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Este blog tiene como único fin presentar artículos traducidos al español públicados por la Soka Gakkai Internacional y/o Daisaku Ikeda, Presidente de dicha organización. Este espacio no publica ni produce contenidos propios, solo es un intento de hacer llegar a hispanoparlantes los contenidos publicados por dicha organización originalmente en inglés. En cada artículo traducido, se incluirá la referencia al artículo original para que pueda constatarse el origen de dicha información.

miércoles, 25 de julio de 2012

ACTITUD, por Daisaku Ikeda

Frases de Daisaku Ikeda publicadas en
http://www.ikedaquotes.org/attitude

Así como las flores de cerezas, ciruelas, duraznos y damascos poseen todas ellas sus cualidades únicas, cada persona también es única. No podemos convertirnos en alguien más. Lo importante es vivir fieles a nosotros mismos y hacer que la gran flor de nuestras vidas florezca.


Envidiar la belleza de otros disminuirá la tuya propia. Pero cuando alabas la belleza en otros, tu propia belleza se hace más profunda.


La paciencia es, en si misma, un gran desafío, y a menudo es la clave para superar un aparente punto muerto.


Cualquiera que toma una resolución descubre con el tiempo que la fuerza de su determinación disminuye con el tiempo. Lo importante no es que no titubees en  tu determinación, sino que no te des por vencido ante la vacilación y no tires la toalla.


A veces nos quejamos sin pensarlo demasiado, pero lo aterrador de quejarnos es que cada vez que lo hacemos, una nube desciende sobre nuestros corazones, y nuestra esperanza, aprecio y alegría se desvanecen gradualmente.


“Escava bajo tus pies, ahí encontrarás un manantial”. El lugar en el que te encuentres en este momento es crucial. Nunca trates de evitar lo que tienes que hacer.


Si siempre tienes una perspectiva superficial, y prestas atención solo a trivialidades, seguramente te enredarás en todo tipo de preocupaciones e inquietudes insignificantes, y no serás capaz de avanzar. Incluso los obstáculos relativamente menores te parecerán insuperables. Pero si miras la vida desde un punto de vista amplio, naturalmente encontrarás la forma de resolver cualquier problema que enfrentes.


Tenemos tanto una fuerza inherente como una debilidad inherente; ambas son completamente diferentes. Si le damos lugar a nuestra debilidad para que nos domine, seguramente seremos derrotados.


Un poeta escribió: “Para el débil, la dificultad es una puerta cerrada. Para el fuerte, en todo caso, es una puerta esperando a ser abierta”. Las dificultades impiden el progreso de aquellos que son débiles. Para los fuertes, sin embargo, estas son oportunidades para abrir las puertas a un futuro brillante. Todo es determinado por nuestra actitud, por nuestra resolución.


En última instancia, nuestra batalla es contra nosotros mismos. Ya sea en nuestras actividades en la sociedad, o en los acontecimientos históricos, políticos o económicos, todo se reduce esencialmente a una lucha entre fuerzas positivas y negativas.


El optimismo real no debe ser confundido con una perspectiva despreocupada de la vida, una en la que perdemos la responsabilidad sobre nuestras vidas. La persona que no se deja vencer por el infortunio, la pobreza, el insulto y la difamación; la persona que puede recuperarse de la adversidad y decir: “Eso no fue nada!”; la persona que sigue su marcha hacia la esperanza a través de la pura fuerza de voluntad: ese es el verdadero optimista.


La confianza es difícil de conseguir y fácil de perder. La confianza construida a lo largo de una década puede destruida en un momento por una observación o un acto desafortunados. Una persona que no es apartada del camino elegido, incluso durante los tiempos más difíciles, en última instancia el o ella se encontrará que cuenta con la confianza de todos.


Mientras seamos humanos, estamos condenados a cometer errores. En todo caso, lo que distingue a una persona enfocada en el futuro de una intransigente, una persona virtuosa de una deshonesta,  es si tiene la capacidad de admitir sus propios errores con franqueza y tomar medidas enérgicas para enmendarlos.


