrado en los samurai.

La práctica Zen de sentarse es representativa de la clase de jiriki, o "auto-poder", práctica que no recurre a ningún tipo de verdad absoluta o ser más allá de uno mismo. Por otra parte, el canto de nembutsu, apoyándose y buscando la salvación en Amida Buda, es representativo del enfoque tariki, o "poder externo". Basándose en las enseñanzas del Sutra del Loto, Nichiren declaró que era más prudente evitar inclinarse demasiado en cualquiera de los dos enfoques, el “auto-poder” o el “poder externo”. La práctica de Nichiren de entonar Nam-Myoho-Renge-Kyo nos lleva a descubrir un poder y una sabiduría que existen dentro de nosotros y que al mismo tiempo nos trasciende. Abarca los aspectos de ambas prácticas.

En un sentido, entonces, usted parece sugerir que representa lo mejor de ambos mundos. 
Sí, y a causa de que el enfoque de Nichiren es a la vez tan accesible y tan práctico, es que permite a la gente común cultivar las vastas fuentes de energía y sabiduría que ya poseen en su interior. Esto nos da el poder para vivir de forma valiente y victoriosa en medio de las terribles realidades de esta época de conflictos y luchas. Estoy seguro de que puede desempeñar un papel vital en iluminar el camino a seguir por la humanidad.

Los Budistas Nichiren entonan el daimoku para conseguir lo que quieren -una carrera exitosa, una mejor salud, un buen matrimonio, incluso la paz mundial-. Sin embargo, desde un punto de vista puramente tradicional, parece una violación de la doctrina Budista básica entonar para la satisfacción de los deseos mundanos en lugar de esforzarse por superarlos. ¿No es esto una contradicción? 
Si usted piensa que el propósito de la religión es la felicidad, en realidad no hay contradicción. El ideal del Budismo Mahayana es la realización de la felicidad para uno mismo y para los demás. En ninguna parte esto está más completamente establecido que en el Sutra del Loto, que reconoce la naturaleza de Buda en todas las personas, hombres y mujeres, los que tienen educación formal y los que no. Declara que todas las personas, sin importar su clase, procedencia, antecedentes personales, culturales o sociales, pueden alcanzar la iluminación. Nuestra recitación del título del Sutra del Loto es una forma de renovar nuestra promesa de vivir de acuerdo con este ideal.

Aun así, la tradición Budista -incluso la tradición Mahayana- ha tendido a centrarse en un enfoque monástico de la iluminación. ¿Ve usted en el Sutra del Loto la sugerencia de algún tipo de reforma populista? 
El Sutra del Loto no niega la validez de la práctica monástica, de personas consagradas a su práctica en un entorno propicio para la superación de los impulsos ilusorios y la obtención un estado de paz mental. El problema surge cuando la práctica es considerada como un fin en sí mismo, en lugar de un medio para entrar en el camino de la sabiduría. Nichiren fue el primero lograr que la sabiduría a través la fe sea una posibilidad para todas las personas. Siguiendo sus enseñanzas, se hace posible utilizar todos los acontecimientos de la vida -placenteros o dolorosos- como una oportunidad para el futuro desarrollo de nuestra sabiduría innata. Cuando Nichiren declara que los deseos mundanos conducen a la iluminación, está describiendo un proceso por el cual incluso la gente común que vive en medio de los impulsos ilusorios y los deseos mundanos pueden manifestar su más alta sabiduría.

Sigo pensando que una gran cantidad de Budistas No-Nichiren tendrán dificultades para comprender cómo la invocación por los deseos mundanos lleva a la iluminación. 
Bueno, para empezar, creo que es importante que todos los Budistas -incluso los miembros de la SGI- entiendan que Nam-Myoho-Renge-Kyo no es una especie de fórmula mágica que se recita para cumplir deseos. Es una práctica que expresa nuestra fe en la verdad y lleva nuestras vidas al ritmo de esta verdad. Es un camino para superar el habitualmente llamado “yo inferior”, que está atado a los deseos y es atormentado por los impulsos ilusorios. Se trata de un proceso de entrenamiento y transformación de nuestras vidas para ser capaces de manifestar nuestro “yo superior”, para dar a luz a nuestra sabiduría de Buda y la capacidad compasiva para alcanzar nuestra felicidad y la de los demás.

En sus primeros días, la Soka Gakkai fue despreciado y burlada por la sociedad japonesa como una reunión de los enfermos y los pobres. Sin embargo Josei Toda, mi maestro de vida, tomó esto como un punto de orgullo, y declaró con confianza: "La verdadera misión de la religión es llevar alivio a los enfermos y a los pobres. Ese es el propósito del Budismo. La Soka Gakkai es aliada y amiga de la gente común, una amiga de los infelices. Por más que seamos mirados hacia abajo, vamos a seguir luchando por el bien de estas personas". Frente a la devastación del Japón de la posguerra, Toda estaba convencido de que, a los ojos de Buda, esta fue la acción más noble.

Por otra parte, el Sutra del Loto no niega el valor del beneficio mundano. Al permitir que la gente comience a practicar a la espera de dicho beneficio, las enseñanzas del Sutra del Loto establecen una forma de vida basada en la fe, y a través de esta fe -desarrollada paso a paso, a partir de donde sea que nos encontremos en la vida cuando llegamos al camino del Budismo, y con las naturales preocupaciones o inquietudes humanas que nos aquejen en ese momento- nos adentramos en el camino de la sabiduría. Al creer en este sutra que enseña la iluminación universal y mediante la purificación de nuestras mentes, entonces seremos capaces de llevar a cabo nuestras acciones cotidianas en armonía con el espíritu fundamental del Budismo. En el Sutra del Loto y en las enseñanzas de Nichiren, no hay dicotomía esencial entre la iluminación y la vida de los seres ordinarios.

Los eruditos occidentales han observado que Nichiren fue el primer líder budista en hablar con una voz verdaderamente profética, insistiendo en que los líderes japoneses adopten el dharma y lo conviertan en una realidad social. ¿Qué inspiró a Nichiren a dar un paso tan audaz, arriesgando su vida para afirmar una visión Budista de la sociedad en un país donde tradicionalmente se esperaba que la religión soportara la estructura de poder existente en lugar de exigirle rendición de cuentas? 
Tienes razón acerca de que en Japón tradicionalmente se ha esperado que la religión apoye la autoridad. La respuesta muy diferente de Nichiren al poder es una clave para comprender su carácter.

Nichiren sintió compasión por los sufrimientos de la gente común y un sentido de la responsabilidad de hacer algo al respecto. Y esta empatía y compromiso serio para la transformación social están en el centro mismo de todas las acciones de Nichiren.

El Japón de Kamakura del siglo XIII fue un tiempo terrible para vivir. La vida estaba constantemente amenazada por terremotos, sequías y otros desastres naturales, así como el hambre, la peste y los conflictos armados. Pero ni las autoridades políticas ni las religiosos de la época fueron capaces de ver más allá de su apego a su propio poder y posición para tomar medidas efectivas. El resultado fue una sensación generalizada de impotencia y desesperación entre la población. Nichiren era por naturaleza incapaz de hacer la vista gorda ante el dolor de otras personas. Así que él habló, lanzando una batalla de ideas que desafió el orden existente.



Eso suena muy arriesgado. 
Lo fue. Pero Nichiren comprendía los riesgos. En 1260, presentó su tratado Rissho Ankoku Ron (Sobre el Establecimiento de la Enseñanza Correcta para Asegurar la Paz en la Tierra), a la máxima autoridad de facto de Japón, el regente retirado Hojo Tokiyori. Lo hizo porque estaba convencido de que en una sociedad feudal, era esencial cambiar la conciencia de aquellos que estaban en la cima de la pirámide de poder. En los años siguientes, a pesar de la persecución y la constante amenaza de asesinato o ejecución, Nichiren mantuvo ferozmente su independencia, insistiendo en exigir que aquellos en el poder rindieran cuentas. Él ganó muchos seguidores entre la gente común en este momento, enseñándoles que la felicidad en este mundo era de hecho posible. Pero su influencia entre los sectores oprimidos de la sociedad se percibió naturalmente como una amenaza para quienes detentan el poder.

