Introducción
Daisaku Ikeda , presidente de la Soka Gakkai Internacional , en un diálogo con Bryan Wilson, sociólogo especialista en religión de fama mundial, señala que el pensamiento social moderno originario de Occidente conserva vestigios de una cosmovisión cristiana . Ikeda afirma que aún hoy en día, cuando la creencia en un Dios Cristiano ha disminuido, las causas nacionales e ideológicas han tomado el lugar de Dios, con matanzas masivas a menudo justificadas y glorificadas en nombre de dichas causas. Insistiendo en que no existe ninguna causa que tenga prioridad sobre el principio de inviolabilidad de la vida humana, él resalta el importante papel que el Budismo puede desempeñar en la creación de un nuevo marco de referencia para nuestra civilización <1>. La tendencia en el pensamiento occidental moderno de poner en valor absoluto cosas tales como la razón, la libertad , la igualdad , los derechos humanos y el medio ambiente pueden conducir a que el valor de la vida humana se deprecie. En los eventos que van desde los movimientos revolucionarios violentos, como las revoluciones Francesa y Rusa, a los curiosos fenómenos recientes del fascismo de los derechos humanos, eco-fascismo, y el fascismo pacifista, podemos discernir un pensamiento que da prioridad sobre los seres humanos a postulados similares a los utilizados para justificar ataques contra los herejes durante la Inquisición Cristiana en la Edad Media. El Presidente Ikeda exhorta a una reversión de la tendencia en la que las personas sirven a los fines de la religión, y en lugar de que la religión sirva a las personas. La importancia de este llamamiento se extiende más allá del simple debate religioso , y desafía el paradigma monoteísta con respecto al ser humano que prevalece , aunque en gran medida inconscientemente, en nuestro mundo moderno .
Dicho esto, queda sin embargo una cuestión teórica fundamental sin concluir. ¿La visión Budista del ser humano contiene una filosofía que puede reemplazar este paradigma de la civilización? En particular, ¿puede la filosofía Budista de la Soka Gakkai cumplir esta misión? Este es el propósito de este trabajo. Es mi deseo proponer algunos trampolines desde los cuales se pueda establecer una base para nuevas investigaciones sobre la filosofía Soka. En concreto, me enfocaré en la visión del ser humano en el Budismo desde una perspectiva de pensamiento social, repasando las palabras del Buda encontradas en las escrituras Budistas tempranas. También voy a explorar la relación entre el Budismo temprano y la filosofía Soka, y la importancia de la visión Soka del ser humano en el contexto del pensamiento contemporáneo.
Además, hay que señalar que el término "subjetividad", que es una palabra clave en este trabajo, es empleado por el autor en un sentido diferente del concepto de la subjetividad en la filosofía moderna y la doctrina existencialista. Se emplea en el sentido Budista de la subjetividad humana, donde el individuo incorpora activamente el poder fundamental de la Ley que da origen al mundo en una red de relaciones mutuamente interconectadas e interdependientes.
1. El Budismo como una religión centrada en lo humano
1.1 El camino hacia la reforma social centrada en el hombre
Shakyamuni abandonó su hogar y emprendió un viaje para resolver los interrogantes de la existencia humana. Primero estudió con los maestros Brahmanes que habían alcanzado un alto nivel de conciencia, y luego se sometió a un largo período de prácticas ascéticas, antes de abandonar también esa práctica. Por último, a través de la meditación intensa, fue capaz de captar la verdad última y alcanzar la iluminación. La verdad que descubrió se podría definir como la Ley de la “No-Yo” y el origen dependiente. Viajó por toda la India predicando la Ley, diciéndole a la gente que al tomar conciencia de esta Ley dentro de sus propias vidas, podrían liberarse de los grilletes de sufrimiento. En otras palabras, él enseñó que la causa fundamental del sufrimiento en el mundo no hay que buscarla en el entorno exterior, sino dentro del corazón humano. Lejos de ser escapista, este enfoque conduce de forma natural a una reforma social tangible. En los textos budistas tempranos tales como el Sutta-nipata (Colección de los Discursos), el Buda instruye repetidamente tanto a monjes como a laicos a tomar acción racional, auto-contenida y compasiva. Sobre la base de este tipo de enseñanzas, el respaldó una cantidad moderada de ganancia económica para los miembros de la sociedad, y recomendó que los funcionarios gobiernen con compasión basada en la Ley. Él también se esforzó por organizar a sus discípulos promoviendo la igualdad y eliminando la discriminación entre los practicantes, ejerciendo una influencia positiva en la sociedad india, que estaba estrictamente regida por el sistema de castas.