Es absurdo obsesionarse con los errores del pasado. Y es absurdo quedar satisfecho con los pequeños logros. El presente y el futuro son los que importan, no el pasado. Los que descuidan este espíritu de continua lucha comenzarán a desviarse en una dirección desastrosa.


Es propio de la naturaleza humana desear ser reconocidos y querer vernos mejor de lo que somos. Cuando ese deseo toma el control de nuestra persona, es fácil perder la visión de quienes somos y cual es nuestro propósito real. La corrupción espiritual surge de esta forma. Lo mejor es ser fieles a nuestro corazón.


La vida se vive mejor siendo audaces y osados. La gente tiende a crecer temerosas cuando prueban el fracaso, cuando se enfrentan a desafíos de enormes proporciones o cuando caen enfermos. No obstante, ese es precisamente el momento de volverse aún más audaz. Aquellos que son vencedores en el corazón son los más grandes de todos los campeones.


No tiene sentido culpar a los demás o al entorno por tus miserias. El cambio comienza a partir del momento en que reúnes el coraje para actuar. Cuando tú cambias, el entorno cambia. El poder para cambiar el mundo no se encuentra en ningún otro lugar que no sea en el interior de nuestras propias vidas.


Cuando tu determinación cambia, todo se mueve en la dirección que tú deseas. En  el momento en que te resuelves a ser victorioso, cada nervio y fibra de tu ser inmediatamente se orienta a si misma en función de alcanzar tu éxito. Por otro lado, si piensas: “esto nunca va a funcionar”, en ese instante cada célula de tu ser se desinfla y renuncia a la batalla.


Si fallaste ayer, esfuérzate por triunfar hoy. Si fuiste vencido hoy, esfuérzate por vencer mañana.


Es natural para los seres humanos mirar hacia adelante. Nuestros ojos naturalmente miran hacia adelante. En este sentido, estamos hechos para avanzar hacia una meta.


Cada vez que te caes, solo vuelve a ponerte de pie. Si puedes levantarte a ti mismo, entonces también puedes avanzar.


La desdicha de los demás es nuestra propia desdicha. Nuestra felicidad es la felicidad de los otros. Vernos a nosotros mismos en los demás y sentir un sentido interno de unidad con los otros representa una revolución fundamental en la forma en que vivimos nuestras vidas. Por lo tanto, discriminar a otras personas es lo mismo que discriminarnos a nosotros mismos


Todo comienza cuando nos resolvemos a dar el primer paso. Con esta acción, la sabiduría surge y el cambio comienza. Sin acción, nada cambia.


Muchos de los conflictos de la vida tienen su origen y causa en la envidia. La envidia arruina y destruye el corazón de las personas.


A menos que miremos las cosas con el corazón, no podremos ver nada. Si vemos al mundo con amor por la vida, el mundo nos revelará su belleza.


No avanzar es retroceder.


Aquellos que enfrentan la adversidad con esperanza y con la voluntad de hacer su mejor intento, no consideran que el proceso sea doloroso. Las personas que se esfuerzan al máximo y abordan cada problema a medida que surgen, no experimentan realmente las dificultades como tales; en su lugar ven todo como un alegre desafío.


¡Florece hoy de la forma apropiada para la persona única que eres!


En última instancia, no son las dificultades las que no derrotan, sino nuestra propia debilidad.


Si quieres entender las causas establecidas en el  pasado, observa los resultados que se manifiestan en el presente. Y si quieres saber que resultados se manifestarán en el futuro, mira las causas que existen en el presente. La realidad de tu futuro se forja por las acciones actuales, por tu comportamiento en este momento.


Las mentiras son realmente aterradoras, porque no solo engañas a otras personas, sino que también destruye tu propia humanidad.


El lugar en el que estás ahora es crucial. Nunca eludas lo que debes enfrentar. Desafía tus circunstancias y persevera constantemente. El camino hacia la victoria se abre en el lugar en donde estás parado.


Si bien es importante ganar, aún más importante es no ser derrotado, no importa lo que pase.

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