Entrevista a Daisaku Ikeda publicada en http://www.tricycle.com/interview/faith-revolution?page=0,0, por Clark Strand
DAISAKU IKEDA es presidente de la Soka Gakkai Internacional, el grupo Budista laico más grande del mundo y el más diverso de Estados Unidos. En una inusual entrevista, Ikeda habla con el editor colaborador Clark Strand sobre la notable historia de su organización, su práctica a menudo mal entendida, y aquello por lo que sus miembros realmente invocan.
Desde celebridades de Hollywood hasta renombrados músicos de jazz, pasando por los practicantes cotidianos de todo el mundo, los Budistas de la Soka Gakkai son mejor conocidos por su familiar canto, Nam-myoho-renge-kyo. Lo que ellos están cantando es el título japonés del Sutra del Loto, que postula que todos nosotros (sin excepción) podemos alcanzar la iluminación a través de la fe en sus enseñanzas.
La Soka Gakkai (Sociedad de Creación de Valor) fue fundada en 1930 por Tsunesaburo Makiguchi [1871-1944], un educador japonés cuyas teorías fueron fuertemente influenciadas por las enseñanzas de Nichiren, un monje Budista del siglo XIII que intentó reformar la sociedad japonesa alineando su liderazgo con las enseñanzas del Sutra del Loto. Makiguchi fue detenido por el gobierno japonés en virtud de la Ley de Preservación de la Paz en 1943, por negarse a consolidarse con otras sectas Budistas bajo la bandera del Estado Shinto, desafiando efectivamente la autoridad del gobierno militar. Murió en prisión un año después. Después de la guerra su, su discípulo Josei Toda [1900-1958] convirtió a la Soka Gakkai en un fenómeno nacional, aumentando sus miembros de manera espectacular y estableciéndolo como un movimiento con base social que defendió la paz y los derechos de la gente común. A la muerte de Toda, en 1958, la tarea de difundir las enseñanzas del Budismo Nichiren de la Soka Gakkai hacia la comunidad internacional cayó sobre el discípulo de Toda, Daisaku Ikeda [b. 1928], fundador de la Soka Gakkai Internacional (SGI) en la isla de Guam en 1975.
Con 12 millones de miembros en 192 países, la SGI es el grupo budista laico más grande del mundo, y es la escuela Budista de mayor diversidad étnica en Estados Unidos, donde sus miembros se reúnen en 2.600 grupos de discusión y cerca de 100 centros comunitarios en todo el país.
Entre los converso Budistas occidentales, siempre ha habido una marcada división entre los miembros de la SGI y los estudiantes orientados a la meditación de tradiciones como el Zen, Vipassana, y Vajrayana. Los estudiantes enfocados en la meditación tienden a saber muy poco, o nada, de la SGI. Entonces, ¿cuál es la práctica de la SGI? ¿Cuáles son sus enseñanzas, y cómo explican su rápida propagación a tantas culturas diferentes de todo el mundo?
Esta entrevista con el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, la primera otorgada a una revista estadounidense, se llevó a cabo este verano por medio de correos electrónicos por el editor colaborador de Tricycle Clark Strand y traducida por Andrew Gebert. Es la culminación de una larga conversación de dos años con la cúpula de la SGI, sobre el futuro del Budismo y su relación con el diálogo interreligioso y temas de apremiante preocupación mundial.
La mayoría de los estadounidenses saben poco sobre el Budismo de Nichiren, excepto que sus seguidores entonan Nam-Myoho-Renge-Kyo, el título del Sutra del Loto. ¿Podría ayudar a nuestros lectores a comprender el papel de esta práctica fundamental en el Budismo de Nichiren?
Nichiren utiliza la siguiente analogía para explicar el daimoku, o "Gran Título", y cómo funciona: "Cuando canta un pájaro enjaulado, las aves que están volando en el cielo son convocadas por ello y se reúnen alrededor, y cuando las aves vuelan en el cielo alrededor, el pájaro en la jaula se esfuerza por salir. Cuando con la boca entonamos la Ley Mística, nuestra naturaleza de Buda, habiendo sido convocada, invariablemente emerge".
