Frases de Daisaku Ikeda, publicadas en
http://www.ikedaquotes.org/life-potential
El verdadero optimismo se basa en la confianza inquebrantable en nuestro potencial humano.
Los seres humanos están inherentemente dotados con el poder de obtener el mejor resultado posible de las peores circunstancias posibles.
El Budismo enseña el concepto de “manifestar nuestra verdadera naturaleza”. Esto significa revelar tu “yo” genuino, tu verdadero potencial inherente y hacerlo brillar, iluminando todo a tu alrededor. Se refiere a tu más refinada individualidad y singularidad. Cuando te aferras a tus creencias y vives fiel a ti mismo, tu verdadero valor como ser humano brilla.
En el corazón de cada persona existe una llama de sabiduría que transforma todo el sufrimiento en leña para el fuego de la energía creativa.
Cada persona posee en su interior un inapreciable tesoro de infinito valor. Desconocer esto y caer en la pobreza espiritual es una pérdida trágica. En contraste, una persona plenamente consciente de la valiosa dignidad de su propia vida es capaz de respetar realmente la dignidad que se atesora en los demás.
Cuando visualizas claramente el resultado de la victoria, grabándolo en tu corazón, y estás firmemente convencido de que lo obtendrás, tu cerebro hace todo el esfuerzo necesario para realizar la imagen mental que has creado. Y entonces, a través de tu esfuerzo incesante, la victoria finalmente se hace realidad.
La tendencia natural de la vida es hacia el florecimiento del potencial, hacia el avance ilimitado. Y la fe es la llave que nos permite abrir el completo abanico de posibilidades de nuestras vidas.
Una de las cosas más fascinantes acerca del ser humano es esta: Cree por suficiente tiempo que no eres tan listo como los demás, y eso te llevará realmente a la ineptitud intelectual. Pero si, confrontando las mismas dudas, eliges creer que tu mente está meramente dormida y carente de ejercicio, una vez que comiences a entrenarla, no habrá límites para lo que puedas alcanzar.
No debes ponerte a ti mismo el yugo de la nacionalidad o la etnia. No debes pensarte a ti mismo como débil, o como “nada más que un conjunto de materia”. No debes considerarte como un esclavo de tus genes. Fundamentalmente, todos los seres humanos tenemos un inmenso e ilimitado potencial.
La vida está llena de un potencial que es realmente inconmensurable. Al final veremos el enorme poder que esta posee. Por eso es que no debemos descalificar a nadie. En particular, no debemos poner trabas a nuestro propio potencial. En la mayoría de los casos, nuestras supuestas limitaciones no son más que nuestra propia decisión de limitarnos a nosotros mismos.
Cada uno de nosotros debemos intentar descubrir el tema o motivación particular que caracterizará nuestras vidas. Una actitud de intensa e impertérrita seriedad hacia cada momento fugaz puede abrirnos una vida completamente nueva.
Todo depende de lo que hay en nuestros corazones. Si decidimos para nosotros mismo que algo es imposible, entonces, en congruencia con lo que nuestras mentes piensan, incluso aquello que es posible se nos volverá imposible. Por otro lado, si tenemos la confianza de que definitivamente podemos hacer algo, entonces ya estamos un paso más cerca de conseguir que esto se haga realidad.
El Budismo enseña que nada pasa por casualidad. Todo tiene un sentido. Por favor, convénzanse de que su vida interior ya tiene todo lo que necesitas. No importa cuán difícil pueda ser tu situación, estás vivo ahora, y no hay tesoro más preciado que la vida en si misma.
La completa realización del propio potencial inherente solo puede ser alcanzada mediante la interacción con el mundo en la realidad cotidiana.
Una cosa es cierta, y es que el poder de la creencia, el poder del pensamiento, moverán la realidad en la dirección en que creemos y tal como la concebimos. Si realmente crees que puedes hacer algo, puedes hacerlo. Es un hecho.
Una persona plenamente consciente de la valiosa dignidad de su propia vida es capaz de respetar realmente la dignidad que se atesora en la de los demás.
La vida humana posee un potencial más profundo que el océano y más vasto que el cielo. Tal vez tendamos a rendirnos y a resignarnos a nuestras circunstancias presentes, pensando “no hay manera”. Pero rompiendo estas barreras de nuestra mente, podremos disfrutar de una vida vibrante, llena de una poderosa fuerza de vida como el sol.
NamMiohoRengueKio
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Este blog tiene como único fin presentar artículos traducidos al español públicados por la Soka Gakkai Internacional y/o Daisaku Ikeda, Presidente de dicha organización. Este espacio no publica ni produce contenidos propios, solo es un intento de hacer llegar a hispanoparlantes los contenidos publicados por dicha organización originalmente en inglés. En cada artículo traducido, se incluirá la referencia al artículo original para que pueda constatarse el origen de dicha información.
Este blog tiene como único fin presentar artículos traducidos al español públicados por la Soka Gakkai Internacional y/o Daisaku Ikeda, Presidente de dicha organización. Este espacio no publica ni produce contenidos propios, solo es un intento de hacer llegar a hispanoparlantes los contenidos publicados por dicha organización originalmente en inglés. En cada artículo traducido, se incluirá la referencia al artículo original para que pueda constatarse el origen de dicha información.
lunes, 30 de julio de 2012
RELIGIÓN Y FE, por Daisaku Ikeda
Frases de Daisaku Ikeda publicadas en
http://www.ikedaquotes.org/religion-faith
La fe es la función de la vida humana que despeja las nubes oscuras de la duda, la ansiedad y el lamento, abriendo el corazón de uno y orientándolo hacia el bien.
La filosofía puede inspirar a las personas con un sentido de propósito e infundirles el poder de llevar sus vidas a la plenitud.
La fe en el Budismo no es una fe ciega que rechaza a la razón. Es de hecho una función racional, un proceso de cultivo de la sabiduría que comienza con un espíritu reverente de búsqueda. El impulso de la verdadera razón es trascender continua y eternamente los confines del yo presente. Su objetivo es llegar más allá de su alcance, siempre más alto, trascendiéndose siempre a si mismo. La fuente de energía y fundamento para esta búsqueda constante es la fe en algo más grande que uno mismo. La fe purifica la razón, fortaleciéndola y elevándola.
La religión siempre está en peligro de crecer apartada de la gente cuando sus líderes olvidan reflexionar cuidadosamente sobre su propio comportamiento y se ven a si mismo como figuras de autoridad.
Cada religión puede ser una fuerza para el bien o para el mal, dependiendo de la gente que la practica.
No es necesario decir que cualquier religión que justifique el terrorismo o la guerra ha minado las bases espirituales de su propia existencia. Creo firmemente que la misión de la religión en el siglo veintiuno debe ser la de contribuir concretamente a la coexistencia pacífica de la humanidad. La fe religiosa puede ayudar a fomentar una verdadera conciencia global y a restaurar los lazos entre los corazones humanos.
La sabiduría es la comprensión esclarecida que nos permite mejorar tanto nuestras vidas como la de los demás. El conocimiento que causa sufrimiento a los demás nunca debe considerarse sabiduría. Las distorsiones de la sociedad actual derivan de la confusión entre la sabiduría, que es holística, y el conocimiento, que es fragmentario; y una incapacidad por distinguir entre la fe genuina y la credulidad ciega.
Lo que es necesario en este momento es una nueva unión entre la fe y la razón, que abarque todos los aspectos del ser humano y la sociedad, incluyendo la perspectiva alcanzada por la ciencia moderna. Este es el gran desafío que la civilización moderna afronta: restaurar la integridad de la sociedad humana, que ha sido destrozada por la razón sin creencias y por el fanatismo irracional.
El Budismo no existe apartado de la sociedad, sino que se manifiesta a sí mismo en la sociedad. La sabiduría del Budismo debe ser aplicada dinámicamente en la sociedad. Es un suicidio para una religión permanecer enclaustrada en el mundo de la religión, aislada del resto del mundo.
El Budismo está al alcance de la mano, aquí y ahora. Se encuentra en la vida diaria, es innato en la existencia humana y en la sociedad. Presentar al Budismo como perteneciente a un plano remoto, alejado de la vida y la realidad, es erróneo.
El ser humano es el centro del Budismo. Enfocado en la importancia del corazón y el inconmensurable valor de la vida, el Budismo existe para habilitar a todas las personas a cultivar su Budeidad innata y manifestarla en sus vidas.