Claramente Nichiren había previsto todo esto, y sus escritos registran con gran franqueza las dudas y preguntas que le asaltaron al comienzo de su carrera mientras reflexionaba sobre si debía o no hablar. En un momento dado le confesó a un discípulo: "Yo, Nichiren, soy la única persona en todo Japón que entiende esto. Pero si pronuncio una palabra acerca de esto, entonces los padres, hermanos y maestros seguramente me censuren, y el soberano de la nación tomará medidas contra mí. Por otra parte, soy plenamente consciente de que si yo no hablo estaré fallando en mi compasión”. Después de un proceso de intenso cuestionamiento de sí mismo, Nichiren recordó las insistentes palabras del Sutra del Loto urgiendo a que esta enseñanza se extendiera después del fallecimiento del Buda, y él hizo un gran voto de transformar la sociedad y ayudar a todas las personas a vivir en la felicidad.

¿Cómo lleva adelante el legado de Nichiren la Soka Gakkai? 
Los primeros líderes de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda, fueron ambos educadores innovadores dedicados a la reforma de las prácticas educativas en Japón. El señor Makiguchi se convirtió al Budismo de Nichiren en 1928, dos años antes de fundar la Soka Gakkai, y el señor Josei Toda lo siguió abrazando la fe en el Budismo poco después. Al igual que Nichiren, se dedicaron a la felicidad de la gente común que lucha por vivir sus vidas.

Durante la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, se enfrentaron a persecuciones cuando se resistieron a las corrientes del fascismo militarista japonés y criticaron el uso estatal del Shinto para unir espiritualmente al pueblo japonés tras el esfuerzo de la guerra. Como resultado, fueron arrestados y encarcelados. En 1944, el señor Makiguchi murió en la prisión por desnutrición extrema. Tenía 73 años en el momento de su muerte. El señor Toda salió de la cárcel para reconstruir la organización en medio de la devastación de la derrota.

Pero no fue sólo el gobierno militar el que se opuso el mensaje de paz e inclusión radical de la Soka Gakkai, ¿correcto? 
Eso es correcto. Durante los casi siete siglos desde su muerte, el Budismo de Nichiren se había vuelto insensible a los intereses y preocupaciones de la gente común. A veces incluso se había interpretado como una enseñanza altamente nacionalista. El señor Makiguchi redescubrió el Budismo de Nichiren como una religión dedicada a la felicidad de la gente común. Intentó promover esa felicidad, a partir de las bases de la sociedad, mediante la reforma de las prácticas educativas en Japón. Con el tiempo, sus objetivos se ampliaron para incluir el compartir la práctica con la gente de todos los ámbitos de la vida como un medio para transformar las vidas de la gente común y por lo tanto la propia sociedad.

¿No se unió también el Budismo Nichiren detrás del esfuerzo de la guerra, como fue requerido por el gobierno, al igual que prácticamente todas las demás escuelas del Budismo japonés?
Durante los años de la locura militarista de Japón, el clero de la Nichiren Shoshu, con la que Makiguchi estaba asociado, cedió a la presión de las autoridades políticas. Por ejemplo, se acordó modificar o suprimir pasajes de los escritos de Nichiren que fueron considerados problemático por las autoridades. Por el contrario, el señor Makiguchi reivindicó la intención original del Budismo de Nichiren -una dedicación humanista a la felicidad de la gente común- y murió en prisión como resultado.



¿Diría usted que el humanismo modernista y de alcance global de la Soka Gakkai de la posguerra nació de la resistencia de Makiguchi a la guerra? 
Sí. Aunque "inspirado por" podría ser una mejor manera de decirlo, porque la lucha del Presidente Makiguchi por preservar los valores humanistas se erige como un ejemplo perdurable para nosotros. Fue su discípulo Josei Toda, después de haber sobrevivido a la experiencia en la cárcel, quien realmente define lo que puede ser reconocido como "Budismo moderno". En la cárcel, el señor Toda lee las palabras de difícil comprensión del Sutra del Loto con todo su ser, ganando la visión innovadora de que el Buda no es más que la vida misma. Personalmente, estoy convencido de que este es un concepto de profunda significación dentro de la gran historia del Budismo. A través de su despertar en la prisión, el señor Toda desarrolló un medio universal de expresar el mensaje central del Sutra del Loto de una manera que lo hizo accesible a la humanidad contemporánea, reviviéndolo como algo potencialmente significativo para la vida cotidiana en el mundo moderno, sin importar la raza, la religión, o la cultura.

Toda estaba convencido de que la Soka Gakkai había heredado la misión de propagar ampliamente el Budismo de Nichiren para la realización de una sociedad pacífica, y él hizo esta promesa fundamental para la identidad de la organización. Aunque él mismo nunca viajó fuera de Japón, estaba profundamente preocupado por la paz del mundo.

En septiembre de 1957, apenas seis meses antes de su muerte, él hizo un llamamiento histórico para la prohibición de las armas nucleares, que denunció como un mal absoluto que amenazaba el derecho de la humanidad a existir. De este modo trató de comunicar el compromiso del Sutra del Loto con la santidad de la vida y con la paz para el mundo entero. Estoy convencido de que los esfuerzos del señor Toda contribuyeron en gran medida a la labor de universalizar el Budismo de Nichiren.

Pero no fue Toda quien volvió global a la Soka Gakkai. Esa ha sido su misión en la fundación de la Soka Gakkai Internacional, ¿correcto? 
Como tercer presidente de la organización, he estado profundamente inspirado por mis predecesores. He sentido una poderosa responsabilidad de universalizar y garantizar el florecimiento a largo plazo de las enseñanzas. Apenas unas semanas antes de su muerte en abril de 1958, el señor Toda me llamó a su lado y me dijo que había soñado con ir a México, que había gente esperando por aprender sobre el Budismo. En cuanto a las enseñanzas, he tratado de separar los elementos en la interpretación tradicional del Budismo de Nichiren, que son más un reflejo de las contingencias históricas y culturales japonesas que un mensaje subyacente. Con ese fin, he continuado entablando diálogo con una amplia gama de personas en todo el mundo con el fin de mejorar y universalizar la expresión de mis ideas. Porque estoy convencido de que todas las culturas y religiones son expresiones de verdades humanas profundas, he referenciado regularmente tradiciones filosóficas distintas del Budismo, trayendo ideas y puntos de vista de la literatura, el arte, la ciencia y la medicina, y el intercambio de palabras e ideas inspiradoras con pensadores de una amplia gama de orígenes culturales y religiosos, y de la gente, incluidos los miembros de la Soka Gakkai.

Recuerdo que en su libro sobre la Soka Gakkai, el estudioso norteamericano Richard Seager observó con sorpresa que no había imágenes Budistas tradicionales o iconos visibles en los terrenos del campus japoneses o estadounidenses de la Universidad Soka, aunque si se encontró con estatuas de Victor Hugo y Walt Whitman. 
El filósofo británico Alfred North Whitehead (1861-1947) escribió acerca de la religión: "Sus principios pueden ser eternos, pero la expresión de estos principios requiere un desarrollo continuo". Para mí, esto es especialmente cierto para el Budismo, que es una filosofía de vida dinámica que responde al deseo inmutable de paz y felicidad de la gente a través de diferentes escenarios históricos y culturales. Es por esto que el diálogo entre las culturas es tan crucial para el desarrollo del Budismo en el próximo milenio. Si bien debe mantenerse fiel a su esencia, el Budismo tiene que encontrar, aprender y evolucionar. En este sentido, estoy convencido de que la labor de redescubrimiento, purificación, y universalización –llevado por la SGI como su misión central- es la esencia del Budismo.

Usted ha reformulado las enseñanzas del Sutra del Loto, en términos de un proceso que usted llama "revolución humana". La segunda parte de ese término es la expresión de su filosofía del humanismo Budista. Pero también está “revolución”. ¿Cuáles son algunos de los aspectos más revolucionarios del Budismo, tal como es enseñado por la SGI, y cómo el humanismo religioso despierta ese tipo de revolución? 
El Budismo es inherentemente revolucionario. No puedo pensar en nada más radical que la iluminación. Es a la vez una vuelta a nuestro estado más natural y un cambio dramático. Para citar a Nichiren, "Definitivamente hay algo extraordinario en el flujo y reflujo de la marea, la salida y puesta de la luna, y la forma en que el verano, el otoño, el invierno y la primavera dan paso uno al otro. Algo extraordinario también se produce cuando una persona común logra la Budeidad".

La expresión "revolución humana" fue hecha famosa por el presidente Toda. Es una forma de expresar la idea de la iluminación en un lenguaje contemporáneo. En el Budismo de Nichiren, la iluminación siempre impacta en la sociedad. Desde el interior, la transformación espiritual de los individuos puede despertar un sentido genuino de la santidad de la vida. Esto contradice el desprecio y la desconfianza por la vida que está en la raíz de lo que está mal en la sociedad contemporánea. Este cambio interior es, al mismo tiempo, la base para la realización de la felicidad individual y de una sociedad pacífica. Una vez más, en el Budismo Nichiren ambas no están nunca separadas.