Invocar Nam-myoho-renge-kyo es llamar al nombre de la naturaleza de Buda dentro de nosotros mismo y en todos los seres vivos. Es un acto de fe en esta naturaleza de Buda universal, un acto de romper la oscuridad fundamental de la vida, nuestra incapacidad de reconocer nuestra verdadera naturaleza iluminada. Es esta oscuridad fundamental, o ignorancia, la que nos lleva a experimentar los ciclos de nacimiento y muerte como sufrimiento. Cuando invocamos y nos basamos en la magnífica vida iluminada que existe dentro de cada uno de nosotros sin excepción, incluso los sufrimientos más fundamentales e ineludibles de la vida y la muerte no tienen necesariamente que ser experimentado con dolor. Más bien, pueden transformarse en una vida embebida en las virtudes de la eternidad, la alegría, el verdadero yo, y la pureza.
Superficialmente, esto parece similar a otras enseñanzas de práctica única que surgieron de Kamakura Japón- como la práctica de Dogen de sólo sentarse o la entonación del nembutsu de Honen.
Como usted señala, hay aparentes similitudes entre estas prácticas y la práctica de Nichiren de entonar el título del Sutra del Loto. Estas pueden ser atribuidas, creo yo, a una respuesta común, consciente o inconsciente, a las condiciones y retos particulares de la era Kamakura, una época conflictiva cuando Japón estuvo en transición hacia un sistema político centrado en los samurai.
La práctica Zen de sentarse es representativa de la clase de jiriki, o "auto-poder", práctica que no recurre a ningún tipo de verdad absoluta o ser más allá de uno mismo. Por otra parte, el canto de nembutsu, apoyándose y buscando la salvación en Amida Buda, es representativo del enfoque tariki, o "poder externo". Basándose en las enseñanzas del Sutra del Loto, Nichiren declaró que era más prudente evitar inclinarse demasiado en cualquiera de los dos enfoques, el “auto-poder” o el “poder externo”. La práctica de Nichiren de entonar Nam-Myoho-Renge-Kyo nos lleva a descubrir un poder y una sabiduría que existen dentro de nosotros y que al mismo tiempo nos trasciende. Abarca los aspectos de ambas prácticas.
En un sentido, entonces, usted parece sugerir que representa lo mejor de ambos mundos.
Sí, y a causa de que el enfoque de Nichiren es a la vez tan accesible y tan práctico, es que permite a la gente común cultivar las vastas fuentes de energía y sabiduría que ya poseen en su interior. Esto nos da el poder para vivir de forma valiente y victoriosa en medio de las terribles realidades de esta época de conflictos y luchas. Estoy seguro de que puede desempeñar un papel vital en iluminar el camino a seguir por la humanidad.
Los Budistas Nichiren entonan el daimoku para conseguir lo que quieren -una carrera exitosa, una mejor salud, un buen matrimonio, incluso la paz mundial-. Sin embargo, desde un punto de vista puramente tradicional, parece una violación de la doctrina Budista básica entonar para la satisfacción de los deseos mundanos en lugar de esforzarse por superarlos. ¿No es esto una contradicción?
Si usted piensa que el propósito de la religión es la felicidad, en realidad no hay contradicción. El ideal del Budismo Mahayana es la realización de la felicidad para uno mismo y para los demás. En ninguna parte esto está más completamente establecido que en el Sutra del Loto, que reconoce la naturaleza de Buda en todas las personas, hombres y mujeres, los que tienen educación formal y los que no. Declara que todas las personas, sin importar su clase, procedencia, antecedentes personales, culturales o sociales, pueden alcanzar la iluminación. Nuestra recitación del título del Sutra del Loto es una forma de renovar nuestra promesa de vivir de acuerdo con este ideal.