El Sutra del Loto nos urge a resistir la deshumanización de la religión y la tendencia de la religión a divorciarse de la realidad, y a reorientar firmemente la religión a su foco primordial, que es el ser humano. Cuando la religión se aleja del ser humano, se convierte en nada más que un medio para controlar a la gente.
Dependiendo del uso que cada uno le de, la religión puede ser una fuerza destructiva. La religión puede unirnos, pero algunos la explotan para crear grandes divisiones entre nosotros. Nada puede ser más desafortunado. La religión siempre debe ser para las personas. Las personas no existen para provecho de la religión. Este debe ser el lineamiento fundamental de la religión en el siglo veintiuno.
La religión en el siglo veintiuno debe proveer a las personas con la sabiduría para ser independientes, para pensar y decidir sabiamente por nosotros mismos como vivir nuestras vidas.
Las personas son naturalmente fuertes, sabias, alegres y cálidas. La fe religiosa es el poder que desarrolla estas cualidades. El propósito de la fe es hacer a la gente sabia.
“¿La religión fortalece o debilita a las personas? ¿Alienta a lo bueno o a lo malo en ellas? ¿Las personas se hacen mejores y más sabias, o peores y menos sabias por la religión?”. Estas son las preguntas que necesitamos hacerle a todas las religiones, incluido por supuesto el Budismo.
http://www.ikedaquotes.org/religion-faith
La fe es la función de la vida humana que despeja las nubes oscuras de la duda, la ansiedad y el lamento, abriendo el corazón de uno y orientándolo hacia el bien.
La filosofía puede inspirar a las personas con un sentido de propósito e infundirles el poder de llevar sus vidas a la plenitud.
La fe en el Budismo no es una fe ciega que rechaza a la razón. Es de hecho una función racional, un proceso de cultivo de la sabiduría que comienza con un espíritu reverente de búsqueda. El impulso de la verdadera razón es trascender continua y eternamente los confines del yo presente. Su objetivo es llegar más allá de su alcance, siempre más alto, trascendiéndose siempre a si mismo. La fuente de energía y fundamento para esta búsqueda constante es la fe en algo más grande que uno mismo. La fe purifica la razón, fortaleciéndola y elevándola.
La religión siempre está en peligro de crecer apartada de la gente cuando sus líderes olvidan reflexionar cuidadosamente sobre su propio comportamiento y se ven a si mismo como figuras de autoridad.
Cada religión puede ser una fuerza para el bien o para el mal, dependiendo de la gente que la practica.
No es necesario decir que cualquier religión que justifique el terrorismo o la guerra ha minado las bases espirituales de su propia existencia. Creo firmemente que la misión de la religión en el siglo veintiuno debe ser la de contribuir concretamente a la coexistencia pacífica de la humanidad. La fe religiosa puede ayudar a fomentar una verdadera conciencia global y a restaurar los lazos entre los corazones humanos.
La sabiduría es la comprensión esclarecida que nos permite mejorar tanto nuestras vidas como la de los demás. El conocimiento que causa sufrimiento a los demás nunca debe considerarse sabiduría. Las distorsiones de la sociedad actual derivan de la confusión entre la sabiduría, que es holística, y el conocimiento, que es fragmentario; y una incapacidad por distinguir entre la fe genuina y la credulidad ciega.
Lo que es necesario en este momento es una nueva unión entre la fe y la razón, que abarque todos los aspectos del ser humano y la sociedad, incluyendo la perspectiva alcanzada por la ciencia moderna. Este es el gran desafío que la civilización moderna afronta: restaurar la integridad de la sociedad humana, que ha sido destrozada por la razón sin creencias y por el fanatismo irracional.
El Budismo no existe apartado de la sociedad, sino que se manifiesta a sí mismo en la sociedad. La sabiduría del Budismo debe ser aplicada dinámicamente en la sociedad. Es un suicidio para una religión permanecer enclaustrada en el mundo de la religión, aislada del resto del mundo.
El Budismo está al alcance de la mano, aquí y ahora. Se encuentra en la vida diaria, es innato en la existencia humana y en la sociedad. Presentar al Budismo como perteneciente a un plano remoto, alejado de la vida y la realidad, es erróneo.
El ser humano es el centro del Budismo. Enfocado en la importancia del corazón y el inconmensurable valor de la vida, el Budismo existe para habilitar a todas las personas a cultivar su Budeidad innata y manifestarla en sus vidas.
El Sutra del Loto nos urge a resistir la deshumanización de la religión y la tendencia de la religión a divorciarse de la realidad, y a reorientar firmemente la religión a su foco primordial, que es el ser humano. Cuando la religión se aleja del ser humano, se convierte en nada más que un medio para controlar a la gente.
Dependiendo del uso que cada uno le de, la religión puede ser una fuerza destructiva. La religión puede unirnos, pero algunos la explotan para crear grandes divisiones entre nosotros. Nada puede ser más desafortunado. La religión siempre debe ser para las personas. Las personas no existen para provecho de la religión. Este debe ser el lineamiento fundamental de la religión en el siglo veintiuno.
La religión en el siglo veintiuno debe proveer a las personas con la sabiduría para ser independientes, para pensar y decidir sabiamente por nosotros mismos como vivir nuestras vidas.
Las personas son naturalmente fuertes, sabias, alegres y cálidas. La fe religiosa es el poder que desarrolla estas cualidades. El propósito de la fe es hacer a la gente sabia.
“¿La religión fortalece o debilita a las personas? ¿Alienta a lo bueno o a lo malo en ellas? ¿Las personas se hacen mejores y más sabias, o peores y menos sabias por la religión?”. Estas son las preguntas que necesitamos hacerle a todas las religiones, incluido por supuesto el Budismo.
DIÁLOGO, por Daisaku Ikeda
Frases de Daisaku Ikeda publicadas en
http://www.ikedaquotes.org/dialogue
El diálogo es una aventura, una aventura al alcance de todos. Y a veces, es una aventura que puede cambiar la historia.
El diálogo no es cierta afirmación simplista de la propia posición, ni se trata necesariamente de persuadir a los demás del propio punto de vista. El diálogo es acerca de demostrar respeto por la vida de los demás, y estar determinado a aprender cuando nos confrontamos con diferencias en las personalidades y las perspectivas.
La señal de la sabiduría reside, más que en cualquier otra cosa, en la habilidad de escuchar.
¿Cómo puede la humanidad del siglo 21 superar las crisis a las cuales nos enfrentamos? No hay, por supuesto, soluciones simples ni “varitas mágicas” que podamos ondear para hacerlo mejor. El núcleo de nuestro esfuerzo debe ser extraer el máximo potencial del diálogo. Mientras continúe la historia de la humanidad, deberemos afrontar el perenne desafío de construir, mantener y fortalecer la paz a través del diálogo.
Tener fe en el poder del diálogo es creer en la promesa de la humanidad.
No nacemos humanos en ningún otro aspecto que no sea el biológico: es solo por la inmersión en el “océano del lenguaje y del diálogo” alimentado por los manantiales de la tradición cultural que nosotros podemos aprender a conocernos a nosotros mismo y a los demás y de esa manera aprender la manera de ser humanos.
La pasión inspira la pasión, y apelar a la sinceridad genera sinceridad. El diálogo genuino es precisamente este tipo de profunda interacción de vida a vida.
Mientras continúe la historia de la humanidad, deberemos afrontar el perenne desafío de construir, mantener y fortalecer la paz a través del diálogo, y convertir al diálogo en el claro y certero camino hacia la paz. Debemos revindicar y proclamar esta convicción sin cesar, sin importarnos las sonrisas soberbias ni las críticas cínicas que recibamos.
Extingamos las flamas del odio con el torrente del diálogo.
El diálogo es como un drama en varios actos. Habrá momento en que vuelen chispas, y momentos de puro deleite donde reverberan los acordes de la simpatía. El diálogo vigoroso y vivaz se satisface y se completa con dinamismo.
Sin diálogo, los humanos estamos condenados a caminar en la oscuridad de nuestro propio dogma autorreferencial. El diálogo es la lámpara que disipa esa oscuridad, iluminando y haciendo visible para cada uno de nosotros nuestros propios pasos y los de los demás, y nos muestra el camino que tenemos por delante.
El diálogo comienza por la voluntad valerosa de conocer y ser conocido por los demás. Este es el esmerado y persistente esfuerzo por remover todos los obstáculos que oscurecen nuestra humanidad en común.