En cuanto al individuo, el señor Toda lo explicó de esta manera: "La revolución humana no es algo especial o fuera de lo común. Podría ser tan simple como que una persona que era perezosa y desmotivada se vuelva entusiasta y comprometida. O que alguien a quien no le interesaba aprender se ponga a estudiar. O que una persona que ha luchado contra la pobreza tenga una vida cada vez más estable y confortable. La revolución humana es un cambio en la orientación básica en la vida de una persona. Y es la transformación de la conciencia provocada por la práctica Budista lo que lo hace posible".

Sí. Pero esa es una concepción muy diferente de la Budeidad de la que la mayoría de nosotros estamos acostumbrados. 
Usando la expresión "revolución humana", el señor Toda transformó la idea de Budeidad (que en Japón y en otras partes de Asia había llegado a entenderse como pertenecientes principalmente a la otra vida) en el objetivo claro y profundo de desarrollar y llevar a buen término nuestra propia capacidad y carácter únicos, mientras estamos vivos. Creo sinceramente que cuando las personas que están haciendo estos esfuerzos se unan y se den cuenta de la solidaridad básica a nivel mundial, veremos el camino abierto a la realización de una revolución mundial no violenta.

Al final del Sutra del Loto, el Buda Shakyamuni declara: "Si ves a una persona que acepta y defiende este Sutra, debes levantarte y saludarlo desde lejos, mostrándole el mismo respeto que le tendrías a un Buda". ¿Cómo interpreta usted las palabras de Shakyamuni?
Creo que estas palabras ofrecen una guía clara para los Budistas que viven en un mundo religiosamente plural.

Nichiren afirma que los ocho caracteres chinos que se traducen como "debes levantarte y saludarlo desde lejos, mostrándole el mismo respeto que le tendrías a un Buda" expresar su primera y más alta transmisión -las cualidades humanas que Shakyamuni más esperaba ver en los que practicaban el Sutra del Loto en el futuro después de su muerte. En otras palabras, lo más fundamental es nuestra acción y nuestro comportamiento como seres humanos, nuestra capacidad de cuidar y atesorar a cada individuo.

Hay un capítulo del Sutra del Loto dedicado al Bodhisattva Jamás Despreciar, quien saludaba reverentemente a cada persona que se encontraba con las palabras: "Tengo una profunda reverencia por ti, yo nunca me atrevería a tratarlo con menosprecio y la arrogancia. ¿Por qué? Debido a que todos ustedes están practicando el camino del bodhisattva y seguramente alcanzarán la Budeidad”. Esto nos proporciona un modelo concreto para nuestras interacciones con los demás como modernos Budistas que viven en la era de la interconexión internacional y los problemas y las preocupaciones globales.

De acuerdo con las enseñanzas del Budismo Mahayana, el período de tiempo en el que estamos viviendo se llama el Último Día de la Ley, una época de conflictos y luchas en que todas las cosas tienden hacia el conflicto. La única forma de resistir y luchar contra las mareas violentas de tal época es con una fuerte fe en la naturaleza de Buda de uno mismo y de los demás. Y la forma en que esto se pone en práctica es a través del respeto que podemos ofrecer a los demás.

No vemos mucho de eso hoy en día en las relaciones internacionales, aunque siempre hay esperanza para el futuro.
De hecho existe, y el Budismo puede ofrecer maneras de cultivar esa clase de esperanza. Creer tanto en uno mismo como en los demás, y tratar a los demás como uno haría con un Buda -esta es la práctica que despierta e invoca a la naturaleza de Buda que reside dentro de todos nosotros-. Es aquí que la práctica de la propagación directa defendida por Nichiren tiene su verdadero significado. Es precisamente porque somos capaces de convocar la fe en la naturaleza de Buda de la otra persona que podemos extraer la compasión de nosotros mismos y, deseando la felicidad para todos, continuar un proceso de diálogo serio y el lleno de respeto. Este es el verdadero espíritu de la propagación – la difusión del Budismo de una persona a otra. Implica, ante todo, construir confianza y amistad a través del diálogo respetuoso y permanente.

Todas las personas están igualmente dotadas de la capacidad inherente de respetar a los demás, y esta capacidad es una fuente inagotable de esperanza porque encarna una verdad universal que trasciende las particularidades de los credos religiosos. El respeto ofrecido por los Budistas hacia las otras personas se ofrece en virtud de su humanidad, sin importar su creencia religiosa o credo. Nichiren describió esto con una metáfora poética, diciendo que cuando nos inclinamos ante un espejo, la figura en el espejo se inclina reverencialmente hacia nosotros. Este es el verdadero espíritu del Budismo, y sí, es motivo de gran esperanza.

jueves, 12 de junio de 2014

El Concepto Budista del Ser Humano: Desde la Perspectiva de la Filosofía de la Soka Gakkai (Parte 2)

Artículo publicado en http://www.totetu.org/assets/media/paper/j015_050.pdf, por Mikio Matsuoka, del Instituto de Filosofía Oriental (Segunda Parte)





2. Una visión Budista de la humanidad

2.1 Subjetividad Cósmica – El fundamento de la dignidad humana

Ahora que algunas bases para la comprensión se han establecido, me gustaría comenzar la discusión sobre el tema principal de este trabajo, que es la visión Budista de la humanidad. En primer lugar, voy a explorar los fundamentos de la dignidad humana.

Cuando se habla de la visión Budista de la dignidad humana, a menudo es citado el concepto del Budismo Mahayana que establece que todos los seres vivos poseen por igual la naturaleza de Buda. Sin embargo, cuando la naturaleza de Buda es vista como algo sustantivo, todos los fenómenos son absolutamente afirmados como positivos, y la importancia de la Ley como un principio de negación se ve disminuida. Por lo tanto, algunos consideran que el concepto de la naturaleza de Buda es una enseñanza no budista. Sin embargo, si vamos más allá de la Ley como un principio de negación y reconocemos su aspecto como afirmación de la vida, podemos ver este mismo aspecto positivo como la fuente que da origen a toda la vida. Llevando la lógica un paso más allá, el comportamiento altruista de los seres humanos, así como la simbiosis en la naturaleza (como por ejemplo, la relación entre la tierra nutritiva y una planta) son expresiones de la Ley que afirman la vida, implicando que toda la vida posee la dignidad suprema.

Con esto establecido, la siguiente pregunta sería si los seres humanos poseen una especie de dignidad que los diferencie de los demás seres vivos. Aunque se mantiene una cuestión de grados, tanto los seres humanos como los otros seres vivos expresan la Ley que afirma la vida; en consecuencia, no existe ninguna diferencia esencial en su dignidad. Sin embargo, a diferencia de otros seres vivos, que sólo manifiestan la Ley instintivamente en la naturaleza, los seres humanos están dotados de la capacidad única de poder manifestar la Ley activamente a través de su propia subjetividad. Es esta capacidad única la que sirve de base para establecer la dignidad de los seres humanos. El Budismo define el cuerpo humano como un "recipiente de la Ley", una idea que sin duda reconoce la dignidad única de los seres humanos basada en su potencial para dar expresión activa a la ley.

Además, si  como en la filosofía Soka, la Ley que afirma la vida es considerada como la vida del cosmos en sí misma, entonces, por definición, la Ley también posee subjetividad. Utilizando este principio, la subjetividad de los seres humanos, que dan expresión a la Ley, se puede definir como una manifestación de la subjetividad más fundamental de la vida del cosmos. Toda la vida es una expresión de la vida cósmica, pero sólo los seres humanos tienen el potencial de convertirse en sus agentes subjetivos. Ikeda propone un ideal para el ser humano, en el que cada individuo manifiesta la subjetividad de la vida del cosmos en su propia vida, y cuida y protege a todas las otras formas de vida, estableciendo así la subjetividad de la vida cósmica. Él llama a esto el "ser humano cósmico", y el "yo superior". La verdadera dignidad del ser humano no deriva del hecho de que la vida de cada individuo es una expresión natural de la vida cósmica, sino del hecho de que la vida humana puede poseer subjetividad cósmica. Ikeda afirma: "la misión que el cosmos nos ha encomendado es la acción compasiva, nutriendo y liderando a todas las formas de vida hacia la felicidad y la evolución creativa. Tomando conciencia de esta misión y trabajando para cumplirla es que podemos disfrutar de la experiencia de significado genuino “<10>. De este modo, Ikeda explica la filosofía Soka en términos simples, indicando que el fundamento de la dignidad del ser humano radica en su práctica de la compasión como una expresión de la subjetividad cósmica. Basado en esta perspectiva de la dignidad humana, postula el concepto de "humanismo cósmico", la base filosófica de la doctrina Budista de ichinen sanzen (tres mil aspectos contenidos en cada instante de la vida) establecido por T'ien-t'ai.