Aun así, la tradición Budista -incluso la tradición Mahayana- ha tendido a centrarse en un enfoque monástico de la iluminación. ¿Ve usted en el Sutra del Loto la sugerencia de algún tipo de reforma populista?
El Sutra del Loto no niega la validez de la práctica monástica, de personas consagradas a su práctica en un entorno propicio para la superación de los impulsos ilusorios y la obtención un estado de paz mental. El problema surge cuando la práctica es considerada como un fin en sí mismo, en lugar de un medio para entrar en el camino de la sabiduría. Nichiren fue el primero lograr que la sabiduría a través la fe sea una posibilidad para todas las personas. Siguiendo sus enseñanzas, se hace posible utilizar todos los acontecimientos de la vida -placenteros o dolorosos- como una oportunidad para el futuro desarrollo de nuestra sabiduría innata. Cuando Nichiren declara que los deseos mundanos conducen a la iluminación, está describiendo un proceso por el cual incluso la gente común que vive en medio de los impulsos ilusorios y los deseos mundanos pueden manifestar su más alta sabiduría.
Sigo pensando que una gran cantidad de Budistas No-Nichiren tendrán dificultades para comprender cómo la invocación por los deseos mundanos lleva a la iluminación.
Bueno, para empezar, creo que es importante que todos los Budistas -incluso los miembros de la SGI- entiendan que Nam-Myoho-Renge-Kyo no es una especie de fórmula mágica que se recita para cumplir deseos. Es una práctica que expresa nuestra fe en la verdad y lleva nuestras vidas al ritmo de esta verdad. Es un camino para superar el habitualmente llamado “yo inferior”, que está atado a los deseos y es atormentado por los impulsos ilusorios. Se trata de un proceso de entrenamiento y transformación de nuestras vidas para ser capaces de manifestar nuestro “yo superior”, para dar a luz a nuestra sabiduría de Buda y la capacidad compasiva para alcanzar nuestra felicidad y la de los demás.
En sus primeros días, la Soka Gakkai fue despreciado y burlada por la sociedad japonesa como una reunión de los enfermos y los pobres. Sin embargo Josei Toda, mi maestro de vida, tomó esto como un punto de orgullo, y declaró con confianza: "La verdadera misión de la religión es llevar alivio a los enfermos y a los pobres. Ese es el propósito del Budismo. La Soka Gakkai es aliada y amiga de la gente común, una amiga de los infelices. Por más que seamos mirados hacia abajo, vamos a seguir luchando por el bien de estas personas". Frente a la devastación del Japón de la posguerra, Toda estaba convencido de que, a los ojos de Buda, esta fue la acción más noble.
Por otra parte, el Sutra del Loto no niega el valor del beneficio mundano. Al permitir que la gente comience a practicar a la espera de dicho beneficio, las enseñanzas del Sutra del Loto establecen una forma de vida basada en la fe, y a través de esta fe -desarrollada paso a paso, a partir de donde sea que nos encontremos en la vida cuando llegamos al camino del Budismo, y con las naturales preocupaciones o inquietudes humanas que nos aquejen en ese momento- nos adentramos en el camino de la sabiduría. Al creer en este sutra que enseña la iluminación universal y mediante la purificación de nuestras mentes, entonces seremos capaces de llevar a cabo nuestras acciones cotidianas en armonía con el espíritu fundamental del Budismo. En el Sutra del Loto y en las enseñanzas de Nichiren, no hay dicotomía esencial entre la iluminación y la vida de los seres ordinarios.
Los eruditos occidentales han observado que Nichiren fue el primer líder budista en hablar con una voz verdaderamente profética, insistiendo en que los líderes japoneses adopten el dharma y lo conviertan en una realidad social. ¿Qué inspiró a Nichiren a dar un paso tan audaz, arriesgando su vida para afirmar una visión Budista de la sociedad en un país donde tradicionalmente se esperaba que la religión soportara la estructura de poder existente en lugar de exigirle rendición de cuentas?
