Creo que la amistad es la relación más genuinamente humana de la que somos capaces. Ser comprendido y apreciado por ser quienes somos es una experiencia importante en la vida, que fortalece nuestra voluntad de vivir en formas visibles e invisibles. La amistad multiplica por muchas veces la cantidad de valor que somos capaces de crear y experimentar en la vida. Como dice el refrán, la amistad duplica nuestra alegría y reduce a la mitad nuestras penas. Nada trae una satisfacción más profunda o una recompensa más duradera que el esfuerzo de ser un verdadero amigo de otra persona.
Desde mi experiencia, la amistad no es una cuestión acerca de la cantidad de tiempo que pasamos con alguien. Más bien, es una medida de la fuerza y la profundidad de la resonancia espiritual que surge entre ambos. Muchas veces, al conocer a alguien por primera vez, he sentido una indescriptible sensación de familiaridad.
Hay muchos tipos diferentes de amistad. Hay personas con la que simplemente nos sentimos cómodos y a gusto cuando estamos con ellas. Sin embargo, en mi opinión son más valiosas las amistades que se basan en un sentido compartido de propósito o en el compromiso con una causa común.
Mi propia vida ha sido bendecida con muchas amistades maravillosas. Quien me viene a la mente es el fallecido Linus Pauling, conocido como el padre de la química moderna y la única persona en recibir dos premios Nobel no compartidos. Nos encontramos por primera vez en 1989, cuando ya tenía 88 años de edad. Su apasionada oposición a la guerra era reconocida, y este compromiso compartido jugó un papel central en nuestra amistad.
Igualmente valiosas para mí son las muchas amistades que he podido forjar con personas que tal vez no sean conocidas fuera de sus comunidades. Hay muchas personas en el mundo que trabajan incansablemente para hacer de su entorno inmediato en un lugar mejor para sus conciudadanos. A menudo escribo sobre mis amigos, porque cada uno ha tenido en mí un impacto formativo único que me siento obligado a compartir.
La amistad es probada y demostrada en la adversidad. Tal vez sólo aquellos que hayan sufrido golpes verdaderamente desmoralizadores puedan apreciar completamente la belleza de la amistad.
Para los jóvenes, desarrollar y mantener amistades es un desafío. Quizás se angustien al descubrir que la persona que pensaban que era un buen amigo de confianza, en realidad no lo sea. Cuando soy consultado por gente joven acerca de este tema, los incentivo a enfocarse en sí mismos y en sus propias acciones, en lugar de las de la otra persona. Si tú mismo eres un amigo bueno y confiable, te aseguro que no tendrás ninguna razón para lamentarte, aun si la otra persona se aleja o incluso se vuelve contra ti. El corazón humano tiene posibilidades verdaderamente terribles. Animo a los jóvenes a no permitir que tales experiencias socaven su fe en la humanidad.
Mis propios esfuerzos por crear lazos de amistad con personas de todo el mundo están impulsados por mi creencia de que este es el camino más certero hacia la paz. Puede haber, por ejemplo, alianzas políticas que puedan unir a los pueblos de dos o más países. Intereses económicos o comerciales compartidos pueden servir como un enlace. Pero los compromisos que se limitan a estas dimensiones son frágiles en última instancia, y se rompen al afrontar tensiones y conflictos.
A diferencia de las disparidades de posiciones políticas o económicas, el espíritu de la amistad es la igualdad. El espíritu de la amistad es abierto y universal. Tiene el poder de trascender las diferencias culturales, lingüísticas o religiosas. Fundamentalmente, se nutre de la confianza que puede mantener abiertos los canales de comunicación, evitando que los malentendidos se conviertan en conflictos. Puede parecer simplista, pero creo firmemente que el fomento de la amistad entre personas de diferentes culturas es la clave para la paz en el siglo 21.
Para mi las amistades son hermandades. Son mis hermanas y hermanos que me apitan en la vida. Son mi tesoro. Este escrito es muy valioso para mi por la gran interpretación de la amistad.
ResponderEliminar