Cuando dejamos de mirarnos a nosotros mismo, cuando dejamos de cuestionarnos, nos volvemos dogmáticos y autorreferenciales. Nuestro discurso se vuelve unidireccional: No podemos escuchar a los demás, y el diálogo se vuelve imposible.
La clave del diálogo es el respeto por la otra persona, la voluntad de escuchar, y la predisposición para aprender de ellos.
Es en el océano del diálogo que una persona se vuelve realmente humana. El diálogo es un desafío épico donde se requiere en primer lugar que te cambies a ti mismo, antes de cambiar a los demás.
Las dos ruedas que hacen avanzar el diálogo son la creencia de que todos poseemos una divinidad inherente, y un espíritu de incansable determinación por aprovechar y sacar a la luz dicha divinidad.
Abrir un proceso de diálogo es el primer paso para despejar las nubes oscuras de la suspicacia, que son la semilla de la guerra y el conflicto. En aras de la paz global, es vital evitar el aislamiento de cualquier nación o persona.
El verdadero coraje no se encuentra en forzar, se encuentra en el esfuerzo de comprometerse con el diálogo. Ahí es cuando la humanidad realmente triunfa.
El diálogo comienza por reconocer claramente la posición y los intereses de las partes involucradas y entonces identificar cuidadosamente los obstáculos al progreso, trabajando pacientemente por remover y resolver cada uno de ellos. El diálogo es el compromiso constructivo definitivo del espíritu humano.
El diálogo genuino es un ejercicio espiritual incesante y profundo, orientado a alcanzar una transformación humana fundamental tanto en nosotros como en los otros. El diálogo nos desafía a confrontar y transformar nuestros impulsos destructivos inherentes a la vida humana. Creo sinceramente que la energía generada por este esfuerzo valeroso puede romper las cadenas de la resignación y la apatía que atan al corazón humano, desatando una confianza renovada y una visión para el futuro.
Las palabras dichas desde el corazón tienen el poder de cambiar la vida de una persona. Más aún, pueden derretir los congelados muros de la desconfianza que separan a las personas y a las naciones.
El verdadero valor del diálogo no se encuentra solamente en los resultados que produce, sino también en el proceso de diálogo en si mismo, en el cual dos espíritus humanos se comprometen el uno con el otro a elevarse a un plano superior.
Las personas y las sociedades que están abiertas al diálogo no se estancan, sino que crecen y se desarrollan.
El coraje de encontrarse y hablar con las personas es absolutamente crucial. Elegir el diálogo es en si mismo un triunfo para la paz y para la humanidad.
http://www.ikedaquotes.org/dialogue
El diálogo es una aventura, una aventura al alcance de todos. Y a veces, es una aventura que puede cambiar la historia.
El diálogo no es cierta afirmación simplista de la propia posición, ni se trata necesariamente de persuadir a los demás del propio punto de vista. El diálogo es acerca de demostrar respeto por la vida de los demás, y estar determinado a aprender cuando nos confrontamos con diferencias en las personalidades y las perspectivas.
La señal de la sabiduría reside, más que en cualquier otra cosa, en la habilidad de escuchar.
¿Cómo puede la humanidad del siglo 21 superar las crisis a las cuales nos enfrentamos? No hay, por supuesto, soluciones simples ni “varitas mágicas” que podamos ondear para hacerlo mejor. El núcleo de nuestro esfuerzo debe ser extraer el máximo potencial del diálogo. Mientras continúe la historia de la humanidad, deberemos afrontar el perenne desafío de construir, mantener y fortalecer la paz a través del diálogo.
Tener fe en el poder del diálogo es creer en la promesa de la humanidad.
No nacemos humanos en ningún otro aspecto que no sea el biológico: es solo por la inmersión en el “océano del lenguaje y del diálogo” alimentado por los manantiales de la tradición cultural que nosotros podemos aprender a conocernos a nosotros mismo y a los demás y de esa manera aprender la manera de ser humanos.
La pasión inspira la pasión, y apelar a la sinceridad genera sinceridad. El diálogo genuino es precisamente este tipo de profunda interacción de vida a vida.
Mientras continúe la historia de la humanidad, deberemos afrontar el perenne desafío de construir, mantener y fortalecer la paz a través del diálogo, y convertir al diálogo en el claro y certero camino hacia la paz. Debemos revindicar y proclamar esta convicción sin cesar, sin importarnos las sonrisas soberbias ni las críticas cínicas que recibamos.
Extingamos las flamas del odio con el torrente del diálogo.
El diálogo es como un drama en varios actos. Habrá momento en que vuelen chispas, y momentos de puro deleite donde reverberan los acordes de la simpatía. El diálogo vigoroso y vivaz se satisface y se completa con dinamismo.
Sin diálogo, los humanos estamos condenados a caminar en la oscuridad de nuestro propio dogma autorreferencial. El diálogo es la lámpara que disipa esa oscuridad, iluminando y haciendo visible para cada uno de nosotros nuestros propios pasos y los de los demás, y nos muestra el camino que tenemos por delante.
El diálogo comienza por la voluntad valerosa de conocer y ser conocido por los demás. Este es el esmerado y persistente esfuerzo por remover todos los obstáculos que oscurecen nuestra humanidad en común.
Cuando dejamos de mirarnos a nosotros mismo, cuando dejamos de cuestionarnos, nos volvemos dogmáticos y autorreferenciales. Nuestro discurso se vuelve unidireccional: No podemos escuchar a los demás, y el diálogo se vuelve imposible.
La clave del diálogo es el respeto por la otra persona, la voluntad de escuchar, y la predisposición para aprender de ellos.
Es en el océano del diálogo que una persona se vuelve realmente humana. El diálogo es un desafío épico donde se requiere en primer lugar que te cambies a ti mismo, antes de cambiar a los demás.
Las dos ruedas que hacen avanzar el diálogo son la creencia de que todos poseemos una divinidad inherente, y un espíritu de incansable determinación por aprovechar y sacar a la luz dicha divinidad.
Abrir un proceso de diálogo es el primer paso para despejar las nubes oscuras de la suspicacia, que son la semilla de la guerra y el conflicto. En aras de la paz global, es vital evitar el aislamiento de cualquier nación o persona.
El verdadero coraje no se encuentra en forzar, se encuentra en el esfuerzo de comprometerse con el diálogo. Ahí es cuando la humanidad realmente triunfa.
El diálogo comienza por reconocer claramente la posición y los intereses de las partes involucradas y entonces identificar cuidadosamente los obstáculos al progreso, trabajando pacientemente por remover y resolver cada uno de ellos. El diálogo es el compromiso constructivo definitivo del espíritu humano.
El diálogo genuino es un ejercicio espiritual incesante y profundo, orientado a alcanzar una transformación humana fundamental tanto en nosotros como en los otros. El diálogo nos desafía a confrontar y transformar nuestros impulsos destructivos inherentes a la vida humana. Creo sinceramente que la energía generada por este esfuerzo valeroso puede romper las cadenas de la resignación y la apatía que atan al corazón humano, desatando una confianza renovada y una visión para el futuro.
Las palabras dichas desde el corazón tienen el poder de cambiar la vida de una persona. Más aún, pueden derretir los congelados muros de la desconfianza que separan a las personas y a las naciones.
El verdadero valor del diálogo no se encuentra solamente en los resultados que produce, sino también en el proceso de diálogo en si mismo, en el cual dos espíritus humanos se comprometen el uno con el otro a elevarse a un plano superior.
Las personas y las sociedades que están abiertas al diálogo no se estancan, sino que crecen y se desarrollan.
El coraje de encontrarse y hablar con las personas es absolutamente crucial. Elegir el diálogo es en si mismo un triunfo para la paz y para la humanidad.
miércoles, 25 de julio de 2012
ACTITUD, por Daisaku Ikeda
Frases de Daisaku Ikeda publicadas en
http://www.ikedaquotes.org/attitude
Así como las flores de cerezas, ciruelas, duraznos y damascos poseen todas ellas sus cualidades únicas, cada persona también es única. No podemos convertirnos en alguien más. Lo importante es vivir fieles a nosotros mismos y hacer que la gran flor de nuestras vidas florezca.
Envidiar la belleza de otros disminuirá la tuya propia. Pero cuando alabas la belleza en otros, tu propia belleza se hace más profunda.
La paciencia es, en si misma, un gran desafío, y a menudo es la clave para superar un aparente punto muerto.
Cualquiera que toma una resolución descubre con el tiempo que la fuerza de su determinación disminuye con el tiempo. Lo importante no es que no titubees en tu determinación, sino que no te des por vencido ante la vacilación y no tires la toalla.