Tienes razón acerca de que en Japón tradicionalmente se ha esperado que la religión apoye la autoridad. La respuesta muy diferente de Nichiren al poder es una clave para comprender su carácter.
Nichiren sintió compasión por los sufrimientos de la gente común y un sentido de la responsabilidad de hacer algo al respecto. Y esta empatía y compromiso serio para la transformación social están en el centro mismo de todas las acciones de Nichiren.
El Japón de Kamakura del siglo XIII fue un tiempo terrible para vivir. La vida estaba constantemente amenazada por terremotos, sequías y otros desastres naturales, así como el hambre, la peste y los conflictos armados. Pero ni las autoridades políticas ni las religiosos de la época fueron capaces de ver más allá de su apego a su propio poder y posición para tomar medidas efectivas. El resultado fue una sensación generalizada de impotencia y desesperación entre la población. Nichiren era por naturaleza incapaz de hacer la vista gorda ante el dolor de otras personas. Así que él habló, lanzando una batalla de ideas que desafió el orden existente.
Eso suena muy arriesgado.
Lo fue. Pero Nichiren comprendía los riesgos. En 1260, presentó su tratado Rissho Ankoku Ron (Sobre el Establecimiento de la Enseñanza Correcta para Asegurar la Paz en la Tierra), a la máxima autoridad de facto de Japón, el regente retirado Hojo Tokiyori. Lo hizo porque estaba convencido de que en una sociedad feudal, era esencial cambiar la conciencia de aquellos que estaban en la cima de la pirámide de poder. En los años siguientes, a pesar de la persecución y la constante amenaza de asesinato o ejecución, Nichiren mantuvo ferozmente su independencia, insistiendo en exigir que aquellos en el poder rindieran cuentas. Él ganó muchos seguidores entre la gente común en este momento, enseñándoles que la felicidad en este mundo era de hecho posible. Pero su influencia entre los sectores oprimidos de la sociedad se percibió naturalmente como una amenaza para quienes detentan el poder.
Claramente Nichiren había previsto todo esto, y sus escritos registran con gran franqueza las dudas y preguntas que le asaltaron al comienzo de su carrera mientras reflexionaba sobre si debía o no hablar. En un momento dado le confesó a un discípulo: "Yo, Nichiren, soy la única persona en todo Japón que entiende esto. Pero si pronuncio una palabra acerca de esto, entonces los padres, hermanos y maestros seguramente me censuren, y el soberano de la nación tomará medidas contra mí. Por otra parte, soy plenamente consciente de que si yo no hablo estaré fallando en mi compasión”. Después de un proceso de intenso cuestionamiento de sí mismo, Nichiren recordó las insistentes palabras del Sutra del Loto urgiendo a que esta enseñanza se extendiera después del fallecimiento del Buda, y él hizo un gran voto de transformar la sociedad y ayudar a todas las personas a vivir en la felicidad.
¿Cómo lleva adelante el legado de Nichiren la Soka Gakkai?
Los primeros líderes de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi y Josei Toda, fueron ambos educadores innovadores dedicados a la reforma de las prácticas educativas en Japón. El señor Makiguchi se convirtió al Budismo de Nichiren en 1928, dos años antes de fundar la Soka Gakkai, y el señor Josei Toda lo siguió abrazando la fe en el Budismo poco después. Al igual que Nichiren, se dedicaron a la felicidad de la gente común que lucha por vivir sus vidas.
Durante la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, se enfrentaron a persecuciones cuando se resistieron a las corrientes del fascismo militarista japonés y criticaron el uso estatal del Shinto para unir espiritualmente al pueblo japonés tras el esfuerzo de la guerra. Como resultado, fueron arrestados y encarcelados. En 1944, el señor Makiguchi murió en la prisión por desnutrición extrema. Tenía 73 años en el momento de su muerte. El señor Toda salió de la cárcel para reconstruir la organización en medio de la devastación de la derrota.
Pero no fue sólo el gobierno militar el que se opuso el mensaje de paz e inclusión radical de la Soka Gakkai, ¿correcto?
