Tales personas se mantienen jóvenes mediante el desarrollo y el sostenimiento de la esperanza, el entusiasmo, el optimismo y la superación, y parecen no sufrir erosión en su espíritu con el paso del tiempo. Por desgracia, también hay gente más joven que ya ha perdido la esperanza y parece prematuramente vieja.
Ikeda sugiere que tal vez, para adquirir verdadera juventud, debamos renovar repetidamente nuestras determinaciones, hasta los últimos momentos de nuestras vidas. Se basa en el mensaje del Sutra del Loto para exponer que es en nuestro compromiso con la felicidad y el bienestar de los demás que logramos experimentar este tipo de "extensión" o expansión de nuestras vidas.
El Sutra del Loto es único entre las escrituras Budistas, ya que promete que los que lo oyen puede encontrar la eterna juventud y la vida eterna. La felicidad no se encuentra en un celestial mundo posterior, sino entre las pruebas y los desafíos de la vida real. Mediante el desarrollo y la profundización de nuestra compasión por los demás, es posible alcanzar un estado de vida interior que toca lo eterno y parece trascender la muerte.
Shakyamuni describe la calidad de su propia iluminación como un estado de vida eterno y perdurable que se caracteriza por la constante vitalidad y rejuvenecimiento. A continuación subraya que es su deseo imperecedero permitir que todas las personas experimenten esta elevada condición de la vida. La pregunta, entonces, es cómo podemos alcanzar ese mismo estado de vida eternamente fresco y joven.
El Sutra del Loto ofrece el modelo del Bodhisattva Jamás Despreciar que, con su actitud de profundo respeto hacia todos los que conocía, trató de despertar a otros a la Budeidad inherente dentro de sus vidas, aún cuando fue burlado y vilipendiado por esto. El resultado de sus acciones y su actitud fue la obtención de la condición de vida iluminada de un Buda. Del mismo modo, la forma de elevar nuestro propio estado de vida es a través de un compromiso personal por actuar en favor de nuestra propia felicidad y la de los demás.
Nichiren, monje budista japonés que en el siglo XIII fundó una escuela de Budismo basada en el Sutra del Loto, actualmente practicada por los miembros de la SGI, creía que el deseo fundamental de contribuir a la felicidad de uno mismo y los demás es algo que todas las personas ya tenemos en común a un nivel muy profundo, pero a menudo nuestras propias preocupaciones y problemas nos impiden percibirlo.
Cuando nos comprometemos de todo corazón a "recordar" o recuperar ese deseo o voto de nuestra mente subconsciente, y vivimos una vida comprometida y contributiva, podemos aprovechar los recursos hasta este momento desconocidas de la sabiduría, el coraje y la compasión: en otras palabras, el estado de Buda. Esto no significa literalmente que se prolongará nuestra vida física, pero cuando despertemos y sintonicemos nuestras vidas a este propósito más profundo de compasión, toda nuestra calidad de vida y experiencia vital mejorarán de tal manera que cada momento podrá convertirse en una profunda y gozosa experiencia en la que descubrimos ilimitada energía y vitalidad.
A través un despertar como este, las personas que han sido abrumadas por su propio sufrimiento pueden comenzar a vivir una vida llena de propósito en la que su propia compasión, creatividad y voluntad determinen su dirección. Esto, más allá de cualquier conteo de años o días, es a lo que se refiere al Budismo al hablar de un estado en el que podemos disfrutar de la juventud perpetua.
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