Como es sabido, el humanismo occidental moderno considera la razón como la base de la dignidad humana. Por ejemplo, Kant distingue entre las personas y las cosas, esto último incluyendo las plantas y los animales. En el pensamiento Kantiano, una persona es un ser racional y tiene un valor absoluto como un fin en sí mismo. Una cosa, por otro lado, es un ser no racional, por lo que sólo tiene valor relativo como un medio para un fin. El humanismo Kantiano no reconoce los derechos y el valor intrínseco de las plantas y los animales, que hoy en día son temas centrales en el campo de la ética ambiental. Por el contrario, el Budismo Mahayana, que enseña que incluso las plantas y los animales poseen la naturaleza de Buda, considera que tanto los seres humanos y los seres no humanos tienen igual dignidad religiosa. Sin embargo, reconocer la igualdad absoluta de la dignidad de toda vida sobre la base del concepto de la igualdad de la naturaleza de Buda, posiblemente podría conducir a un rechazo de la ética antropocéntrica y al menoscabo de la dignidad humana. El biocentrismo encontrado en tales pensamientos ambientales modernos, tales como la ecología profunda, se enfrentan al mismo problema; se trata como una excepción a la realidad social de que los seres humanos tienen prioridad sobre otros seres vivos en términos del derecho a sobrevivir. Esta posición parece contener una antinomia insoluble. Otra corriente de pensamiento medioambiental conocida como la teología del proceso, por su parte, defiende la jerarquía de valor intrínseco de los seres humanos en la parte superior, e intenta desarrollar una teoría del antropocentrismo que respete la naturaleza. Sin embargo, la teología de proceso también es problemática, porque justifica que cosas de poco valor intrínseco sean sacrificadas para la supervivencia de aquellos que están más altos en la escala de valor intrínseco. Este enfoque frío y pragmático amenaza con socavar el espíritu de protección de la naturaleza.

El concepto de la igualdad de la naturaleza de Buda y el ámbito del pensamiento y la ética medioambiental modernos están plagados de contradicciones éticas, pero el humanismo cósmico de la filosofía Soka puede ofrecer una solución. De acuerdo con este concepto, toda la vida comparte una igualdad básica en términos de dignidad, pero a la luz de la capacidad única de la humanidad para manifestar la subjetividad cósmica, se debe dar prioridad a su derecho a existir. A cambio, los seres humanos tienen la obligación de demostrar la subjetividad cósmica, tener compasión por todos los seres vivos, y actuar como gestores creativos del ecosistema y constructores de simbiosis. Es decir, los seres humanos deben basarse en un espíritu de respeto por la vida derivado de la compasión activa. Por ejemplo, una expresión de esta forma de pensar puede ser que, como señala Ikeda en relación con la masacre de animales para alimentar el sustento de nuestras vidas: "Nosotros, los seres humanos, siempre debemos ser conscientes de la dignidad y el valor de la vida, y debemos estar profundamente agradecidos por la vida que tomamos en provecho de nuestro propio sustento"<11>. También añade que, dado que nuestras vidas están sostenidas por tal sacrificio, debemos esforzarnos para guiarlos por el camino más valioso. El Humanismo Cósmico no desacredita ciegamente las teorías de la civilización moderna, como el enfoque antropocéntrico; intenta infundir a esas teorías una característica de la benevolencia y respeto por todos los seres de este planeta.

En este contexto, el enfoque Budista original de buscar la Ley tiene mucho en común con la forma moderna del pensamiento racional. Las enseñanzas expuestas en el Budismo temprano contienen verdades que son clave para la salvación humana. Los intentos como los de Ikeda por incorporar activamente el racionalismo moderno en un marco espiritual de salvación humana están comprendidos dentro del mejor espíritu del Budismo. En La Sabiduría del Sutra del Loto, Ikeda comenta sobre la convergencia de puntos de vista del Budismo Mahayana y la visión global de la física moderna expuesta por la interrelación entre los diferentes tipos de materia, y hace hincapié en la necesidad de "dirigir esta tendencia hacia un reconocimiento del valor infinito y la nobleza del individuo"<12>.

En resumen, el tipo de Budismo que postula la subjetividad cósmica como el fundamento de la dignidad humana está buscando construir un humanismo occidental moderno con perspectiva Budista mediante la combinación de la razón moderna con compasión Budista.

2.2 La autodisciplina de la compasión y la moralidad activa: la ética del ser humano subjetivo

A continuación, me gustaría volver a la cuestión de si la naturaleza básica del ser humano es esencialmente buena o mala. Desde la posición de una creencia en la Ley afirmativa de la vida, la acción compasiva que nutre o favorece la vida es considerada naturalmente como buena, y la contraria como mala. Además, dado que todos los fenómenos son una expresión de esta Ley compasiva, los seres humanos son considerados fundamentalmente buenos. Sin embargo, cuando se considera la dignidad humana desde la perspectiva de la subjetividad cósmica, se hace evidente que una esfera en la que el bien y el mal luchan por el dominio es un trasfondo necesario para que los seres humanos tomen la acción subjetiva de poner en práctica la benevolente Ley de la compasión.

El principio Budista del origen dependiente es un concepto de interconectividad que niega toda dicotomía. Por lo tanto, la definición de la Ley como buena indica absolutamente buena, no buena en comparación con el mal. Pero si la Ley de la bondad absoluta sólo envuelve pasivamente toda la vida, la existencia humana estaría envuelta en la bondad absoluto, y en consecuencia no  sería necesario que los seres humanos manifiesten activamente la Ley. El hecho de que los seres humanos tengan el potencial de manifestar activamente la presente Ley, por lo tanto, implica que la existencia humana es un reino donde el bien y el mal hacen batalla, y es sólo involucrándose en esta lucha que se puede expresar activamente de la Ley.

Además, la filosofía Soka, en base a su concepto de la identidad de la Ley y la vida del cosmos, sostiene que la Ley misma posee un dinamismo activo funcionando continuamente para destruir el mal y manifestar el bien. Ikeda describe la idea Mahayana de la no sustancialidad como un incesante dinamismo pulsátil, que él llama "vida creativa"<13>. Viendo la Ley como el ritmo dinámico de la subjetividad de la vida cósmica, la perspectiva directamente afirmativa de que todos los fenómenos son agentes de la Ley es negado. Esto se debe a que la Ley como "vida creativa" representa una bondad absoluta dinámica, no estática, que funciona sin descanso para destruir el mal y manifestar el bien. Todos los fenómenos que actúan como agentes de la presente ley deben en consecuencia ser el campo de batalla para el bien y el mal. Una de las razones por las que el concepto Tendai de iluminación original (Hongaku) ha llegado a afirmar directamente el mal real puede ser la tendencia a considerar la Ley contemplativamente como una estática bondad absoluta, ignorando el activo dinamismo que la Ley posee.

En cualquier caso, a causa de que los seres humanos tenemos tanto la capacidad para el bien como para el mal es que estamos en condiciones de convertirnos en agentes de la Ley; y si nos preguntamos si nuestra naturaleza es básicamente buena o básicamente mala, el Budismo, que da importancia a la subjetividad, sin duda responderá que efecto es ambas. En este caso, la ética de los seres humanos subjetivos no emplea estrictas reglas externas como sería considerado necesario en la teoría de la maldad humana inherente, ni tampoco sucumben al optimismo permisivo que tendería a surgir en la teoría de la bondad inherente. Presenta un enfoque auto disciplinario de suprimir el mal y realizar el bien dentro de nuestras propias vidas. Inculcando en sus seguidores la importancia del autocontrol, Shakyamuni estableció: "Sólo dentro de sí mismo él iba a estar en paz. Un bhikkhu no buscaría la paz en otros", y" Disipar la codicia por los placeres sensuales"<14>. Él sugiere que el maestro del yo debe ser uno mismo, y que la entidad que restrinja los deseos de uno no debe ser nadie más que uno mismo. El “yo” mencionado aquí trasciende el ideal ilustrado del “yo” racional para comprender un “yo” que ha realizado la subjetividad cósmica dentro de sí mismo y se llena de benevolencia.