Eso es correcto. Durante los casi siete siglos desde su muerte, el Budismo de Nichiren se había vuelto insensible a los intereses y preocupaciones de la gente común. A veces incluso se había interpretado como una enseñanza altamente nacionalista. El señor Makiguchi redescubrió el Budismo de Nichiren como una religión dedicada a la felicidad de la gente común. Intentó promover esa felicidad, a partir de las bases de la sociedad, mediante la reforma de las prácticas educativas en Japón. Con el tiempo, sus objetivos se ampliaron para incluir el compartir la práctica con la gente de todos los ámbitos de la vida como un medio para transformar las vidas de la gente común y por lo tanto la propia sociedad.
¿No se unió también el Budismo Nichiren detrás del esfuerzo de la guerra, como fue requerido por el gobierno, al igual que prácticamente todas las demás escuelas del Budismo japonés?
Durante los años de la locura militarista de Japón, el clero de la Nichiren Shoshu, con la que Makiguchi estaba asociado, cedió a la presión de las autoridades políticas. Por ejemplo, se acordó modificar o suprimir pasajes de los escritos de Nichiren que fueron considerados problemático por las autoridades. Por el contrario, el señor Makiguchi reivindicó la intención original del Budismo de Nichiren -una dedicación humanista a la felicidad de la gente común- y murió en prisión como resultado.
¿Diría usted que el humanismo modernista y de alcance global de la Soka Gakkai de la posguerra nació de la resistencia de Makiguchi a la guerra?
Sí. Aunque "inspirado por" podría ser una mejor manera de decirlo, porque la lucha del Presidente Makiguchi por preservar los valores humanistas se erige como un ejemplo perdurable para nosotros. Fue su discípulo Josei Toda, después de haber sobrevivido a la experiencia en la cárcel, quien realmente define lo que puede ser reconocido como "Budismo moderno". En la cárcel, el señor Toda lee las palabras de difícil comprensión del Sutra del Loto con todo su ser, ganando la visión innovadora de que el Buda no es más que la vida misma. Personalmente, estoy convencido de que este es un concepto de profunda significación dentro de la gran historia del Budismo. A través de su despertar en la prisión, el señor Toda desarrolló un medio universal de expresar el mensaje central del Sutra del Loto de una manera que lo hizo accesible a la humanidad contemporánea, reviviéndolo como algo potencialmente significativo para la vida cotidiana en el mundo moderno, sin importar la raza, la religión, o la cultura.
Toda estaba convencido de que la Soka Gakkai había heredado la misión de propagar ampliamente el Budismo de Nichiren para la realización de una sociedad pacífica, y él hizo esta promesa fundamental para la identidad de la organización. Aunque él mismo nunca viajó fuera de Japón, estaba profundamente preocupado por la paz del mundo.
En septiembre de 1957, apenas seis meses antes de su muerte, él hizo un llamamiento histórico para la prohibición de las armas nucleares, que denunció como un mal absoluto que amenazaba el derecho de la humanidad a existir. De este modo trató de comunicar el compromiso del Sutra del Loto con la santidad de la vida y con la paz para el mundo entero. Estoy convencido de que los esfuerzos del señor Toda contribuyeron en gran medida a la labor de universalizar el Budismo de Nichiren.
Pero no fue Toda quien volvió global a la Soka Gakkai. Esa ha sido su misión en la fundación de la Soka Gakkai Internacional, ¿correcto?
