Este recurso recoge extractos de las conferencias universitarias de Daisaku Ikeda, arrojando luz sobre el concepto del Yo Superior del Budismo Mahayana. En estas piezas cortas, Ikeda explica la relación entre Yo Superior y el Inferior, impulsado por el ego. También explora: el valor del Yo Superior en la búsqueda del bienestar personal, social y global. Todos los fragmentos corresponden a “A New Humanism: The University Addresses of Daisaku Ikeda” (London and New York: I. B. Taurus, 2010).
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De "El Yo Perdurable ", discurso pronunciado en la Universidad de California, Los Ángeles, primero de abril de 1974
Vivir para el Yo Superior no significa abandonar el Yo Inferior, el Yo Inferior es capaz de actuar sólo por la existencia del Yo Superior. El efecto de esa relación es motivar los deseos y apegos comunes a todos los seres humanos para estimular el avance de la civilización. Si la riqueza no fuera atractiva, el crecimiento económico no se produciría. Si los seres humanos no hubiesen tenido problemas para lidiar con los elementos de la naturaleza, la ciencia no podría haber florecido. Sin el apego mutuo y los conflictos característicos de las relaciones entre los sexos, la literatura hubiera sido privada de uno de sus temas más líricos y duraderos…
El deseo y el dolor son aspectos esenciales de la vida; no pueden ser eliminados. El deseo y todo lo que implica, constituye un generador, una fuerza motriz. Sin embargo, el deseo (y el Yo Inferior que se ve afectado) deben estar correctamente orientados. En el esfuerzo por descubrir el Yo Superior, el genuino enfoque Budista no es intentar suprimir o eliminar el Yo Inferior, sino controlarlo y dirigirlo con el fin de ayudar a la civilización a elevarse a mejores y más altos niveles.
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De "El Budismo Mahayana y la Civilización del Siglo XXI ", discurso pronunciado en la Universidad de Harvard, 24 de septiembre de 1993
El énfasis Budista sobre la interrelación y la interdependencia parece sugerir que la identidad individual está oscurecida. La escritura Budista aborda este tema en el siguiente pasaje:
"Tú eres tu propio maestro. ¿Podría alguien más ser tu maestro? Cuando hayas logrado el control sobre ti mismo, habrás encontrado un maestro de extraordinario valor".
En un segundo pasaje se lee:
"Sean lámparas ustedes mismos. Confíen en ustedes mismos. Aférrense a la Ley como a una lámpara, no confíen en nada más".
Ambos pasajes nos instan a vivir independientemente, fieles a nosotros mismos y no influenciados por los demás. El "Yo" que se menciona aquí, sin embargo, no es lo mismo que el concepto Budista de "yo inferior" (shoga, en japonés), atrapado en los lazos del egoísmo. Más bien, es el "Yo Superior" (taiga, en japonés) fusionado con la vida del universo a través de la cual causa y efecto se entrelazan hasta los confines infinitos del espacio y del tiempo.
Esta Yo Superior, cósmico, se relaciona con la unificación y la integración del "Self" que Jung percibe en las profundidades del ego. También es similar a lo que Ralph Waldo Emerson describe como "la belleza universal, a la cual cada parte y partícula están igualmente relacionadas, Lo Eterno".
Estoy firmemente convencido de que un despertar a gran escala a este “Yo Superior” dará lugar a un mundo de coexistencia creativa en el siglo venidero. Recuerdo los versos de Walt Whitman, en los que canta las loas del espíritu humano:
Pero que yo, regresado, te llamo a ti, oh alma, tú eres el real Yo,
Y he aquí que tú gobiernas gentilmente los orbes,
Tú apareas el tiempo, le das un sentido a la Muerte,
Y llenas, colmas la inmensidad del espacio.
El "Yo Superior" del Budismo Mahayana es otra manera de expresar la apertura y la expansividad de carácter que abraza al sufrimiento de todas las personas como si fuera propio. Este “Yo” siempre busca formas de aliviar el dolor y aumentar la felicidad de los demás, aquí, en medio de las realidades de la vida cotidiana. Sólo la solidaridad provocada por tal nobleza natural del ser humano romperá el aislamiento del Yo moderno, y conducirá a los albores de una nueva esperanza para la civilización. Además, es el despertar dinámico y vital de este Yo Superior lo que nos permitirá a cada uno de nosotros, como individuos, experimentar la vida y la muerte con la misma alegría.
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De "Paz y Seguridad Humana: Una Perspectiva Budista para el siglo XXI", discurso impartido en el East-West Center, 26 de enero de 1995
La sabiduría del Budismo nos permite romper los confines del "Yo Inferior" (shoga, en japonés), el Yo privado y aislado, prisionero de sus propios deseos, pasiones y odios. Nos permite además contextualizar la psicología profundamente arraigada de la identidad colectiva, a medida que expandimos nuestras vidas, con desbordante exuberancia, hacia el "Yo Superior" (taiga, en japonés), que coexiste con la esencia viva del universo.
Esta sabiduría no hay que buscarla en algún lugar distante, sino que puede ser encontrada dentro de nosotros mismos, como si estuviera bajo nuestros propios pies. Reside en el viviente microcosmos interior, y brota en abundancia ilimitada cuando nos dedicamos a acciones valientes y compasivas por el bien de la humanidad, la sociedad y el futuro. A través de este tipo de "práctica del Bodhisattva", desarrollamos la sabiduría necesaria para romper las ataduras del ego, y las esferas de nuestro conocimiento desigual comienzan a girar en equilibrio dinámico hacia un próspero futuro humano.
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