Ikeda llama a esto el "yo superior". El concepto de racional auto-disciplina se remonta a Platón, y puede decirse que incluye un componente de la capacidad de la humanidad para conectarse con la subjetividad cósmica, pero la historia nos ha demostrado que un exceso de confianza en la razón conduce a fenómenos tales como el elitismo, el eurocentrismo, y el antropocentrismo ambientalmente destructivo. Para curar los males causados por el “yo racional”, necesitamos un concepto del “yo” que no está limitado por la distinción entre “yo” y el “otro”, y que tenga un enfoque más holístico. Aquí, la auto-disciplina benevolente del Budismo entra en juego. Esta forma de autodisciplina no se desentiende de la gente común, y es accesible al nivel más mundano, a diferencia de la auto-disciplina racional. El erudito chino Cai Delin concluye que el humanismo Budista de Ikeda "hace que la humanidad sea la protagonista" <15>.

De esta forma, la autodisciplina es una piedra angular de la ética de los seres humanos subjetivos en el Budismo, pero otra piedra angular ética desde la perspectiva de los seres humanos estableciendo la subjetividad cósmica es el concepto de "moral activa". Los seres humanos, que encarna la subjetividad del Ley viviente que combate el mal y manifiesta el bien, deben dejar de ser espectadores pasivos de la maldad y convertirse en practicantes activos de la bondad. El presidente y fundador  de la Soka Gakkai Tsunesaburo Makiguchi declaraba: "No hacer el bien es lo mismo que hacer el mal"; esto, y la enseñanza del espíritu del bodhisattva en el Budismo Mahayana ofrecen un modelo de moralidad activa por el cual los seres humanos arraigados en la subjetividad cósmica deben luchar. En La Sabiduría del Sutra del Loto, Ikeda define a una buena persona como "alguien que lucha contra el mal"<16>. Una ética profunda de los seres humanos subjetivos no objetiva la bondad, sino que la considera como el proceso dinámico de combatir al mal en sí mismo con el  bien.

2.3 La interdependencia y la unidad del bien y el mal - la formación de seres humanos que viven en simbiosis

En esta última sección, me gustaría hablar de la visión Budista del ser humano y su relación con el origen dependiente. En la actualidad, hay dos campos opuestos con respecto a la evaluación de este concepto. Uno de ellos es una evaluación positiva que reconoce el origen dependiente, una enseñanza acerca de la interdependencia de todos los fenómenos, y proporciona una base para las relaciones simbióticas entre los seres humanos y la naturaleza, que no se encuentra en el individualismo occidental moderno. La otra es una evaluación negativa que señala específicamente que en la historia japonesa moderna, este concepto se ha empleado como base teórica para el totalitarismo y para suprimir los derechos de la persona. Esta divergencia de opiniones nos hace cuestionarnos si el budismo, de hecho, da importancia o no a la subjetividad humana. Es decir, la idea de que los individuos subjetivos vienen a la existencia a través de relaciones de interdependencia da lugar a la idea de la simbiosis entre seres y cosas dispares. Por el contrario, si el origen dependiente es visto como una relación de interdependencia que niega la subjetividad individual, se convierte en un concepto que da origen al totalitarismo.

Desde la perspectiva de que la acción compasiva subjetiva es la meta de un Budista, el concepto de origen dependiente podría ofrecer un fundamento filosófico para la creación de una sociedad verdaderamente simbiótica en la cual la subjetividad respectiva de los individuos se interrelaciona. En términos generales, el amor cristiano, que se origina en Dios, es recibido en primer lugar por el creyente individual, y entonces se dirige verticalmente hacia los demás de arriba hacia abajo. En este marco, el individuo recibe parte de la subjetividad de Dios, pero aquellos que son objeto de los esfuerzos de salvación del individuo tienden a ser extremadamente pasivos e incluso pueden resentirse de la caridad que es dirigida hacia ellos. Por el contrario, en el Budismo, que se basa en una Ley impersonal, la propia compasión subjetiva del individuo se transmite a los demás horizontalmente en un espíritu de igualdad. En el Sutta-nipāta, Shakyamuni dice: "'Como yo (soy), así (son) ellos; como (son) ellos, así (soy) yo’. Comparándose a sí mismo (con otros), no debería matar o causar la muerte"<17>. Esto puede interpretarse en el sentido de que el concepto de origen dependiente, haciendo hincapié en la empatía que surge de una compasión que es horizontal y subjetiva, fomenta individuos simbióticos que respetan la subjetividad del otro.

Una vez más, desde la perspectiva de la formación de seres humanos simbióticos, me gustaría referirme a cómo el Budismo enfatiza la subjetividad humana, oponiéndose activamente a los que cometen el mal, al mismo tiempo que lucha por su salvación definitiva. Como se señaló anteriormente, la Ley de compasión constituye una bondad absoluta dinámica que continuamente funciona para destruir el mal y realizar el bien. El bien que aparece después de derrotar al mal es una bondad absoluta engendrada en un ámbito de relatividad.

El triunfo del bien en el Budismo es la aparición del bien absoluto, que es la unidad del bien y del mal. Así, cuando aquellos que cometen el mal son derrotados, pueden ser envueltos por el reino del bien absoluto y ser conducidos a la salvación. En La Sabiduría del Sutra del Loto, Ikeda explica: "Sólo cuando el mal es completamente desafiado y vencido es que se convierte en una entidad de la unidad del bien y del mal"<18>.

Las religiones monoteístas como el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam dividen claramente el bien y el mal en dos entidades distintas. Mientras que estas religiones son inflexibles en sus ideales, se aferran a una visión dualista del bien y del mal, que puede fomentar actitudes de violencia e intolerancia hacia aquellos que consideran enemigos. El fundamentalismo cristiano e islámico son ejemplos de ello. Los conceptos dualistas del bien y el mal en las religiones monoteístas han sido conocidos por ser un obstáculo para la convivencia pacífica de las comunidades cuyos habitantes observan una variedad de creencias religiosas. ¿Significa esto que a las religiones panteístas como el Budismo, el Sintoísmo y el Hinduismo les va mejor en la promoción de la simbiosis entre personas de diferentes religiones? Lamentablemente, la historia nos dice que la respuesta es no. Los sacerdotes armadas del Japón feudal o, más recientemente, el Sinhala Urumaya de Sri Lanka son sólo dos ejemplos de numerosos movimientos Budistas militaristas y extremistas de la historia. También en la era moderna, Shinto, a través de su práctica de culto a los antepasados, ayudó a fortalecer la causa del nacionalismo imperial en Japón. Además, el nacionalismo hindú, que ha ido ganando impulso en la India desde de la década de 1980, tiene por objeto expulsar al Cristianismo y al Islam de la sociedad india. Mientras que las religiones panteístas son esencialmente incompatibles con una visión dualista del bien y el mal, al mismo tiempo son fácilmente influenciadas por los valores de la sociedad secular.

Las religiones panteístas veces copian los dogmas de las religiones monoteístas y crean su propio dogma intolerante. Al final, tanto la intolerancia del monoteísmo como la tolerancia comprometida del panteísmo impiden la creación de una sociedad en convivencia pacífica, apuntando a la necesidad de un nuevo marco religioso que supere estas limitaciones. La filosofía Soka busca hacer realidad un principio filosófico de tolerancia absoluta basado en la visión de unidad del bien y del mal, y además pretende hacerlo con el espíritu no comprometido de la visión dualista del bien y el mal. Como demuestran el bodhisattva Jamás Despreciar en el Sutra del Loto y Nichiren en Japón, el Budismo, que da importancia a la subjetividad humana, puede fomentar seres humanos simbióticos inquebrantablemente comprometidos con sus creencias, y la Soka Gakkai está en proceso de demostrar el gran potencial que el Budismo centrado en el hombre tiene para contribuir a la humanidad.

CONCLUSIÓN

La Ley en el Budismo temprano abarca los aspectos duales de un principio de negación y un principio de afirmación y respeto por la vida. Esto da lugar a dos posiciones o puntos de vista en la práctica Budista – la de buscar la Ley como un principio de negación y la de enfatizar la búsqueda de la acción altruista basada en la compasión. Dado que la primera tiende a promover la renuncia al mundo, la visión Budista del ser humano desde una perspectiva del pensamiento social sólo puede explicarse a partir de la última posición. Cuando vemos al Budismo de Shakyamuni centrados principalmente en sus enseñanzas sobre la compasión, sus intentos de reformar la sociedad mediante una religión centrada en lo humano se hacen evidentes. Además, Shakyamuni depositó su máxima confianza en sus semejantes, con su potencial para poner activamente en práctica la Ley de la compasión, y dedicó toda su vida a animar a la gente de toda la India a comprometerse de una manera similar, a través de la auto-disciplina y el respeto por la vida. El ideal del ser humano como un agente activo de la compasión se puede encontrar en la visión Budista temprana de la humanidad desde una perspectiva de pensamiento social.