Como tercer presidente de la organización, he estado profundamente inspirado por mis predecesores. He sentido una poderosa responsabilidad de universalizar y garantizar el florecimiento a largo plazo de las enseñanzas. Apenas unas semanas antes de su muerte en abril de 1958, el señor Toda me llamó a su lado y me dijo que había soñado con ir a México, que había gente esperando por aprender sobre el Budismo. En cuanto a las enseñanzas, he tratado de separar los elementos en la interpretación tradicional del Budismo de Nichiren, que son más un reflejo de las contingencias históricas y culturales japonesas que un mensaje subyacente. Con ese fin, he continuado entablando diálogo con una amplia gama de personas en todo el mundo con el fin de mejorar y universalizar la expresión de mis ideas. Porque estoy convencido de que todas las culturas y religiones son expresiones de verdades humanas profundas, he referenciado regularmente tradiciones filosóficas distintas del Budismo, trayendo ideas y puntos de vista de la literatura, el arte, la ciencia y la medicina, y el intercambio de palabras e ideas inspiradoras con pensadores de una amplia gama de orígenes culturales y religiosos, y de la gente, incluidos los miembros de la Soka Gakkai.
Recuerdo que en su libro sobre la Soka Gakkai, el estudioso norteamericano Richard Seager observó con sorpresa que no había imágenes Budistas tradicionales o iconos visibles en los terrenos del campus japoneses o estadounidenses de la Universidad Soka, aunque si se encontró con estatuas de Victor Hugo y Walt Whitman.
El filósofo británico Alfred North Whitehead (1861-1947) escribió acerca de la religión: "Sus principios pueden ser eternos, pero la expresión de estos principios requiere un desarrollo continuo". Para mí, esto es especialmente cierto para el Budismo, que es una filosofía de vida dinámica que responde al deseo inmutable de paz y felicidad de la gente a través de diferentes escenarios históricos y culturales. Es por esto que el diálogo entre las culturas es tan crucial para el desarrollo del Budismo en el próximo milenio. Si bien debe mantenerse fiel a su esencia, el Budismo tiene que encontrar, aprender y evolucionar. En este sentido, estoy convencido de que la labor de redescubrimiento, purificación, y universalización –llevado por la SGI como su misión central- es la esencia del Budismo.
Usted ha reformulado las enseñanzas del Sutra del Loto, en términos de un proceso que usted llama "revolución humana". La segunda parte de ese término es la expresión de su filosofía del humanismo Budista. Pero también está “revolución”. ¿Cuáles son algunos de los aspectos más revolucionarios del Budismo, tal como es enseñado por la SGI, y cómo el humanismo religioso despierta ese tipo de revolución?
El Budismo es inherentemente revolucionario. No puedo pensar en nada más radical que la iluminación. Es a la vez una vuelta a nuestro estado más natural y un cambio dramático. Para citar a Nichiren, "Definitivamente hay algo extraordinario en el flujo y reflujo de la marea, la salida y puesta de la luna, y la forma en que el verano, el otoño, el invierno y la primavera dan paso uno al otro. Algo extraordinario también se produce cuando una persona común logra la Budeidad".
La expresión "revolución humana" fue hecha famosa por el presidente Toda. Es una forma de expresar la idea de la iluminación en un lenguaje contemporáneo. En el Budismo de Nichiren, la iluminación siempre impacta en la sociedad. Desde el interior, la transformación espiritual de los individuos puede despertar un sentido genuino de la santidad de la vida. Esto contradice el desprecio y la desconfianza por la vida que está en la raíz de lo que está mal en la sociedad contemporánea. Este cambio interior es, al mismo tiempo, la base para la realización de la felicidad individual y de una sociedad pacífica. Una vez más, en el Budismo Nichiren ambas no están nunca separadas.
En cuanto al individuo, el señor Toda lo explicó de esta manera: "La revolución humana no es algo especial o fuera de lo común. Podría ser tan simple como que una persona que era perezosa y desmotivada se vuelva entusiasta y comprometida. O que alguien a quien no le interesaba aprender se ponga a estudiar. O que una persona que ha luchado contra la pobreza tenga una vida cada vez más estable y confortable. La revolución humana es un cambio en la orientación básica en la vida de una persona. Y es la transformación de la conciencia provocada por la práctica Budista lo que lo hace posible".
Sí. Pero esa es una concepción muy diferente de la Budeidad de la que la mayoría de nosotros estamos acostumbrados.