A veces nos quejamos sin pensarlo demasiado, pero lo aterrador de quejarnos es que cada vez que lo hacemos, una nube desciende sobre nuestros corazones, y nuestra esperanza, aprecio y alegría se desvanecen gradualmente.
“Escava bajo tus pies, ahí encontrarás un manantial”. El lugar en el que te encuentres en este momento es crucial. Nunca trates de evitar lo que tienes que hacer.
Si siempre tienes una perspectiva superficial, y prestas atención solo a trivialidades, seguramente te enredarás en todo tipo de preocupaciones e inquietudes insignificantes, y no serás capaz de avanzar. Incluso los obstáculos relativamente menores te parecerán insuperables. Pero si miras la vida desde un punto de vista amplio, naturalmente encontrarás la forma de resolver cualquier problema que enfrentes.
Tenemos tanto una fuerza inherente como una debilidad inherente; ambas son completamente diferentes. Si le damos lugar a nuestra debilidad para que nos domine, seguramente seremos derrotados.
Un poeta escribió: “Para el débil, la dificultad es una puerta cerrada. Para el fuerte, en todo caso, es una puerta esperando a ser abierta”. Las dificultades impiden el progreso de aquellos que son débiles. Para los fuertes, sin embargo, estas son oportunidades para abrir las puertas a un futuro brillante. Todo es determinado por nuestra actitud, por nuestra resolución.
En última instancia, nuestra batalla es contra nosotros mismos. Ya sea en nuestras actividades en la sociedad, o en los acontecimientos históricos, políticos o económicos, todo se reduce esencialmente a una lucha entre fuerzas positivas y negativas.
El optimismo real no debe ser confundido con una perspectiva despreocupada de la vida, una en la que perdemos la responsabilidad sobre nuestras vidas. La persona que no se deja vencer por el infortunio, la pobreza, el insulto y la difamación; la persona que puede recuperarse de la adversidad y decir: “Eso no fue nada!”; la persona que sigue su marcha hacia la esperanza a través de la pura fuerza de voluntad: ese es el verdadero optimista.
La confianza es difícil de conseguir y fácil de perder. La confianza construida a lo largo de una década puede destruida en un momento por una observación o un acto desafortunados. Una persona que no es apartada del camino elegido, incluso durante los tiempos más difíciles, en última instancia el o ella se encontrará que cuenta con la confianza de todos.
Mientras seamos humanos, estamos condenados a cometer errores. En todo caso, lo que distingue a una persona enfocada en el futuro de una intransigente, una persona virtuosa de una deshonesta, es si tiene la capacidad de admitir sus propios errores con franqueza y tomar medidas enérgicas para enmendarlos.
Es absurdo obsesionarse con los errores del pasado. Y es absurdo quedar satisfecho con los pequeños logros. El presente y el futuro son los que importan, no el pasado. Los que descuidan este espíritu de continua lucha comenzarán a desviarse en una dirección desastrosa.
Es propio de la naturaleza humana desear ser reconocidos y querer vernos mejor de lo que somos. Cuando ese deseo toma el control de nuestra persona, es fácil perder la visión de quienes somos y cual es nuestro propósito real. La corrupción espiritual surge de esta forma. Lo mejor es ser fieles a nuestro corazón.
La vida se vive mejor siendo audaces y osados. La gente tiende a crecer temerosas cuando prueban el fracaso, cuando se enfrentan a desafíos de enormes proporciones o cuando caen enfermos. No obstante, ese es precisamente el momento de volverse aún más audaz. Aquellos que son vencedores en el corazón son los más grandes de todos los campeones.
No tiene sentido culpar a los demás o al entorno por tus miserias. El cambio comienza a partir del momento en que reúnes el coraje para actuar. Cuando tú cambias, el entorno cambia. El poder para cambiar el mundo no se encuentra en ningún otro lugar que no sea en el interior de nuestras propias vidas.
Cuando tu determinación cambia, todo se mueve en la dirección que tú deseas. En el momento en que te resuelves a ser victorioso, cada nervio y fibra de tu ser inmediatamente se orienta a si misma en función de alcanzar tu éxito. Por otro lado, si piensas: “esto nunca va a funcionar”, en ese instante cada célula de tu ser se desinfla y renuncia a la batalla.
Si fallaste ayer, esfuérzate por triunfar hoy. Si fuiste vencido hoy, esfuérzate por vencer mañana.
Es natural para los seres humanos mirar hacia adelante. Nuestros ojos naturalmente miran hacia adelante. En este sentido, estamos hechos para avanzar hacia una meta.
Cada vez que te caes, solo vuelve a ponerte de pie. Si puedes levantarte a ti mismo, entonces también puedes avanzar.
La desdicha de los demás es nuestra propia desdicha. Nuestra felicidad es la felicidad de los otros. Vernos a nosotros mismos en los demás y sentir un sentido interno de unidad con los otros representa una revolución fundamental en la forma en que vivimos nuestras vidas. Por lo tanto, discriminar a otras personas es lo mismo que discriminarnos a nosotros mismos
Todo comienza cuando nos resolvemos a dar el primer paso. Con esta acción, la sabiduría surge y el cambio comienza. Sin acción, nada cambia.
Muchos de los conflictos de la vida tienen su origen y causa en la envidia. La envidia arruina y destruye el corazón de las personas.
A menos que miremos las cosas con el corazón, no podremos ver nada. Si vemos al mundo con amor por la vida, el mundo nos revelará su belleza.
No avanzar es retroceder.
Aquellos que enfrentan la adversidad con esperanza y con la voluntad de hacer su mejor intento, no consideran que el proceso sea doloroso. Las personas que se esfuerzan al máximo y abordan cada problema a medida que surgen, no experimentan realmente las dificultades como tales; en su lugar ven todo como un alegre desafío.
¡Florece hoy de la forma apropiada para la persona única que eres!
En última instancia, no son las dificultades las que no derrotan, sino nuestra propia debilidad.
Si quieres entender las causas establecidas en el pasado, observa los resultados que se manifiestan en el presente. Y si quieres saber que resultados se manifestarán en el futuro, mira las causas que existen en el presente. La realidad de tu futuro se forja por las acciones actuales, por tu comportamiento en este momento.
Las mentiras son realmente aterradoras, porque no solo engañas a otras personas, sino que también destruye tu propia humanidad.
El lugar en el que estás ahora es crucial. Nunca eludas lo que debes enfrentar. Desafía tus circunstancias y persevera constantemente. El camino hacia la victoria se abre en el lugar en donde estás parado.
Si bien es importante ganar, aún más importante es no ser derrotado, no importa lo que pase.
http://www.ikedaquotes.org/attitude
Así como las flores de cerezas, ciruelas, duraznos y damascos poseen todas ellas sus cualidades únicas, cada persona también es única. No podemos convertirnos en alguien más. Lo importante es vivir fieles a nosotros mismos y hacer que la gran flor de nuestras vidas florezca.
Envidiar la belleza de otros disminuirá la tuya propia. Pero cuando alabas la belleza en otros, tu propia belleza se hace más profunda.
La paciencia es, en si misma, un gran desafío, y a menudo es la clave para superar un aparente punto muerto.
Cualquiera que toma una resolución descubre con el tiempo que la fuerza de su determinación disminuye con el tiempo. Lo importante no es que no titubees en tu determinación, sino que no te des por vencido ante la vacilación y no tires la toalla.
A veces nos quejamos sin pensarlo demasiado, pero lo aterrador de quejarnos es que cada vez que lo hacemos, una nube desciende sobre nuestros corazones, y nuestra esperanza, aprecio y alegría se desvanecen gradualmente.
“Escava bajo tus pies, ahí encontrarás un manantial”. El lugar en el que te encuentres en este momento es crucial. Nunca trates de evitar lo que tienes que hacer.
Si siempre tienes una perspectiva superficial, y prestas atención solo a trivialidades, seguramente te enredarás en todo tipo de preocupaciones e inquietudes insignificantes, y no serás capaz de avanzar. Incluso los obstáculos relativamente menores te parecerán insuperables. Pero si miras la vida desde un punto de vista amplio, naturalmente encontrarás la forma de resolver cualquier problema que enfrentes.
Tenemos tanto una fuerza inherente como una debilidad inherente; ambas son completamente diferentes. Si le damos lugar a nuestra debilidad para que nos domine, seguramente seremos derrotados.