Lo anterior es una explicación de cómo el movimiento religioso del Buda Shakyamuni intentó realizar una revolución moral de la sociedad mediante la reforma de los corazones y las mentes de los individuos de esa sociedad. Después de la muerte de Shakyamuni, sin embargo, las tendencias hacia la erudición doctrinal y deificación del Buda en el Budismo Nikaya y Mahayana minimizó el papel del Buda como un líder moral. Por el contrario, Nichiren, el sacerdote Budista japonés del siglo XIII, vió a Shakyamuni en su rol como maestro moral; basándose en las enseñanzas del Sutra del Loto, dijo: "El corazón de la vida de enseñanzas del Buda es el Sutra del Loto, y el corazón de la práctica del Sutra del Loto se encuentra en el capítulo ‘Jamás Despreciar ‘. ¿Qué significa el profundo respeto del Bodhisattva Jamás Despreciar hacia todas las personas? El propósito de la aparición en este mundo del Buda Shakyamuni, señor de las enseñanzas, yace en su comportamiento como ser humano"<2>. En la actualidad, los miembros de la Soka Gakkai Internacional, abrazando las enseñanzas del Budismo de Nichiren, creen que la revolución humana (un profunda transformación interior en la vida de cada individuo) conducirá a la paz mundial, haciendo eco de las enseñanzas originales del Buda y su deseo de cambiar la sociedad espiritualmente a través de la reforma de los individuos que la componen.
Si observamos el enfoque de los pensadores sociales occidentales modernos, vemos que han continuado en sus esfuerzos por lograr la felicidad y la realización humanas mediante el establecimiento de sistemas sociales ideales. Como resultado, se ha alcanzado el objetivo de crear sistemas sociales que garanticen una mayor libertad e igualdad con respecto a los tiempos feudales. Sin embargo, aunque esta búsqueda de sistemas sociales ideales da importancia a la subjetividad humana, no trasciende el determinismo ambiental , debido a la creencia de que la felicidad humana depende de factores ambientales , tales como el sistema social en sí mismo. Por lo tanto, si buscamos llevar a cabo una reforma social iniciada por seres humanos que poseen verdadera subjetividad, tiene que ser una reforma en la que los seres humanos no estén controlados por factores ambientales. En este sentido, Shakyamuni concedió mayor prioridad a la transformación interna de las personas y trató de cambiar el entorno social a través de una reforma moral, aspirando a lograr una sociedad ideal centrada en lo humano. La reforma social de Shakyamuni sólo se extendió a la esfera de la moral, y no dio lugar a una reforma real en el sistema social. La reforma moral, sin embargo, puede conducir con el tiempo a la reforma del sistema social. De hecho, esto se puede ver en la regla del rey Ashoka en concordancia con la Ley y en el tratado de Nagarjuna en materia de política social, la Ratnavali. Desde la transformación espiritual a la reconstrucción de la moral humana, y de la reconstrucción moral a la reforma del sistema social; este camino gradual de cambio progresivo, a mi juicio, es la única manera de lograr una verdadera y duradera reforma social centrada en el hombre.
1.2 La Ley y la compasión
Así que la siguiente pregunta es: ¿Cuál es la relación entre la subjetividad humana y la Ley expuesta en el Budismo? En primer lugar, la Ley puede ser interpretada de muchas maneras diferentes, pero en general se explica en función de tres menos conceptos básicos: ‘No-Ego’, origen dependiente, y no sustancialidad. Estos conceptos niegan la existencia del individuo, y ve al mundo de los fenómenos en términos de relaciones y relatividad. Por lo tanto, la verdad de la existencia está en un reino de la negación, y la verdadera naturaleza de todas las cosas se basa en la nada. En consecuencia, si se desea alcanzar un estado de vida superior que no se rija ni sea influenciado por fenómenos incesantemente cambiantes, entonces no hay más remedio para los seres humanos que librarse de todos los apegos substanciales. Este es el razonamiento que yace en el corazón del Budismo primitivo, que se ocupa principalmente de la emancipación de las diversas fuentes de deseo que dan lugar a la ilusión. Por otra parte, en el Budismo temprano el Buda enseñó el rechazo de una vida de ilusión, pero también al mismo tiempo enseñó la compasión hacia todos los seres vivos (protegiéndolos y ayudándolos a crecer) y considerando el respeto por la vida como una norma de conducta fundamental. En consecuencia, la Ley, al mismo tiempo que posee un principio de negación, también muestra un aspecto de reafirmación de la vida.