Usando la expresión "revolución humana", el señor Toda transformó la idea de Budeidad (que en Japón y en otras partes de Asia había llegado a entenderse como pertenecientes principalmente a la otra vida) en el objetivo claro y profundo de desarrollar y llevar a buen término nuestra propia capacidad y carácter únicos, mientras estamos vivos. Creo sinceramente que cuando las personas que están haciendo estos esfuerzos se unan y se den cuenta de la solidaridad básica a nivel mundial, veremos el camino abierto a la realización de una revolución mundial no violenta.
Al final del Sutra del Loto, el Buda Shakyamuni declara: "Si ves a una persona que acepta y defiende este Sutra, debes levantarte y saludarlo desde lejos, mostrándole el mismo respeto que le tendrías a un Buda". ¿Cómo interpreta usted las palabras de Shakyamuni?
Creo que estas palabras ofrecen una guía clara para los Budistas que viven en un mundo religiosamente plural.
Nichiren afirma que los ocho caracteres chinos que se traducen como "debes levantarte y saludarlo desde lejos, mostrándole el mismo respeto que le tendrías a un Buda" expresar su primera y más alta transmisión -las cualidades humanas que Shakyamuni más esperaba ver en los que practicaban el Sutra del Loto en el futuro después de su muerte. En otras palabras, lo más fundamental es nuestra acción y nuestro comportamiento como seres humanos, nuestra capacidad de cuidar y atesorar a cada individuo.
Hay un capítulo del Sutra del Loto dedicado al Bodhisattva Jamás Despreciar, quien saludaba reverentemente a cada persona que se encontraba con las palabras: "Tengo una profunda reverencia por ti, yo nunca me atrevería a tratarlo con menosprecio y la arrogancia. ¿Por qué? Debido a que todos ustedes están practicando el camino del bodhisattva y seguramente alcanzarán la Budeidad”. Esto nos proporciona un modelo concreto para nuestras interacciones con los demás como modernos Budistas que viven en la era de la interconexión internacional y los problemas y las preocupaciones globales.
De acuerdo con las enseñanzas del Budismo Mahayana, el período de tiempo en el que estamos viviendo se llama el Último Día de la Ley, una época de conflictos y luchas en que todas las cosas tienden hacia el conflicto. La única forma de resistir y luchar contra las mareas violentas de tal época es con una fuerte fe en la naturaleza de Buda de uno mismo y de los demás. Y la forma en que esto se pone en práctica es a través del respeto que podemos ofrecer a los demás.
No vemos mucho de eso hoy en día en las relaciones internacionales, aunque siempre hay esperanza para el futuro.
De hecho existe, y el Budismo puede ofrecer maneras de cultivar esa clase de esperanza. Creer tanto en uno mismo como en los demás, y tratar a los demás como uno haría con un Buda -esta es la práctica que despierta e invoca a la naturaleza de Buda que reside dentro de todos nosotros-. Es aquí que la práctica de la propagación directa defendida por Nichiren tiene su verdadero significado. Es precisamente porque somos capaces de convocar la fe en la naturaleza de Buda de la otra persona que podemos extraer la compasión de nosotros mismos y, deseando la felicidad para todos, continuar un proceso de diálogo serio y el lleno de respeto. Este es el verdadero espíritu de la propagación – la difusión del Budismo de una persona a otra. Implica, ante todo, construir confianza y amistad a través del diálogo respetuoso y permanente.
Todas las personas están igualmente dotadas de la capacidad inherente de respetar a los demás, y esta capacidad es una fuente inagotable de esperanza porque encarna una verdad universal que trasciende las particularidades de los credos religiosos. El respeto ofrecido por los Budistas hacia las otras personas se ofrece en virtud de su humanidad, sin importar su creencia religiosa o credo. Nichiren describió esto con una metáfora poética, diciendo que cuando nos inclinamos ante un espejo, la figura en el espejo se inclina reverencialmente hacia nosotros. Este es el verdadero espíritu del Budismo, y sí, es motivo de gran esperanza.