Un poeta escribió: “Para el débil, la dificultad es una puerta cerrada. Para el fuerte, en todo caso, es una puerta esperando a ser abierta”. Las dificultades impiden el progreso de aquellos que son débiles. Para los fuertes, sin embargo, estas son oportunidades para abrir las puertas a un futuro brillante. Todo es determinado por nuestra actitud, por nuestra resolución.
En última instancia, nuestra batalla es contra nosotros mismos. Ya sea en nuestras actividades en la sociedad, o en los acontecimientos históricos, políticos o económicos, todo se reduce esencialmente a una lucha entre fuerzas positivas y negativas.
El optimismo real no debe ser confundido con una perspectiva despreocupada de la vida, una en la que perdemos la responsabilidad sobre nuestras vidas. La persona que no se deja vencer por el infortunio, la pobreza, el insulto y la difamación; la persona que puede recuperarse de la adversidad y decir: “Eso no fue nada!”; la persona que sigue su marcha hacia la esperanza a través de la pura fuerza de voluntad: ese es el verdadero optimista.
La confianza es difícil de conseguir y fácil de perder. La confianza construida a lo largo de una década puede destruida en un momento por una observación o un acto desafortunados. Una persona que no es apartada del camino elegido, incluso durante los tiempos más difíciles, en última instancia el o ella se encontrará que cuenta con la confianza de todos.
Mientras seamos humanos, estamos condenados a cometer errores. En todo caso, lo que distingue a una persona enfocada en el futuro de una intransigente, una persona virtuosa de una deshonesta, es si tiene la capacidad de admitir sus propios errores con franqueza y tomar medidas enérgicas para enmendarlos.
Es absurdo obsesionarse con los errores del pasado. Y es absurdo quedar satisfecho con los pequeños logros. El presente y el futuro son los que importan, no el pasado. Los que descuidan este espíritu de continua lucha comenzarán a desviarse en una dirección desastrosa.
Es propio de la naturaleza humana desear ser reconocidos y querer vernos mejor de lo que somos. Cuando ese deseo toma el control de nuestra persona, es fácil perder la visión de quienes somos y cual es nuestro propósito real. La corrupción espiritual surge de esta forma. Lo mejor es ser fieles a nuestro corazón.
La vida se vive mejor siendo audaces y osados. La gente tiende a crecer temerosas cuando prueban el fracaso, cuando se enfrentan a desafíos de enormes proporciones o cuando caen enfermos. No obstante, ese es precisamente el momento de volverse aún más audaz. Aquellos que son vencedores en el corazón son los más grandes de todos los campeones.
No tiene sentido culpar a los demás o al entorno por tus miserias. El cambio comienza a partir del momento en que reúnes el coraje para actuar. Cuando tú cambias, el entorno cambia. El poder para cambiar el mundo no se encuentra en ningún otro lugar que no sea en el interior de nuestras propias vidas.
Cuando tu determinación cambia, todo se mueve en la dirección que tú deseas. En el momento en que te resuelves a ser victorioso, cada nervio y fibra de tu ser inmediatamente se orienta a si misma en función de alcanzar tu éxito. Por otro lado, si piensas: “esto nunca va a funcionar”, en ese instante cada célula de tu ser se desinfla y renuncia a la batalla.
Si fallaste ayer, esfuérzate por triunfar hoy. Si fuiste vencido hoy, esfuérzate por vencer mañana.
Es natural para los seres humanos mirar hacia adelante. Nuestros ojos naturalmente miran hacia adelante. En este sentido, estamos hechos para avanzar hacia una meta.
Cada vez que te caes, solo vuelve a ponerte de pie. Si puedes levantarte a ti mismo, entonces también puedes avanzar.
La desdicha de los demás es nuestra propia desdicha. Nuestra felicidad es la felicidad de los otros. Vernos a nosotros mismos en los demás y sentir un sentido interno de unidad con los otros representa una revolución fundamental en la forma en que vivimos nuestras vidas. Por lo tanto, discriminar a otras personas es lo mismo que discriminarnos a nosotros mismos
Todo comienza cuando nos resolvemos a dar el primer paso. Con esta acción, la sabiduría surge y el cambio comienza. Sin acción, nada cambia.
Muchos de los conflictos de la vida tienen su origen y causa en la envidia. La envidia arruina y destruye el corazón de las personas.
A menos que miremos las cosas con el corazón, no podremos ver nada. Si vemos al mundo con amor por la vida, el mundo nos revelará su belleza.
No avanzar es retroceder.
Aquellos que enfrentan la adversidad con esperanza y con la voluntad de hacer su mejor intento, no consideran que el proceso sea doloroso. Las personas que se esfuerzan al máximo y abordan cada problema a medida que surgen, no experimentan realmente las dificultades como tales; en su lugar ven todo como un alegre desafío.
¡Florece hoy de la forma apropiada para la persona única que eres!
En última instancia, no son las dificultades las que no derrotan, sino nuestra propia debilidad.
Si quieres entender las causas establecidas en el pasado, observa los resultados que se manifiestan en el presente. Y si quieres saber que resultados se manifestarán en el futuro, mira las causas que existen en el presente. La realidad de tu futuro se forja por las acciones actuales, por tu comportamiento en este momento.
Las mentiras son realmente aterradoras, porque no solo engañas a otras personas, sino que también destruye tu propia humanidad.
El lugar en el que estás ahora es crucial. Nunca eludas lo que debes enfrentar. Desafía tus circunstancias y persevera constantemente. El camino hacia la victoria se abre en el lugar en donde estás parado.
Si bien es importante ganar, aún más importante es no ser derrotado, no importa lo que pase.
La Lámpara de la Mujer Pobre, por Daisaku Ikeda
Escrito sobre Budismo de Daisaku Ikeda, publicado en
http://www.sgi.org/sgi-president/writings-by-sgi-president-ikeda/the-poor-womans-lamp.html
Esta es una parábola, por supuesto, pero pienso que puede considerarse que filosóficamente contiene un gran significado. Lo que “La Lámpara de la Mujer Pobre” nos enseña, más que nada, es el valor de la sinceridad. Es verdad que las personas preocupadas por los asuntos mundanos no podrían haber apreciado la dedicación que ella expresa en la ofrenda de esa pequeña cantidad de aceite.
Pero Shakyamuni era en definitiva un hombre con una profunda mirada interior. No puedes romper las lazos de sinceridad que une a los seres humanos entre si en lo más profundo de sus vidas, invulnerables a través del aire y el agua. Aun cuando las demás cosas mengüen y colapsen en el torbellino de las implacables dificultades de la vida, la sinceridad solo se volverá aún más brillante. No puedo evitar pensar que, a la luz de la lámpara que esta anciana ofrendaba, Shakyamuni vio la luz de la vida que nunca se extingue.
No es el valor material de una ofrenda, sino el espíritu detrás de esta lo que cuenta. La solitaria lámpara de la pobre mujer significaba mucho más que los cinco mil barriles de aceite que Ajatashatru, el gobernante de ese país, había donado al Buda. La pequeña lámpara contenía la sinceridad que una mujer desconocida sentía en todo su ser. Una mente que concede importancia aún a las más mínimas cuestiones, y que ama y atesora aun las cosas aparentemente más insignificantes, puede conmover profundamente incluso a través de un pequeño acto.
http://www.sgi.org/sgi-president/writings-by-sgi-president-ikeda/the-poor-womans-lamp.html
En una carta escrita por Nichiren hace 700, en agradecimiento de la ofrenda sincera hecha por una devota mujer llamada Onichi-nyo, hay un pasaje en el que se lee: “Una pobre mujer cortó su cabello y lo vendió para comprar aceite para el Buda, y ni siquiera los vientos que descienden del Monte Sumeru pudieron extinguir la llama de la lámpara alimentada con ese aceite” (“Respuesta a Onichi-nyo”, Escritos de Nichiren Daishonin, p. 1089). Esta historia deriva de una escritura Budista y es comúnmente conocida como “La Lámpara de la Mujer Pobre”:
En los días del Buda Shakyamuni existía un estado llamado Magadha en la antigua India. La bien conocida ciudad de Rajagriha era la capital donde el rey y su corte residían. Una anciana mujer vivía cerca de allí. Era una persona de profunda fe, ella siempre había ansiado ofrendar al Buda algo valioso, pero, sola y pobre como estaba, ella no podía satisfacer su deseo.