El segundo presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda, fue perseguido por el gobierno militar de Japón durante la Segunda Guerra Mundial y encarcelado. Durante su tiempo en confinamiento, leyó el capítulo "Prácticas Virtuosas " del Sutra de Infinitos Significados, que se considera un preludio para el Sutra del Loto. En el transcurso de su estudio, se encontró con la sección que a veces es llamada "las treinta y cuatro negaciones", que describe lo que la vida del Buda es, haciendo una lista de lo que no lo es. Durante días, Toda ponderó el significado de esta sección en la oración y la contemplación intelectual , hasta que de repente llegó a la conclusión de que la única cosa que puede permanecer en un mundo de absoluta inexistencia no es otra cosa que la vida misma, y que esta es la realidad del Buda. Llegó a la conclusión de que la vida es en realidad una negación de sí misma. Toda hace un gran salto en la lógica al llegar a esta conclusión, pero no es ilógico; es meramente lógica intuitiva. En el Budismo temprano, la ley expuesta por Shakyamuni para la salvación humana es a la vez un principio de negación y una ley de respeto a la vida. Toda identificó al Buda (que es uno con la Ley en la filosofía Soka) con "la vida". Este punto de vista no contradice el pensamiento Budista temprano con respecto a la ley. Esto se debe a que, aunque la vida es negada sustantivamente, es una realidad innegable, que en sí misma hace una afirmación de la vida.
En consecuencia, la Soka Gakkai de hoy en día también se refiere a la Ley como la vida del universo, o la vida cósmica. Se ha promovido un nuevo movimiento Budista basado en el humanismo y la dignidad de la vida. La creencia de que la Ley instintivamente obra para nutrir la vida es su dogma religioso subyacente, que Ikeda expresa en un diálogo con el historiador Arnold Toynbee de esta manera: "Esta Ley [que es inherente en el universo] es la causa de todos los fenómenos y es la realidad que se convierte en el principio básico, manteniendo una estricta armonía entre todos los fenómenos. Creo que el movimiento del universo, que se basa en la Ley, es la compasión (‘jihi’ en la terminología del Budismo Japonés) o el amor utilizando su palabra, que se esfuerza por construir y preservar la armonía entre todas las cosas"<3>. De acuerdo con esto, la Ley universal tiene dos aspectos: uno frío, de precisión mecánica como ley que rige el funcionamiento del cosmos; y el otro compasivo, que se esfuerza por mantener el equilibrio y la armonía entre todas las cosas vivas y no vivas en el cosmos. Esta compasión no tiene su origen en la voluntad del Absoluto, sino que es una función de la Ley, que es una realidad impersonal. Siendo esto así, desde el punto de vista de la filosofía Soka, el ser humano como individuo en el Budismo no es negado por el Absoluto, sino que está conectado con la Ley que gobierna el cosmos. A través de esta conexión, el individuo puede alcanzar la subjetividad fundamental. Además, desde la perspectiva de que la Ley es compasión, los practicantes Budistas llevan a cabo acciones compasivas por su propia iniciativa. Aunque la opinión de la Soka Gakkai es que la Ley no se presta a la prueba del razonamiento lógico, puede considerarse sin lugar a duda como una interpretación moderna válida del pensamiento Budista temprano.
1.3 El poder propio del individuo (jiriki) y el poder externo (tariki)
Me gustaría explorar aquí el enfoque Budista de salvación, a fin de aclarar algunas de las características del Budismo como religión centrada en lo humano. Mientras que el Cristianismo y el Islam predican la salvación por la gracia de una deidad absoluta, en el Budismo encontramos dos enfoques para la salvación.
Uno de ellos es la salvación a través de la emancipación de los deseos mundanos por medio del poder propio del individuo (jiriki); y el otro es la salvación por medio de la energía externa de un Buda trascendente (tariki). Si consideramos al Budismo una religión centrada en lo humano, el componente básico de la religión debe incluir el objetivo de emancipación exclusivamente a través de propio poder del individuo, pero como la propia Ley es compasiva, se hace necesario introducir un componente poder externo. En otras palabras, como religión centrada en lo humano, el Budismo enseña a los practicantes a salvarse a sí mismos, pero a medida que progresan en su práctica, su propio poder individual y el poder externo se fusionan.