Según la filosofía Soka, la Ley Budista es la vida del cosmos que, con su subjetividad dinámica, envuelve a todos los seres vivientes y no vivientes en la compasión. Sostiene que la dignidad humana se deriva de la capacidad única del ser humano para convertirse en una parte activa subjetiva de la vida compasiva del cosmos. Esta filosofía Budista, que propugna un humanismo cósmico, es una extensión natural del respeto por la vida y la ética de los seres humanos subjetivos que se encuentra en el Budismo temprano.

¿Por qué es que la Soka Gakkai es capaz de suceder exitosamente al Budismo temprano? En el Sutra del Loto, la Ley se transmite y se confía de mentor a discípulo para la salvación de los seres vivos después de la muerte del Buda.

Apreciando esta tradición Budista de maestro y discípulo, Nichiren hizo un voto para salvar a toda la humanidad como un emisario del Buda Shakyamuni y del Sutra del Loto. Como se ha señalado anteriormente, la Ley, que se transmite y se abraza a través de la relación entre mentor y discípulo, es reverenciada como el maestro fundamental. En el marco de esta relación, los creyentes pueden reconocer el poder compasivo de la Ley y consagrarse con pasión como emisarios de la Ley, logrando así la subjetividad práctica. La filosofía Soka se basa en el Budismo de Nichiren, quien defendió la enseñanza del Sutra del Loto y descubrió en ella la importancia de la relación entre mentor y discípulo. Heredando la tradición y el espíritu de Nichiren, la Soka Gakkai ha llegado a abrazar la fe basada en reverenciar la Ley como el maestro a través de un compromiso con la relación entre mentor y discípulo, tal como se encuentra en el budismo temprano.


Notas

<10> Daisaku Ikeda, “Homage to the Sagarmatha of Humanism: The Living Lessons of Gautama Buddha” (Address at Tribhuvan University, Nepal, on Nov. 2, 1995), Monthly SGI Newsletter (No. 152, November 1995 Issue), pp. 16–17.
<11> Wilson and Ikeda, Human Values in a Changing World, p. 74
<12> Daisaku Ikeda, et al., The Wisdom of the Lotus Sutra: A Discussion (Santa Monica, CA: World Tribune Press, 2000), vol. 1, p. 208.
<13> Daisaku Ikeda, “Creative Life” (Address at Institut de France, Paris, June 14, 1989), A New Humanism, p. 8.
<14> K. R. Norman, tr., The Group of Discourses (Sutta-nipata) (Oxford: The Pali Text Society, 1995), vol. 2, pp. 105, 124.
<15> Cai Delin, Toyo no chie no hikari: Ikeda Daisaku kenkyu (The Light of Eastern Wisdom: Collection of Research on Daisaku Ikeda) (Tokyo: Otorisyoin, 2003), p. 182. (Translated from the Japanese)
<16> Ikeda, et al., The Wisdom of the Lotus Sutra, vol. 3, p. 76.
<17> Norman, tr., The Group of Discourses (Sutta-nipata), vol. 2, p. 80.
<18> Ikeda, et al., The Wisdom of the Lotus Sutra, vol. 3, p. 83.

viernes, 23 de mayo de 2014

El Concepto Budista del Ser Humano: Desde la Perspectiva de la Filosofía de la Soka Gakkai (Parte 1)

Artículo publicado en http://www.totetu.org/assets/media/paper/j015_050.pdf, por Mikio Matsuoka, del Instituto de Filosofía Oriental (Primera Parte)


Introducción

Daisaku Ikeda , presidente de la Soka Gakkai Internacional , en un diálogo con Bryan Wilson, sociólogo especialista en religión de fama mundial, señala que el pensamiento social moderno originario de Occidente conserva vestigios de una cosmovisión cristiana . Ikeda afirma que aún hoy en día, cuando la creencia en un Dios Cristiano ha disminuido, las causas nacionales e ideológicas han tomado el lugar de Dios, con matanzas masivas a menudo justificadas y glorificadas en nombre de dichas causas. Insistiendo en que no existe ninguna causa que tenga prioridad sobre el principio de inviolabilidad de la vida humana, él resalta el importante papel que el Budismo puede desempeñar en la creación de un nuevo marco de referencia para nuestra civilización <1>.  La tendencia en el pensamiento occidental moderno de poner en valor absoluto cosas tales como la razón, la libertad , la igualdad , los derechos humanos y el medio ambiente pueden conducir a que el valor de la vida humana se deprecie. En los eventos que van desde los movimientos revolucionarios violentos, como las revoluciones Francesa y Rusa, a los curiosos fenómenos recientes del fascismo de los derechos humanos, eco-fascismo, y el fascismo pacifista, podemos discernir un pensamiento que da prioridad sobre los seres humanos a postulados similares a los utilizados para justificar ataques contra los herejes durante la Inquisición Cristiana en la Edad Media. El Presidente Ikeda exhorta a una reversión de la tendencia en la que las personas sirven a los fines de la religión, y en lugar de que la religión sirva a las personas. La importancia de este llamamiento se extiende más allá del simple debate religioso , y desafía el paradigma monoteísta con respecto al ser humano que prevalece , aunque en gran medida inconscientemente, en nuestro mundo moderno .

Dicho esto, queda sin embargo una cuestión teórica fundamental sin concluir. ¿La visión Budista del ser humano contiene una filosofía que puede reemplazar este paradigma de la civilización? En particular, ¿puede la filosofía Budista de la Soka Gakkai cumplir esta misión? Este es el propósito de este trabajo. Es mi deseo proponer algunos trampolines desde los cuales se pueda establecer una base para nuevas investigaciones sobre la filosofía Soka. En concreto, me enfocaré en la visión del ser humano en el Budismo desde una perspectiva de pensamiento social, repasando las palabras del Buda encontradas en las escrituras Budistas tempranas. También voy a explorar la relación entre el Budismo  temprano y la filosofía Soka, y la importancia de la visión Soka del ser humano en el contexto del pensamiento contemporáneo.

Además, hay que señalar que el término "subjetividad", que es una palabra clave en este trabajo, es empleado por el autor en un sentido diferente del concepto de la subjetividad en la filosofía moderna y la doctrina existencialista. Se emplea en el sentido Budista de la subjetividad humana, donde el individuo incorpora activamente el poder fundamental de la Ley que da origen al mundo en una red de relaciones mutuamente interconectadas e interdependientes.


1. El Budismo como una religión centrada en lo humano

1.1 El camino hacia la reforma social centrada en el hombre

Shakyamuni abandonó su hogar y emprendió un viaje para resolver los interrogantes de la existencia humana. Primero estudió con los maestros Brahmanes que habían alcanzado un alto nivel de conciencia, y luego se sometió a un largo período de prácticas ascéticas, antes de abandonar también esa práctica. Por último, a través de la meditación intensa, fue capaz de captar la verdad última y alcanzar la iluminación. La verdad que descubrió se podría definir como la Ley de la “No-Yo” y el origen dependiente. Viajó por toda la India predicando la Ley, diciéndole a la gente que al tomar conciencia de esta Ley dentro de sus propias vidas, podrían liberarse de los grilletes de sufrimiento. En otras palabras, él enseñó que la causa fundamental del sufrimiento en el mundo no hay que buscarla en el entorno exterior, sino dentro del corazón humano. Lejos de ser escapista, este enfoque conduce de forma natural a una reforma social tangible. En los textos budistas tempranos tales como el Sutta-nipata (Colección de los Discursos), el Buda instruye repetidamente tanto a monjes como a laicos a tomar acción racional, auto-contenida y compasiva. Sobre la base de este tipo de enseñanzas, el respaldó una cantidad moderada de ganancia económica para los miembros de la sociedad, y recomendó que los funcionarios gobiernen con compasión basada en la Ley. Él también se esforzó por organizar a sus discípulos promoviendo la igualdad y eliminando la discriminación entre los practicantes, ejerciendo una influencia positiva en la sociedad india, que estaba estrictamente regida por el sistema de castas.