Un día en la calle, la anciana se encontró con una larga procesión de carretas que transportaban una gran cantidad de aceite de linaza. Luego de preguntar, ella se enteró de que el aceite era una donación del rey Ajatashatru, que le estaba enviando al Buda. Profundamente conmovida, la anciana también deseaba hacer una ofrenda, pero no tenía dinero alguno. Decidió entonces cortarse el cabello y venderlo (algunos dicen que ella había ahorrado algo de las limosnas que había recibido). Con ese dinero ella compró una pequeña cantidad de aceite de linaza y fue a ofrendárselo al Buda. Ella pensó: “Con tan poco aceite una lámpara solo brillara la mitad de la noche. De todos modos, si el Buda reconoce mi fe y siente compasión por mí, entonces la lámpara brillara durante toda la noche”.
Su deseo fue cumplido y la lámpara continuó encendida durante toda la noche, mientras que las otras lámparas fueron apagadas por lo fuertes vientos que soplaban desde el Monte Sumeru. Cuando llegó el día, la gente trató de apagarla, pero, por el contrario, su lámpara continuó iluminando aún más, tan brillante como para iluminar el mundo entero.
Entonces el Buda Shakyamuni reprendió a sus discípulos que estaban haciendo todo lo posible para extinguir la brillante luz: “Deténganse! Esta anciana ha hecho ofrendas a dieciocho millones de Budas en sus existencias pasadas, y recibió la profecía de un Buda en su vida anterior de que ella alcanzaría la Budeidad”. El Buda Shakyamuni proclamó entonces que en el futuro ella ciertamente se convertiría en un Buda llamado Lámpara de Luz Sumeru.
No es necesario decir que, después de haber oído esto, la anciana se sintió llena de alegría. Pero por el contrario, Ajatashatru, a pesar de que él había donado diez mil veces más aceite que la anciana, no podía recibir una profecía de iluminación, porque tenía una abrumadora sensación de arrogancia en su interior.
En los días del Buda Shakyamuni existía un estado llamado Magadha en la antigua India. La bien conocida ciudad de Rajagriha era la capital donde el rey y su corte residían. Una anciana mujer vivía cerca de allí. Era una persona de profunda fe, ella siempre había ansiado ofrendar al Buda algo valioso, pero, sola y pobre como estaba, ella no podía satisfacer su deseo.
Un día en la calle, la anciana se encontró con una larga procesión de carretas que transportaban una gran cantidad de aceite de linaza. Luego de preguntar, ella se enteró de que el aceite era una donación del rey Ajatashatru, que le estaba enviando al Buda. Profundamente conmovida, la anciana también deseaba hacer una ofrenda, pero no tenía dinero alguno. Decidió entonces cortarse el cabello y venderlo (algunos dicen que ella había ahorrado algo de las limosnas que había recibido). Con ese dinero ella compró una pequeña cantidad de aceite de linaza y fue a ofrendárselo al Buda. Ella pensó: “Con tan poco aceite una lámpara solo brillara la mitad de la noche. De todos modos, si el Buda reconoce mi fe y siente compasión por mí, entonces la lámpara brillara durante toda la noche”.
Su deseo fue cumplido y la lámpara continuó encendida durante toda la noche, mientras que las otras lámparas fueron apagadas por lo fuertes vientos que soplaban desde el Monte Sumeru. Cuando llegó el día, la gente trató de apagarla, pero, por el contrario, su lámpara continuó iluminando aún más, tan brillante como para iluminar el mundo entero.
Entonces el Buda Shakyamuni reprendió a sus discípulos que estaban haciendo todo lo posible para extinguir la brillante luz: “Deténganse! Esta anciana ha hecho ofrendas a dieciocho millones de Budas en sus existencias pasadas, y recibió la profecía de un Buda en su vida anterior de que ella alcanzaría la Budeidad”. El Buda Shakyamuni proclamó entonces que en el futuro ella ciertamente se convertiría en un Buda llamado Lámpara de Luz Sumeru.
No es necesario decir que, después de haber oído esto, la anciana se sintió llena de alegría. Pero por el contrario, Ajatashatru, a pesar de que él había donado diez mil veces más aceite que la anciana, no podía recibir una profecía de iluminación, porque tenía una abrumadora sensación de arrogancia en su interior.
Pero Shakyamuni era en definitiva un hombre con una profunda mirada interior. No puedes romper las lazos de sinceridad que une a los seres humanos entre si en lo más profundo de sus vidas, invulnerables a través del aire y el agua. Aun cuando las demás cosas mengüen y colapsen en el torbellino de las implacables dificultades de la vida, la sinceridad solo se volverá aún más brillante. No puedo evitar pensar que, a la luz de la lámpara que esta anciana ofrendaba, Shakyamuni vio la luz de la vida que nunca se extingue.
No es el valor material de una ofrenda, sino el espíritu detrás de esta lo que cuenta. La solitaria lámpara de la pobre mujer significaba mucho más que los cinco mil barriles de aceite que Ajatashatru, el gobernante de ese país, había donado al Buda. La pequeña lámpara contenía la sinceridad que una mujer desconocida sentía en todo su ser. Una mente que concede importancia aún a las más mínimas cuestiones, y que ama y atesora aun las cosas aparentemente más insignificantes, puede conmover profundamente incluso a través de un pequeño acto.
martes, 24 de julio de 2012
CAUSA Y EFECTO, por Daisaku Ikeda
Frases de Daisaku Ikeda publicadas en
http://www.ikedaquotes.org/cause-effect
Un Sutra Budista establece: “Si quieres entender las causas que existieron en el pasado, observa los resultados que se manifiestan en el presente. Si quieres entender los resultados que se manifestarán en el futuro, observa las causas que existen en el presente”.
En la medida en que amemos a los demás, seremos amados. En la medida en que trabajemos por la felicidad de los demás, disfrutaremos de la protección y el apoyo. Esta es la ley de causa y efecto.
El Budismo sostiene que todo está en un continuo estado de cambio. Por lo tanto, la cuestión es si aceptamos el cambio pasivamente y somos arrastrados por él, o si tomamos el liderazgo y creamos cambios positivos por nuestra propia iniciativa.
Cada familia tiene su propio juego de circunstancias y problemas que solo sus miembros pueden entender completamente. Sin embargo, una cosa que puedo decir es que, no importa qué clase de personas sean tus padres, ellos son tus padres. Si no hubieras tenido estos padres, no estarías vivo. Es importante entender el profundo significado de este punto.
Los efectos actuales se deben a las causas kármicas del pasado. Sin embargo, los efectos futuros surgirán de las causas que hagamos en el presente. Siempre es el presente lo que cuenta. Es lo que hacemos en el momento presente lo que decide nuestro futuro; por lo tanto, nuestras causas pasadas no son las que gobiernan nuestro futuro. El Budismo Nichiren enfatiza que no importa que clase de causas karmáticas hayamos hecho en el pasado, a través de las causas que nosotros construyamos en el presente podremos lograr un futuro brillante.
La virtud discreta trae recompensas notables. Desde la perspectiva del Budismo, nunca dejamos de recibir el efecto de nuestras acciones, sean buenas o malas; por lo tanto, no tiene sentido ser falsos o pretender ser algo que no somos.
El Budismo explica el karma con el fin de revelar como transformarlo. Dicho de otra manera, sostener la doctrina del karma sobre la gente sin esclarecer plenamente los medios para transformarlo, es interpretar erróneamente el Budismo. Tales enseñanzas solo hacen que las personas queden atadas a las cadenas de la suerte.
En última instancia, somos responsables de nuestro propio destino. Puede parecernos que nuestra suerte está predeterminada, ya sea por nuestros genes o por nuestro entorno. Lo que realmente importa, sin embargo, es cómo podemos mejorar de ahora en más, cómo podemos transformar nuestras circunstancias actuales. Esta enorme fuerza transformadora es sobre lo que trata el Budismo por completo. En esta lucha se encuentra la fuente inagotable de juventud y vitalidad.
No hay necesidad de que nos atemos al pasado o a como han sido las cosas hasta ahora. Lo importante es que semillas estamos sembrando ahora para nuestro futuro.
El Budismo hace hincapié en la importancia del presente y del futuro. No tiene mucho sentido vivir en el pasado. Mucho más constructivo es mirar al futuro y avanzar. Lo que es vital es que alcancemos un futuro brillante y glorioso a través de nuestros esfuerzos y perseverancia de hoy.
“¿Qué clase de causas estoy construyendo en este momento?”. “¿Qué acciones estoy tomando?”. Las respuestas a estas preguntas son las que determinarán nuestro futuro.