En su libro, El Buda Viviente, Ikeda narra el momento de la Iluminación del Buda bajo el árbol Bodhi de la siguiente manera: "En caso de Shakyamuni, así como la oscuridad de la noche comienza a dar paso a las primeras luces del alba, el estado de la Budeidad existente en el universo y el estado de la Budeidad inherente a la propia vida de Shakyamuni se fueron fusionado en comunión armoniosa y florecimiento"<4>.
El término ‘comunión’ que se utiliza en la cita anterior se refiere a la relación entre la capacidad de las personas para comprender las enseñanzas y la función del Buda para llevar a la gente a entender la enseñanza. Esto se explica en Hokke gengi [Significado Profundo del Sutra del Loto] de T'ient'ai como el "principio místico de comunión responsiva". Por lo tanto, la narración de Ikeda sobre la iluminación de Shakyamuni también puede entenderse en términos de una fusión entre el ser humano (representado el propio poder de la persona) y la vida cósmica (representando la energía externa). Este concepto de una fusión del poder interno con el externo se origina en los escritos de Nichiren acerca de su perspectiva de la práctica budista. Él escribe: "El propio poder no es en realidad el propio poder... el poder externo no es en realidad el poder externo"<5>; lo que indica que el propio poder de la persona y el poder externo son esencialmente uno. Nichiren ve al poder externo como una función que ayuda al propio poder del individuo. También, Nichiren estuvo muy comprometido tanto con el corazón del Sutra del Loto y como con su maestro Shakyamuni <6>, a menudo haciendo declaraciones como: "Estoy seguro de que todo esto es debido a que los caracteres [escritos] del Sutra del Loto han entrado en sus cuerpos para darnos ayuda"<7>, y "me pregunto si el Buda Shakyamuni ha entrado en su cuerpo para ayudarme" <8>. En todos los casos, se refiere al poder del Sutra del Loto y del Buda Shakyamuni como apoyo a los esfuerzos del individuo por alcanzar la auto-salvación. Así que el poder externo tiene la función de llevar el poder del individuo a su máxima expresión. Este punto de vista de la práctica es característico de una religión centrada en lo humano. En su discurso en Harvard sobre el budismo Mahayana , Ikeda se refiere a esta fusión de poderes internos y externos como el ideal necesario para "la restauración y el rejuvenecimiento de la humanidad" <9>.
1.4 Mentor y Discípulo
La práctica budista se lleva a cabo por lo general sobre la base de una relación de maestro y discípulo. ¿Es posible que esta relación jerárquica interfiera con el objetivo de alcanzar un enfoque humanista de la religión? Con el fin de responder a esta pregunta, es esencial investigar por qué se necesita un mentor y si existe alguna disparidad en la dignidad religiosa entre maestro y discípulo. Estos dos puntos son de vital importancia. Me gustaría enfocarme en el hecho de que Shakyamuni instruyó a sus discípulos poco antes de su fallecimiento para que la Ley fuera su maestro. En general, la fe en una Ley impersonal, debido a su misma impersonalidad, hace que sea difícil que las personas sientan reverencia hacia la Ley y con frecuencia resulta en una disminución del fervor religioso. Para superar esta dificultad de reverenciar la Ley como a un maestro, se plantea la necesidad de un maestro humano que puede mostrar a la gente la Ley a través de sus enseñanzas y su comportamiento. Esto permite que las personas perciban las labores compasivas de la Ley como una parte indivisible de la vida del maestro. De esta manera, el respeto a la Ley como maestro fundamental comienza a florecer en el corazón de la gente. Bergson afirmaba que el Budismo no tiene fervor, pero creo que los Budistas que perseveran en el camino de maestro y discípulo, que viven una vida de compasión basada en la Ley, también pueden alcanzar un nivel de pasión apostólica tal como el que se evidencia en los creyentes de las religiones monoteístas. Además, debido a que sus vidas están activamente comprometidas con la Ley fundamental del cosmos, no pierden de vista su subjetividad fundamental. Al mantener una fe inquebrantable en la Ley, los mentores y discípulos Budistas conservan fresca su pasión como practicantes y se esfuerzan por seguir una práctica centrada en lo humano.