Lo anterior es una explicación de cómo el movimiento religioso del Buda Shakyamuni intentó realizar una revolución moral de la sociedad mediante la reforma de los corazones y las mentes de los individuos de esa sociedad. Después de la muerte de Shakyamuni, sin embargo, las tendencias hacia la erudición doctrinal y deificación del Buda en el Budismo Nikaya y Mahayana minimizó el papel del Buda como un líder moral. Por el contrario, Nichiren, el sacerdote Budista japonés del siglo XIII, vió a Shakyamuni en su rol como maestro moral; basándose en las enseñanzas del Sutra del Loto, dijo: "El corazón de la vida de enseñanzas del Buda es el Sutra del Loto, y el corazón de la práctica del Sutra del Loto se encuentra en el capítulo ‘Jamás Despreciar ‘. ¿Qué significa el profundo respeto del Bodhisattva Jamás Despreciar hacia todas las personas? El propósito de la aparición en este mundo del Buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas, yace en su comportamiento como ser humano"<2>. En la actualidad, los miembros de la Soka Gakkai Internacional, abrazando las enseñanzas del Budismo de Nichiren, creen que la revolución humana (un profunda transformación interior en la vida de cada individuo) conducirá a la paz mundial, haciendo eco de las enseñanzas originales del Buda y su deseo de cambiar la sociedad espiritualmente a través de la reforma de los individuos que la componen.

Si observamos el enfoque de los pensadores sociales occidentales modernos, vemos que han continuado en sus esfuerzos por lograr la felicidad y la realización humanas mediante el establecimiento de sistemas sociales ideales. Como resultado, se ha alcanzado el objetivo de crear sistemas sociales que garanticen una mayor libertad e igualdad con respecto a los tiempos feudales. Sin embargo, aunque esta búsqueda de sistemas sociales ideales da importancia a la subjetividad humana, no trasciende el determinismo ambiental , debido a la creencia de que la felicidad humana depende de factores ambientales , tales como el sistema social en sí mismo. Por lo tanto, si buscamos llevar a cabo una reforma social iniciada por seres humanos que poseen verdadera subjetividad, tiene que ser una reforma en la que los seres humanos no estén controlados por factores ambientales. En este sentido, Shakyamuni concedió mayor prioridad a la transformación interna de las personas y trató de cambiar el entorno social a través de una reforma moral, aspirando a lograr una sociedad ideal centrada en lo humano. La reforma social de Shakyamuni sólo se extendió a la esfera de la moral, y no dio lugar a una reforma real en el sistema social. La reforma moral, sin embargo, puede conducir con el tiempo a la reforma del sistema social. De hecho, esto se puede ver en la regla del rey Ashoka en concordancia con la Ley y en el tratado de Nagarjuna en materia de política social, la Ratnavali. Desde la transformación espiritual a la reconstrucción de la moral humana, y de la reconstrucción moral a la reforma del sistema social; este camino gradual de cambio progresivo, a mi juicio, es la única manera de lograr una verdadera y duradera reforma social centrada en el hombre.

1.2 La Ley y la compasión

Así que la siguiente pregunta es: ¿Cuál es la relación entre la subjetividad humana y la Ley expuesta en el Budismo? En primer lugar, la Ley puede ser interpretada de muchas maneras diferentes, pero en general se explica en función de tres menos conceptos básicos: ‘No-Ego’, origen dependiente, y no sustancialidad. Estos conceptos niegan la existencia del individuo, y ve al mundo de los fenómenos en términos de relaciones y relatividad. Por lo tanto, la verdad de la existencia está en un reino de la negación, y la verdadera naturaleza de todas las cosas se basa en la nada. En consecuencia, si se desea alcanzar un estado de vida superior que no se rija ni sea influenciado por fenómenos incesantemente cambiantes, entonces no hay más remedio para los seres humanos que librarse de todos los apegos substanciales. Este es el razonamiento que yace en el corazón del Budismo primitivo, que se ocupa principalmente de la emancipación de las diversas fuentes de deseo que dan lugar a la ilusión. Por otra parte, en el Budismo temprano el Buda enseñó el rechazo de una vida de ilusión, pero también al mismo tiempo enseñó la compasión hacia todos los seres vivos (protegiéndolos y ayudándolos a crecer) y considerando el respeto por la vida como una norma de conducta fundamental. En consecuencia, la Ley, al mismo tiempo que posee un principio de negación, también muestra un aspecto de reafirmación de la vida.

El segundo presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda, fue perseguido por el gobierno militar de Japón durante la Segunda Guerra Mundial y encarcelado. Durante su tiempo en confinamiento, leyó el capítulo "Prácticas Virtuosas " del Sutra de Infinitos Significados, que se considera un preludio para el Sutra del Loto. En el transcurso de su estudio, se encontró con la sección que a veces es llamada "las treinta y cuatro negaciones", que describe lo que la vida del Buda es, haciendo una lista de lo que no lo es. Durante días, Toda ponderó el significado de esta sección en la oración y la contemplación intelectual , hasta que de repente llegó a la conclusión de que la única cosa que puede permanecer en un mundo de absoluta inexistencia no es otra cosa que la vida misma, y que esta es la realidad del Buda. Llegó a la conclusión de que la vida es en realidad una negación de sí misma. Toda hace un gran salto en la lógica al llegar a esta conclusión, pero no es ilógico; es meramente lógica intuitiva. En el Budismo temprano, la ley expuesta por Shakyamuni para la salvación humana es a la vez un principio de negación y una ley de respeto a la vida. Toda identificó al Buda (que es uno con la Ley en la filosofía Soka) con "la vida". Este punto de vista no contradice el pensamiento Budista temprano con respecto a la ley. Esto se debe a que, aunque la vida es negada sustantivamente, es una realidad innegable, que en sí misma hace una afirmación de la vida.

En consecuencia, la Soka Gakkai de hoy en día también se refiere a la Ley como la vida del universo, o la vida cósmica. Se ha promovido un nuevo movimiento Budista basado en el humanismo y la dignidad de la vida. La creencia de que la Ley instintivamente obra para nutrir la vida es su dogma religioso subyacente, que Ikeda expresa en un diálogo con el historiador Arnold Toynbee de esta manera: "Esta Ley [que es inherente en el universo] es la causa de todos los fenómenos y es la realidad que se convierte en el principio básico, manteniendo una estricta armonía entre todos los fenómenos. Creo que el movimiento del universo, que se basa en la Ley, es la compasión (‘jihi’ en la terminología del Budismo Japonés) o el amor utilizando su palabra, que se esfuerza por construir y preservar la armonía entre todas las cosas"<3>. De acuerdo con esto, la Ley universal tiene dos aspectos: uno frío, de precisión mecánica como ley que rige el funcionamiento del cosmos; y el otro compasivo, que se esfuerza por mantener el equilibrio y la armonía entre todas las cosas vivas y no vivas en el cosmos. Esta compasión no tiene su origen en la voluntad del Absoluto, sino que es una función de la Ley, que es una realidad impersonal. Siendo esto así, desde el punto de vista de la filosofía Soka, el ser humano como individuo en el Budismo no es negado por el Absoluto, sino que está conectado con la Ley que gobierna el cosmos. A través de esta conexión, el individuo puede alcanzar la subjetividad fundamental. Además, desde la perspectiva de que la Ley es compasión, los practicantes Budistas llevan a cabo acciones compasivas por su propia iniciativa. Aunque la opinión de la Soka Gakkai es que la Ley no se presta a la prueba del razonamiento lógico, puede considerarse sin lugar a duda como una interpretación moderna válida del pensamiento Budista temprano.

1.3 El poder propio del individuo (jiriki) y el poder externo (tariki)

Me gustaría explorar aquí el enfoque Budista de salvación, a fin de aclarar algunas de las características del Budismo como religión centrada en lo humano. Mientras que el Cristianismo y el Islam predican la salvación por la gracia de una deidad absoluta, en el Budismo encontramos dos enfoques para la salvación.

Uno de ellos es la salvación a través de la emancipación de los deseos mundanos por medio del poder propio del individuo (jiriki); y el otro es la salvación por medio de la energía externa de un Buda trascendente (tariki). Si consideramos al Budismo una religión centrada en lo humano, el componente básico de la religión debe incluir el objetivo de emancipación exclusivamente a través de propio poder del individuo, pero como la propia Ley es compasiva, se hace necesario introducir un componente poder externo. En otras palabras, como religión centrada en lo humano, el Budismo enseña a los practicantes a salvarse a sí mismos, pero a medida que progresan en su práctica, su propio poder individual y el poder externo se fusionan.