¿Cuál es el propósito de nuestras vidas? ¿ Que pasará con nuestras vidas cuando muramos?... No importa cuanto poder y autoridad uno pueda esgrimir en este momento, estos carecen de sentido al enfrentar a la muerte. Al final, lo único importante es cómo uno ha vivido su propia vida. Solo nosotros deberemos afrontar las consecuencias de nuestras acciones y decisiones. Cuando uno entiende cómo actua la estricta ley de causa y efecto en nuestra vida, inevitablemente uno se apronta a corregir su propia manera de vivir.
http://www.ikedaquotes.org/cause-effect
Un Sutra Budista establece: “Si quieres entender las causas que existieron en el pasado, observa los resultados que se manifiestan en el presente. Si quieres entender los resultados que se manifestarán en el futuro, observa las causas que existen en el presente”.
En la medida en que amemos a los demás, seremos amados. En la medida en que trabajemos por la felicidad de los demás, disfrutaremos de la protección y el apoyo. Esta es la ley de causa y efecto.
El Budismo sostiene que todo está en un continuo estado de cambio. Por lo tanto, la cuestión es si aceptamos el cambio pasivamente y somos arrastrados por él, o si tomamos el liderazgo y creamos cambios positivos por nuestra propia iniciativa.
Cada familia tiene su propio juego de circunstancias y problemas que solo sus miembros pueden entender completamente. Sin embargo, una cosa que puedo decir es que, no importa qué clase de personas sean tus padres, ellos son tus padres. Si no hubieras tenido estos padres, no estarías vivo. Es importante entender el profundo significado de este punto.
Los efectos actuales se deben a las causas kármicas del pasado. Sin embargo, los efectos futuros surgirán de las causas que hagamos en el presente. Siempre es el presente lo que cuenta. Es lo que hacemos en el momento presente lo que decide nuestro futuro; por lo tanto, nuestras causas pasadas no son las que gobiernan nuestro futuro. El Budismo Nichiren enfatiza que no importa que clase de causas karmáticas hayamos hecho en el pasado, a través de las causas que nosotros construyamos en el presente podremos lograr un futuro brillante.
La virtud discreta trae recompensas notables. Desde la perspectiva del Budismo, nunca dejamos de recibir el efecto de nuestras acciones, sean buenas o malas; por lo tanto, no tiene sentido ser falsos o pretender ser algo que no somos.
El Budismo explica el karma con el fin de revelar como transformarlo. Dicho de otra manera, sostener la doctrina del karma sobre la gente sin esclarecer plenamente los medios para transformarlo, es interpretar erróneamente el Budismo. Tales enseñanzas solo hacen que las personas queden atadas a las cadenas de la suerte.
En última instancia, somos responsables de nuestro propio destino. Puede parecernos que nuestra suerte está predeterminada, ya sea por nuestros genes o por nuestro entorno. Lo que realmente importa, sin embargo, es cómo podemos mejorar de ahora en más, cómo podemos transformar nuestras circunstancias actuales. Esta enorme fuerza transformadora es sobre lo que trata el Budismo por completo. En esta lucha se encuentra la fuente inagotable de juventud y vitalidad.
No hay necesidad de que nos atemos al pasado o a como han sido las cosas hasta ahora. Lo importante es que semillas estamos sembrando ahora para nuestro futuro.
El Budismo hace hincapié en la importancia del presente y del futuro. No tiene mucho sentido vivir en el pasado. Mucho más constructivo es mirar al futuro y avanzar. Lo que es vital es que alcancemos un futuro brillante y glorioso a través de nuestros esfuerzos y perseverancia de hoy.
“¿Qué clase de causas estoy construyendo en este momento?”. “¿Qué acciones estoy tomando?”. Las respuestas a estas preguntas son las que determinarán nuestro futuro.
¿Cuál es el propósito de nuestras vidas? ¿ Que pasará con nuestras vidas cuando muramos?... No importa cuanto poder y autoridad uno pueda esgrimir en este momento, estos carecen de sentido al enfrentar a la muerte. Al final, lo único importante es cómo uno ha vivido su propia vida. Solo nosotros deberemos afrontar las consecuencias de nuestras acciones y decisiones. Cuando uno entiende cómo actua la estricta ley de causa y efecto en nuestra vida, inevitablemente uno se apronta a corregir su propia manera de vivir.
DIFICULTADES, por Daisaku Ikeda
Frases de Daisaku Ikeda publicadas en
http://www.ikedaquotes.org/difficulties
En lugar de desanimarte, considera que el encontrarte con una pared es la prueba del progreso que has hecho hasta ahora.
El sufrimiento solo empeora cuando tratamos de escapar de él en lugar de enfrentarlo.
Habrá momentos en la vida en que no podrás tener éxito. O tiempos en los que parecerá que las dificultades están a punto de aplastarte. Esos tiempos son inevitables, pero aun así no debemos permitir que nuestro espíritu se rompa por ellos.
En definitiva, la economía es dirigida por las personas. No importa cuán grave sea la situación, mientras la gente se mantenga firme, el cambio, la recuperación y el progreso pueden ser posibles.
La realidad es dura. Puede ser cruel y desagradable. Aun así, no importa cuanto nos aflijamos por nuestro entorno y nuestras circunstancias, nada cambiará. Lo importante es no dejarse derrotar y seguir adelante con coraje. Si hacemos esto, el camino se abrirá ante nosotros.
La verdadera naturaleza de una persona se revela en los tiempo de mayor adversidad.
Cualquiera puede golpearse contra una pared. La angustia que sientes entonces es la prueba de cuánto uno quiere avanzar más allá. Pero todo es en vano si fallas en ese momento. La acción: esa es la clave para atravesar un callejón sin salida.
El mundo del Infierno es un estado en que la vida es dolorosa en sí mismo; dónde todo lo que ves te hace sentir miserable. Esas personas necesitan a alguien (quien quiera que sea), que esté de su lado. Necesitan a alguien que esté ahí para ellos, para escucharlo y brindarle aunque más no sea algunas palabras de aliento. Eso es todo lo que podemos hacer para que vuelva a brillar la llama de vida en el corazón de alguien que sufre profundamente. El hecho de saber que alguien se preocupa hace que el corazón se expanda.
¿Por qué el pisoteo constante no termina derrotando al Diente de León? La clave de su fuerza es su raíz larga y fuerte, que se extiende profundamente en la tierra. El mismo principio se aplica a las personas. Los verdaderos vencedores en la vida que aquellos que, sufriendo constantes desafíos y fracasos, han extendido las raíces de su ser a tal profundidad que nada puede hacerlas tambalear.
La vida sin dificultades puede parecer más atractiva, pero es una cosa superficial, mediocre.
Hay un dicho que dice que la tierra sobre la que caemos es el mismo suelo sobre el que nos apoyamos para volver a ponernos de pie. Hay otro dicho que sostiene que la cebada crece mejor luego de haber sido pisoteada. Depende de nosotros decidirnos a vivir una vida libre de la duda y la desesperación, a pesar del fracaso. De hecho, es en los momentos de mayor humillación cuando debemos mostrar nuestro mayor aplomo y gracia.
En realidad, todo el mundo lucha contra la ansiedad. La semilla de la felicidad sólo florece cuando uno se mantiene fuerte y nunca se rinde.
Cuando enfrentamos la adversidad, podemos pensar que hemos alcanzado nuestro límite. Pero en realidad cuando enfrentamos nuestras circunstancias, estamos más cerca de lograr un avance. Cuanto más oscura es la noche, más cerca está el amanecer. La victoria en la vida se decide por ese último estallido concentrado de energía lleno de la voluntad de ganar.
No importa qué dificultades enfrentes, si continúas avanzando y te niegas a darte por vencido, todas ellas con el tiempo se desvanecerán como un espejismo.
Si fallaste ayer, esfuérzate por ganar hoy. Si fuiste derrotado hoy, esfuérzate por ganar mañana.
Así como el ejercicio físico puede revelar capacidades latentes de nuestro cuerpo y el ejercicio intelectual desarrolla nuestra mente, nuestros corazones también pueden ser entrenados y fortalecidos. A través del proceso de superación de las aflicciones, por ejemplo, es posible que veamos más allá de nuestro propio sufrimiento y desarrollemos un sentido de uno mismo más sólido y amplio. Esta experiencia puede inspirarnos a cuidar a otros que sienten el mismo dolor.
