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Este blog tiene como único fin presentar artículos traducidos al español públicados por la Soka Gakkai Internacional y/o Daisaku Ikeda, Presidente de dicha organización. Este espacio no publica ni produce contenidos propios, solo es un intento de hacer llegar a hispanoparlantes los contenidos publicados por dicha organización originalmente en inglés. En cada artículo traducido, se incluirá la referencia al artículo original para que pueda constatarse el origen de dicha información.

domingo, 29 de abril de 2012

EL BODHISATTVA IDEAL Y LA CULTURA DE LOS DERECHOS HUMANOS por Daisaku Ikeda

http://www.sgiquarterly.org/feature2011Oct-6.html

Extraido de la Propuesta de Paz de 1998 intitulada “Humanidad y el Nuevo Milenio”, del análisis del Presidente de la SGI acerca del concepto budista de bodhisattva.
El Bodhisattva ejemplifica el estado de compasión, o vida altruista, y una persona en este estado aspira a ayudar a todas las personas a alcanzar la felicidad, buscando, en palabras de Nichiren, "alcanzar la iluminación sólo después de haber salvado a otros del sufrimiento."
Las cualidades que hacen a un bodhisattva pueden describirse desde diferentes perspectivas, pero aquí me gustaría mencionar una que es de particular relevancia para los derechos humanos. El bodhisattva se compromete a salvar a otros y basa todas sus acciones en este compromiso, que es una expresión espontánea y no forzada del altruismo. Este compromiso no es una mera expresión de determinación o de deseo, sino un compromiso definitorio en cuya realización el bodhisattva se dedica por entero. . .
Mi intención al introducir el concepto de Bodhisattva es el siguiente: Los Derechos Humanos serán realmente universales e indivisibles solo cuando sobrepasen la más básica y existencial división: La división entre uno y los demás.


Defensores de los Derechos Humanos

El budismo hace hincapié en la calidad de nuestra motivación, valorando aquella que emerge espontáneamente de nuestro interior, tal como se expresa en la frase: "Nuestro corazón es lo que más importa”. Enseña que el objetivo último de la vida de Shakyamuni fue revelar la humanidad que se manifiesta en su conducta y sus acciones. Así, el cultivo y perfeccionamiento del carácter de una persona se considera en la tradición budista la razón de ser de la formación religiosa. Las normas que no son generadas desde el interior y no fomentan el desarrollo de carácter individual son, en última instancia, débiles e ineficaces. Sólo cuando las normas externas y los valores internos funcionan en un marco de apoyo mutuo, se hace posible que la gente resista el mal y vivan como auténticos defensores de los derechos humanos. . .
En 1975, hice un llamamiento a los miembros de la recién formada SGI, diciendo: "No busquemos la alabanza y la gloria para nosotros mismos, sino que dediquemos nuestras vidas a sembrar las semillas de la Ley Mística para la paz en todo el mundo." Al igual que la infelicidad no es algo que sólo les pasa a los demás, la felicidad tampoco puede ser solo para nosotros.
Es mi creencia de que si somos capaces de fomentar, en las profundidades de cada vida humana individual, la base de la conducta altruista que se ejemplifica en el voto del bodhisattva, podemos establecer la base fundamental para una ética de responsabilidad y compromiso, y una verdadera cultura de los derechos humanos podrá florecer. Esto se debe a que la motivación que impulsa a la gente a enfrentar las amenazas a la dignidad humana es, es el más importante apoyo y sustento de los derechos humanos. . .
Como he tratado de describir a través de mi debate sobre el ideal del bodhisattva, creo que cuando la gente espontáneamente se comprometa a vivir según las normas que encuentran más deseables, y en la medida en que se comporten en consonancia con esas normas, los derechos humanos podrán trascender las limitaciones de un régimen impuesto, y convertirse en la interiorización de valores, en una fuerza transformadora de la realidad.

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