En su libro, El Buda Viviente, Ikeda narra el momento de la Iluminación del Buda bajo el árbol Bodhi de la siguiente manera: "En caso de Shakyamuni, así como la oscuridad de la noche comienza a dar paso a las primeras luces del alba, el estado de la Budeidad existente en el universo y el estado de la Budeidad inherente a la propia vida de Shakyamuni se fueron fusionado en comunión armoniosa y florecimiento"<4>.

El término ‘comunión’ que se utiliza en la cita anterior se refiere a la relación entre la capacidad de las personas para comprender las enseñanzas y la función del Buda para llevar a la gente a entender la enseñanza. Esto se explica en Hokke gengi [Significado Profundo del Sutra del Loto] de T'ient'ai  como el "principio místico de comunión responsiva". Por lo tanto, la narración de Ikeda sobre la iluminación de Shakyamuni también puede entenderse en términos de una fusión entre el ser humano (representado el propio poder de la persona) y la vida cósmica (representando la energía externa). Este concepto de una fusión del poder interno con el externo se origina en los escritos de Nichiren acerca de su perspectiva de la práctica budista. Él escribe: "El propio poder no es en realidad el propio poder... el poder externo no es en realidad el poder externo"<5>; lo que indica que el propio poder de la persona y el poder externo son esencialmente uno. Nichiren ve al poder externo como una función que ayuda al propio poder del individuo. También, Nichiren estuvo muy comprometido tanto con el corazón del Sutra del Loto y como con su maestro Shakyamuni <6>, a menudo haciendo declaraciones como: "Estoy seguro de que todo esto es debido a que los caracteres [escritos] del Sutra del Loto han entrado en sus cuerpos para darnos ayuda"<7>, y "me pregunto si el Buda Shakyamuni ha entrado en su cuerpo para ayudarme" <8>. En todos los casos, se refiere al poder del Sutra del Loto y del Buda Shakyamuni como apoyo a los esfuerzos del individuo por alcanzar la auto-salvación. Así que el poder externo tiene la función de llevar el poder del individuo a su máxima expresión. Este punto de vista de la práctica es característico de una religión centrada en lo humano. En su discurso en Harvard sobre el budismo Mahayana , Ikeda se refiere a esta fusión de poderes internos y externos como el ideal necesario para "la restauración y el rejuvenecimiento de la humanidad" <9>.

1.4 Mentor y Discípulo

La práctica budista se lleva a cabo por lo general sobre la base de una relación de maestro y discípulo. ¿Es posible que esta relación jerárquica interfiera con el objetivo de alcanzar un enfoque humanista de la religión? Con el fin de responder a esta pregunta, es esencial investigar por qué se necesita un mentor y si existe alguna disparidad en la dignidad religiosa entre maestro y discípulo. Estos dos puntos son de vital importancia. Me gustaría enfocarme en el hecho de que Shakyamuni instruyó a sus discípulos poco antes de su fallecimiento para que la Ley fuera su maestro. En general, la fe en una Ley impersonal, debido a su misma impersonalidad, hace que sea difícil que las personas sientan reverencia hacia la Ley y con frecuencia resulta en una disminución del fervor religioso. Para superar esta dificultad de reverenciar la Ley como a un maestro, se plantea la necesidad de un maestro humano que puede mostrar a la gente la Ley a través de sus enseñanzas y su comportamiento. Esto permite que las personas perciban las labores compasivas de la Ley como una parte indivisible de la vida del maestro. De esta manera, el respeto a la Ley como maestro fundamental comienza a florecer en el corazón de la gente. Bergson afirmaba que el Budismo no tiene fervor, pero creo que los Budistas que perseveran en el camino de maestro y discípulo, que viven una vida de compasión basada en la Ley, también pueden alcanzar un nivel de pasión apostólica tal como el que se evidencia en los creyentes de las religiones monoteístas. Además, debido a que sus vidas están activamente comprometidas con la Ley fundamental del cosmos, no pierden de vista su subjetividad fundamental. Al mantener una fe inquebrantable en la Ley, los mentores y discípulos Budistas conservan fresca su pasión como practicantes y se esfuerzan por seguir una práctica centrada en lo humano.

A diferencia del amor Cristiano, que deriva de un poder superior externo, la compasión Budista está igualmente dotada en la vida de todos los seres humanos. Por lo tanto, los mentores y discípulos que se basan en la Ley comparten la misma capacidad fundamental para la compasión y viven sus vidas sobre la base de un voto compartido por la salvación de toda la humanidad. En el Budismo existe la igualdad total en términos de dignidad religiosa entre maestro y discípulo.

El Cristianismo ha fomentado un tipo de independencia individual que trasciende la autoridad secular a través de la devoción a Dios, que constituye la base filosófica para el ideal moderno de individualismo propugnado en Occidente. En este modelo, sin embargo, la subjetividad y la dignidad humanas no son necesariamente garantizadas por el factor limitante de las normas de Dios. Por otro lado, se dice que las enseñanzas panteístas como el Budismo Mahayana reconocen la subjetividad inherente del ser humano, pero la ética de este tipo de pensamiento son difíciles de poner en práctica activa, los creyentes tienden a seguir pasivamente con prevalencia de los valores secular.

Las enseñanzas panteístas tratan de encontrar lo trascendental en el interior, pero hacerlo desconociendo lo trascendental externo es en última instancia un esfuerzo inútil. Lo que se necesita es una religión humanista que exponga la trascendencia que vuelve hacia la inmanencia. La Soka Gakkai propugna una fe en la Ley sobre la base de una relación de mentor-discípulo. Esta fe venera la Ley que es el origen cósmico de la vida humana (es decir, la vida del universo). A partir de este enfoque de la filosofía religiosa, la dignidad absoluta del ser humano puede ser alcanzada, proporcionándole a la civilización moderna  un posible modelo para la solución de los problemas éticos.

Notas

<1> Bryan Wilson and Daisaku Ikeda, Human Values in a Changing World: A Dialogue on the Social Role of Religion (Secaucus, NJ: Lyle Stuart Inc., 1987), p. 71.
<2> Nichiren, “The Three Kinds of Treasure,” The Writings of Nichiren Daishonin, trans. and ed. by Gosho Translation Committee (Tokyo: Soka Gakkai, 1999), pp. 851–52.
<3> Arnold Toynbee and Daisaku Ikeda, Choose Life: A Dialogue, ed. Richard Gage (Oxford: Oxford University Press, 1989), p. 346.
<4> Daisaku Ikeda, The Living Buddha: An Interpretive Biography, trans. Burton Watson (New York: Weatherhill, 1976), p. 62.
<5> Nichiren, “Ichidai shokyo taii” (The Substance of the Buddha’s Lifetime Teachings),Nichiren Daishonin gosho zenshu (The Collected Writings of Nichiren Daishonin),ed. Nichiko Hori (Tokyo: Soka Gakkai, 1952), p. 403. (Translated from the Japanese)
<6> In “Letter to the Brothers,” Nichiren states, “The Lotus Sutra is the eye of all the Buddhas. It is the original teacher of Shakyamuni Buddha himself, the lord of teachings” (The Writings of Nichiren Daishonin, p. 494), indicating that although it was Shakyamuni who preached the Lotus Sutra, the sutra was also the source of enlightenment from the distant past, even before the appearance of Shakyamuni. This view was not held solely by Nichiren, as evidenced in the “Introduction” chapter of the Lotus Sutra, where it states: “At this time the Buddha Sun Moon Bright arose from his Samadhi and, because of the bodhisattva Wonderfully Bright, preached the Great Vehicle sutra called the Lotus of the Wonderful Law [the Lotus Sutra], a Law to instruct the bodhisattvas, one that is guarded and kept in mind by the Buddhas” (The Lotus Sutra, trans. Burton Watson, p. 16). This implies that the Lotus Sutra is timeless and transcendent, propagated throughout the universe across past, present, and future.
<7> Nichiren, “On Rebuking the Slander of the Law and Eradicating Sin,” The Writings of Nichiren Daishonin, p. 444.
<8> Nichiren, “The Two Kinds of Illness,” The Writings of Nichiren Daishonin, p. 920.
<9> Daisaku Ikeda, “Mahayana Buddhism and Twenty-first-Century Civilization” (Address at Harvard University, Cambridge, Sept. 24, 1993), A New Humanism: The University Addresses of Daisaku Ikeda (Tokyo: Weatherhill, 1996), pp. 157–59.