Las personas no crecen cuando su entorno es demasiado cómodo, cuando no son desafiadas. La fuerza de carácter se forma en medio del sufrimiento y las dificultades.
El curso de nuestras vidas es determinado por cómo reaccionamos (qué decidimos y qué hacemos) en los más oscuros de los tiempos. La naturaleza de esa respuesta determina el verdadero valor y la verdadera grandeza de una persona.
Cuanto más profunda es la oscuridad, más cercano está el amanecer. No importa cuan profundo sea el sufrimiento en el que te veas envuelto, nunca olvides la chispa interior de esperanza y coraje. Nunca pierdas la capacidad de esperar con paciencia perdurable.
Es importante tener el coraje de preguntarte a ti mismo qué debieras estar haciendo ahora, en este momento.
La vida es una batalla constante contra el estancamiento. Mientras estemos vivos, mientras sigamos desafiándonos a nosotros mismo, inevitablemente tropezaremos con difíciles obstáculos que debemos superar. Si la vida fuera todo viento en popa, si nunca tuviéramos retrocesos, eso en si mismo sería una señal de estancamiento.
El dolor y la pena cultivan la vasta tierra de nuestro ser interior, haciendo crecer la bella flor del deseo de trabajar por la felicidad de los demás.
Nadie puede disfrutar mejor el bálsamo del verano que aquel que ha sufrido las penurias del invierno. Del mismo modo, son aquellos que han sufrido a los largo de las horas más oscuras de la vida los que son capaces de saborear realmente el brillante amanecer de la felicidad. La persona que ha transformado la peor de las suertes en la mejor de las fortunas, es el verdadero campeón de la vida.
Enfrenta los desafíos que la vida te presente. No puedes desarrollar un verdadero carácter y una capacidad genuina si esquivas la lucha y la adversidad.
Incluso los lugares que han sido envueltos en la oscuridad durante billones de años pueden ser iluminados. Incluso una piedra del fondo del río puede ser utilizada para producir fuego. Nuestros sufrimientos presentes, no importa cuan oscuros sean, ciertamente no pueden continuar por un billón de años, ni van a quedarse para siempre. El sol se levantará en definitiva. De hecho, su ascenso ya ha comenzado.
La derrota no radica en fallar o cometer errores, sino en rendirnos cuando lo hacemos.
http://www.ikedaquotes.org/difficulties
En lugar de desanimarte, considera que el encontrarte con una pared es la prueba del progreso que has hecho hasta ahora.
El sufrimiento solo empeora cuando tratamos de escapar de él en lugar de enfrentarlo.
Habrá momentos en la vida en que no podrás tener éxito. O tiempos en los que parecerá que las dificultades están a punto de aplastarte. Esos tiempos son inevitables, pero aun así no debemos permitir que nuestro espíritu se rompa por ellos.
En definitiva, la economía es dirigida por las personas. No importa cuán grave sea la situación, mientras la gente se mantenga firme, el cambio, la recuperación y el progreso pueden ser posibles.
La realidad es dura. Puede ser cruel y desagradable. Aun así, no importa cuanto nos aflijamos por nuestro entorno y nuestras circunstancias, nada cambiará. Lo importante es no dejarse derrotar y seguir adelante con coraje. Si hacemos esto, el camino se abrirá ante nosotros.
La verdadera naturaleza de una persona se revela en los tiempo de mayor adversidad.
Cualquiera puede golpearse contra una pared. La angustia que sientes entonces es la prueba de cuánto uno quiere avanzar más allá. Pero todo es en vano si fallas en ese momento. La acción: esa es la clave para atravesar un callejón sin salida.
El mundo del Infierno es un estado en que la vida es dolorosa en sí mismo; dónde todo lo que ves te hace sentir miserable. Esas personas necesitan a alguien (quien quiera que sea), que esté de su lado. Necesitan a alguien que esté ahí para ellos, para escucharlo y brindarle aunque más no sea algunas palabras de aliento. Eso es todo lo que podemos hacer para que vuelva a brillar la llama de vida en el corazón de alguien que sufre profundamente. El hecho de saber que alguien se preocupa hace que el corazón se expanda.
¿Por qué el pisoteo constante no termina derrotando al Diente de León? La clave de su fuerza es su raíz larga y fuerte, que se extiende profundamente en la tierra. El mismo principio se aplica a las personas. Los verdaderos vencedores en la vida que aquellos que, sufriendo constantes desafíos y fracasos, han extendido las raíces de su ser a tal profundidad que nada puede hacerlas tambalear.
La vida sin dificultades puede parecer más atractiva, pero es una cosa superficial, mediocre.
Hay un dicho que dice que la tierra sobre la que caemos es el mismo suelo sobre el que nos apoyamos para volver a ponernos de pie. Hay otro dicho que sostiene que la cebada crece mejor luego de haber sido pisoteada. Depende de nosotros decidirnos a vivir una vida libre de la duda y la desesperación, a pesar del fracaso. De hecho, es en los momentos de mayor humillación cuando debemos mostrar nuestro mayor aplomo y gracia.
En realidad, todo el mundo lucha contra la ansiedad. La semilla de la felicidad sólo florece cuando uno se mantiene fuerte y nunca se rinde.
Cuando enfrentamos la adversidad, podemos pensar que hemos alcanzado nuestro límite. Pero en realidad cuando enfrentamos nuestras circunstancias, estamos más cerca de lograr un avance. Cuanto más oscura es la noche, más cerca está el amanecer. La victoria en la vida se decide por ese último estallido concentrado de energía lleno de la voluntad de ganar.
No importa qué dificultades enfrentes, si continúas avanzando y te niegas a darte por vencido, todas ellas con el tiempo se desvanecerán como un espejismo.
Si fallaste ayer, esfuérzate por ganar hoy. Si fuiste derrotado hoy, esfuérzate por ganar mañana.
Así como el ejercicio físico puede revelar capacidades latentes de nuestro cuerpo y el ejercicio intelectual desarrolla nuestra mente, nuestros corazones también pueden ser entrenados y fortalecidos. A través del proceso de superación de las aflicciones, por ejemplo, es posible que veamos más allá de nuestro propio sufrimiento y desarrollemos un sentido de uno mismo más sólido y amplio. Esta experiencia puede inspirarnos a cuidar a otros que sienten el mismo dolor.
Las personas no crecen cuando su entorno es demasiado cómodo, cuando no son desafiadas. La fuerza de carácter se forma en medio del sufrimiento y las dificultades.
El curso de nuestras vidas es determinado por cómo reaccionamos (qué decidimos y qué hacemos) en los más oscuros de los tiempos. La naturaleza de esa respuesta determina el verdadero valor y la verdadera grandeza de una persona.
Cuanto más profunda es la oscuridad, más cercano está el amanecer. No importa cuan profundo sea el sufrimiento en el que te veas envuelto, nunca olvides la chispa interior de esperanza y coraje. Nunca pierdas la capacidad de esperar con paciencia perdurable.
Es importante tener el coraje de preguntarte a ti mismo qué debieras estar haciendo ahora, en este momento.
La vida es una batalla constante contra el estancamiento. Mientras estemos vivos, mientras sigamos desafiándonos a nosotros mismo, inevitablemente tropezaremos con difíciles obstáculos que debemos superar. Si la vida fuera todo viento en popa, si nunca tuviéramos retrocesos, eso en si mismo sería una señal de estancamiento.
El dolor y la pena cultivan la vasta tierra de nuestro ser interior, haciendo crecer la bella flor del deseo de trabajar por la felicidad de los demás.
Nadie puede disfrutar mejor el bálsamo del verano que aquel que ha sufrido las penurias del invierno. Del mismo modo, son aquellos que han sufrido a los largo de las horas más oscuras de la vida los que son capaces de saborear realmente el brillante amanecer de la felicidad. La persona que ha transformado la peor de las suertes en la mejor de las fortunas, es el verdadero campeón de la vida.
Enfrenta los desafíos que la vida te presente. No puedes desarrollar un verdadero carácter y una capacidad genuina si esquivas la lucha y la adversidad.
Incluso los lugares que han sido envueltos en la oscuridad durante billones de años pueden ser iluminados. Incluso una piedra del fondo del río puede ser utilizada para producir fuego. Nuestros sufrimientos presentes, no importa cuan oscuros sean, ciertamente no pueden continuar por un billón de años, ni van a quedarse para siempre. El sol se levantará en definitiva. De hecho, su ascenso ya ha comenzado.
La derrota no radica en fallar o cometer errores, sino en rendirnos cuando lo hacemos.
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