A diferencia del amor Cristiano, que deriva de un poder superior externo, la compasión Budista está igualmente dotada en la vida de todos los seres humanos. Por lo tanto, los mentores y discípulos que se basan en la Ley comparten la misma capacidad fundamental para la compasión y viven sus vidas sobre la base de un voto compartido por la salvación de toda la humanidad. En el Budismo existe la igualdad total en términos de dignidad religiosa entre maestro y discípulo.
El Cristianismo ha fomentado un tipo de independencia individual que trasciende la autoridad secular a través de la devoción a Dios, que constituye la base filosófica para el ideal moderno de individualismo propugnado en Occidente. En este modelo, sin embargo, la subjetividad y la dignidad humanas no son necesariamente garantizadas por el factor limitante de las normas de Dios. Por otro lado, se dice que las enseñanzas panteístas como el Budismo Mahayana reconocen la subjetividad inherente del ser humano, pero la ética de este tipo de pensamiento son difíciles de poner en práctica activa, los creyentes tienden a seguir pasivamente con prevalencia de los valores secular.
Las enseñanzas panteístas tratan de encontrar lo trascendental en el interior, pero hacerlo desconociendo lo trascendental externo es en última instancia un esfuerzo inútil. Lo que se necesita es una religión humanista que exponga la trascendencia que vuelve hacia la inmanencia. La Soka Gakkai propugna una fe en la Ley sobre la base de una relación de mentor-discípulo. Esta fe venera la Ley que es el origen cósmico de la vida humana (es decir, la vida del universo). A partir de este enfoque de la filosofía religiosa, la dignidad absoluta del ser humano puede ser alcanzada, proporcionándole a la civilización moderna un posible modelo para la solución de los problemas éticos.
Notas
<1> Bryan Wilson and Daisaku Ikeda, Human Values in a Changing World: A Dialogue on the Social Role of Religion (Secaucus, NJ: Lyle Stuart Inc., 1987), p. 71.
<2> Nichiren, “The Three Kinds of Treasure,” The Writings of Nichiren Daishonin, trans. and ed. by Gosho Translation Committee (Tokyo: Soka Gakkai, 1999), pp. 851–52.
<3> Arnold Toynbee and Daisaku Ikeda, Choose Life: A Dialogue, ed. Richard Gage (Oxford: Oxford University Press, 1989), p. 346.
<4> Daisaku Ikeda, The Living Buddha: An Interpretive Biography, trans. Burton Watson (New York: Weatherhill, 1976), p. 62.
<5> Nichiren, “Ichidai shokyo taii” (The Substance of the Buddha’s Lifetime Teachings),Nichiren Daishonin gosho zenshu (The Collected Writings of Nichiren Daishonin),ed. Nichiko Hori (Tokyo: Soka Gakkai, 1952), p. 403. (Translated from the Japanese)
<6> In “Letter to the Brothers,” Nichiren states, “The Lotus Sutra is the eye of all the Buddhas. It is the original teacher of Shakyamuni Buddha himself, the lord of teachings” (The Writings of Nichiren Daishonin, p. 494), indicating that although it was Shakyamuni who preached the Lotus Sutra, the sutra was also the source of enlightenment from the distant past, even before the appearance of Shakyamuni. This view was not held solely by Nichiren, as evidenced in the “Introduction” chapter of the Lotus Sutra, where it states: “At this time the Buddha Sun Moon Bright arose from his Samadhi and, because of the bodhisattva Wonderfully Bright, preached the Great Vehicle sutra called the Lotus of the Wonderful Law [the Lotus Sutra], a Law to instruct the bodhisattvas, one that is guarded and kept in mind by the Buddhas” (The Lotus Sutra, trans. Burton Watson, p. 16). This implies that the Lotus Sutra is timeless and transcendent, propagated throughout the universe across past, present, and future.
<7> Nichiren, “On Rebuking the Slander of the Law and Eradicating Sin,” The Writings of Nichiren Daishonin, p. 444.
<8> Nichiren, “The Two Kinds of Illness,” The Writings of Nichiren Daishonin, p. 920.
<9> Daisaku Ikeda, “Mahayana Buddhism and Twenty-first-Century Civilization” (Address at Harvard University, Cambridge, Sept. 24, 1993), A New Humanism: The University Addresses of Daisaku Ikeda (Tokyo: Weatherhill, 1996), pp. 157–59.
No hay comentarios:
Publicar un comentario